lunes, 14 de junio de 2010

aclaración tema 7 y 8

ACLARACIÓN SOBRE LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE 1931 Y SOBRE LAS CUALES COMETÉIS ALGUNOS ERRORES

Cuando Alfonso XIIIretira la confianza a Primo de Rivera, Primo dimite, siendo sustituido primero por Berenguer y después por Aznar. Para intentar aparentar legalidad y calmar las ansias de cambio de gran parte de la polbación, se deciden convocar unas elecciones municipales, fijadas para el 12 de abirl de 1931. El resultado de estas elecciones municipales dio la victoria a las fuerzas monárquicas, gracias a la manipulación de las elecciones. Pero en las grandes ciudades los republicanos consiguieron la victoria. La gente votó a partidos republicanos como una manera de castigar a la monarquía de Alfonso XIII.Tras este resultado Alfonso XIII se vio obligado a exiliarse, y por ello se proclama la II República.

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lunes, 7 de junio de 2010

AL ALUMNADO DE SEGUNDO BACHILLERATO DEL IES FUENTE LUCENA

DISCURSO FINAL SEGUNDO BACHILLERATO

Hoy tengo una mezcla extraña de sentimientos. Por un lado alegría porque habéis conseguido acabar vuestros estudios y habéis crecido como personas. Pero al mismo tiempo tengo una extraña sensación de tristeza por no volver a tener como alumnos. Llevo dándoles vueltas a esto desde hace un mes cuando coincidía con algunos de vosotros y con Miguel Ángel Donaire en una guardia de recreo.
Como os decía, estaba en la guardia y estuvimos todos hablando de vuestro futuro, los exámenes, del verano, la selectividad, mi peso, el color de piel de algunas… Cuando tocó el timbre y nos íbamos para clase me decía mi compañero que era un afortunado de tener a gente así como alumnos. Y creo que fue en ese momento cuando realmente me di cuenta del privilegio que ha supuesto para mí ser vuestro profesor de Historia.

ALUMNADO

Hace ahora tres años que llegué al Instituto Fuente Lucena. Durante ese tiempo he tenido la suerte de aprender cada día de vosotros. Os he visto llorar, reír, protestar, pensar… Son muchísimas las anécdotas que recuerdo ahora:
- Cuando me decíais quien era Espartero
- Cuando futuros premios nobeles de la literatura se ponían a leer
- Cuando otros se mataban por coger una picota
- Cuando me explicábais quiénes eran los moderados…
- Las risas de muchos cuando se me escapaba alguna que otra zeta
- He descubierto también que Aznar en realidad era una mujer y que su verdadero nombre es María José Aznar
- Que el secretario general del PSOE no era Felipe González y si Fidel Castro,
- O que en Chernóbil tuvo lugar una de las tragedias más grandes de la energía nuclear, con la escandalosa cifra de 200 muertos
- Recuerdo también el viaje a Madrid, con nuestro amigo Antonio Bonilla que nos impidió disfrutar de la noche madrileña
- La rapidez para colocarse en las fotos de otros,
- O los chistes buenísimos del profe de Historia…

Y también recuerdo vuestro continuo aprendizaje: vuestras caras cuando hablábamos de la de la Guerra Civil española o del franquismo, los debates sobre los toros, el velo, la política o el plan Bolonia. Cada día he aprendido algo sobre el valor que tiene la juventud. Por todo eso quiero daros las gracias y deciros que jamás me voy a olvidar de vosotros.

PADRES

A los padres os quiero felicitar por el trabajo, esfuerzo y constancia de vuestros hijos. Y más aún con la delicada situación de la educación en nuestro país con resultados educativos muy por debajo de otros países.
Por ello es muy importante que valoremos a los alumnos que tenemos hoy aquí, pues han conseguido salir adelante a pesar de las muchas trabas.
Pese a nefastos sistemas educativos, al elevado número de alumnos por clases, o los alumnos que se niegan sistemáticamente a trabajar y que entorpecen el desarrollo de las clases…
A pesar de políticos incompetentes, de medios de comunicación qué solo miran la audiencia, de la hipocresía de la sociedad..., a pesar de todo ello, hay muchos jóvenes, como los que tenemos hoy aquí, que sacan sus estudios hacia delante con disciplina, entusiasmo e ilusión.
Como dice un escritor al cual mis alumnos le tienen mucho aprecio, Pérez Reverte, “Siempre hay justos en Sodoma” y los alumnos que hoy tenemos aquí son un fiel ejemplo de a lo que me refiero al ser capaces de cumplir las metas del esfuerzo, la dedicación o la ilusión por aprender. Los padres sois una parte fundamental de que vuestros hayan llegado hoy hasta aquí.

COMPAÑEROS

Quiero aprovechar también este momento para despedirme de mis compañeros. Como ya sabréis el curso próximo ya no estaré aquí. Podréis encontrarme en Purchena, lugar que yo tampoco sé donde está, pues no aparece ni en la wikipedia que todo lo sabe, ¿verdad Alberto?.
Han sido tres años muy buenos y donde también recuerdo muchísimas anécdotas.
- Mis encuentros en el baño con Pedro
- Mis charlas filosóficas sobre la vida y otras cuestiones que no se pueden mencionar aquí con Pablo
- Poder escuchar la sabiduría de Garrocho
- Los pelos de Censi o el italiano fluido de Manolo Aragón
- La canción que me enseñó el dire sobre Albacete que todavía no me ha explicado
- Mis charlas sobre educación con Josefina,
- Mis intentos por engañar a D. Galán para que escriba un artículo
- La amabilidad de Susana, Rosario o Elena
- Ver a Alejandro resolver los partidos de baloncesto gracias a mis pases
- Los vídeos de Jesús Simón, que creo no ser el único en recordar
- Mis peleas casi diarias con Rosa y posteriores reconciliaciones,
- Mi aprendizaje sobre un mundo completamente desconocido para mi, Gijón
- Los bizcochos de Reme
- Como salir del instituto en caso de incendio gracias a R. Pabón
- Mis charlas sobre el Málaga con Andrés Plaza que decía que el Málaga bajaba
- Escuchar a José María hablar de grupos de música que nadie conoce, excepto Garrocho,
- Los tocamientos de oreja de Morente
- La paciencia de Alfredo para atender todas mis dudas
Y un larguísimo etcétera de buenos momentos. Pero sobre todo, a mis compañeros quiero darles las gracias por haberme permitido ilusionarme, crecer como persona… Quisiera decirles también que sigan creyendo en su trabajo a pesar de las muchas objeciones y trabas que nos encontramos. Y recordaros el valor que tiene nuestra profesión, la de intentar educar y fomentar el pensamiento crítico, que es el modo de hacer un mundo mejor.

FINAL
Para finalizar a mis alumnos quiero deciros que ahora se abrirán ante vosotros otra etapa diferente donde conoceréis nuevos amigos, maduraréis, lloraréis, reiréis, os enamoraréis, tropezaréis muchas veces… Para esa nueva etapa que viene me gustaría daros dos consejos:
El primero es que no olvidéis nunca que el mundo se puede cambiar. Os pido, como dice la canción de Ana Belén, que lo injusto, el futuro, la miseria, la guerra, la pobreza… no os sean indiferentes. Que intentéis ayudar siempre a los demás. Que luchéis por cambiar el mundo en el que vivimos ya que si hay una esperanza por cambiar el mundo actual, esa esperanza, esa utopía de un mundo mejor se llama juventud.
El segundo consejo es que intentéis ser felices por encima de todo, os levantéis ante las trabas que tendréis en el camino y que luchéis por lo que queréis.



Por último, este año he tenido unas circunstancias familiares bastante delicadas. El Instituto Fuente Lucena, con mis compañeros y alumnos, me ha ayudado cada día a mantener la ilusión y a seguir hacia delante. Jamás me olvidaré de lo que he recibido aquí, por todo ello gracias y hasta siempre.

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lunes, 24 de mayo de 2010

RECUPERACIÓN FINAL HISTORIA DE ESPAÑA

RECUPERACIÓN FINAL HISTORIA DE ESPAÑA
MIGUEL BONILLA 3.15
SAIDA MOUTAWAKIL 3.5
MAITE SANTOS 2.8
JUAN MANUEL TIRADO 5.1
JULIA ARAGÓN 4.1
NEREA GARCÍA 4.6
ALBERTO JURADO 4.5
BELÉN MARTÍN 4.4
MARÍA ZEA 4.5

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sábado, 22 de mayo de 2010

EXAMEN RECUPERACIÓN TERCERA EVALUACIÓN

EXAMEN RECUPERACIÓN TERCERA EVALUACIÓN
2 BACH A
JULIA ARAGÓN 4
ESPERANZA CORTÉS 7.2
NEREA GARCÍA 3.4
BEATRIZ GUILLÉN 6.6
ALBERTO JURADO 2.7
MARÍA MALDONADO 5.4
PATRICIA PÉREZ 5.4
MARTA RAMÍREZ 6.4
SANDRA RINCÓN 4.2
MÓNICA RUEDA 5.6
MARÍA RUEDA 3.5
JENNIFER SOLANO 4.2
MARÍA ZEA 3.85
2 BACH B
MARTA GRACIA GARCÍA 4.2
RAFA ORTEGA 6
MAITE SANTOS 4

EXAMEN RECUPERACIÓN FINAL LUNES DÍA 24 MAYO 2010
JULIA ARAGÓN
TERCERA EVALUACIÓN EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD OPCIÓN SIGLO XIX Y XX
NEREA GARCÍA TERCERA EVALUACIÓN EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD OPCIÓN SIGLO XIX Y XX
ALBERTO JURADO TERCERA EVALUACIÓN EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD OPCIÓN SIGLO XIX Y XX
ANTONIO MARTÍN TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
NATALIA ORTEGA TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
ELENA GUERRERO TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
MARÍA RUEDA TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS JENNIFER SOLANO TERCERA EVALUACIÓN EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD OPCIÓN SIGLO XIX Y XX
MARÍA ZEA PRIMERA Y TERCERA EVALUACIÓN EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
MIGUEL BONILLA TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
SAIDA MOUTAWAKIL TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
MAITE SANTOS TERCERA EVALUACIÓN EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD OPCIÓN SIGLO XIX Y XX
JUANMA TIRADO TODO EL CURSO EXAMEN TIPO SELECTIVIDAD Y PREGUNTAS CORTAS
JUAN FRANCISCO ORTIZ DE ZÁRATE SEGUNDA EVALUACIÓN TEMAS RESTAURACIÓN, CRISIS DEL 98, DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA, II REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

IMPORTANTE. TAMBIÉN SERÁ POSIBLE PRESENTARSE PARA AQUELLOS QUE DESEEN SUBIR NOTA

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viernes, 21 de mayo de 2010

LISTADO PELÍCULAS INTERESANTES HISTORIA DE ESPAÑA

- LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS. JOSÉ LUIS CUERDA
- LAS BICILETAS SON PARA EL VERANO. JAIME CHÁVARRI
- LOS SANTOS INOCENTES. MARIO CAMUS
- TIERRA Y LIBERTAD. KEN LOATCH
- PÁJAROS DE PAPEL. EMILIO ARAGÓN
- LIBERTARIAS. VICENTE ARANDA
- TIEMPO DE SILENCIO. VICENTE ARANDA
- SALVADOR. MANUEL HUERGA
- YOYES. HELENA TABERNA
- LOBO. MIGUEL COURTOIS
- GAL. MIGUEL COURTOIS
- UN FRANCO, CATORCE PESETAS. CARLOS IGLESIAS
- DÍAS CONTADOS. IMANOL URIBE
- LOS LUNES AL SOL. FERNANDO LEÓN DE ARANOA

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miércoles, 19 de mayo de 2010

TRABAJOS NO ENTREGADOS

TRABAJO NO ENTREGADO ALUMNADO SEGUNDO BACHILLERATO A Y B
JULIA RAMOS. COMENTARIOS TEMA 16 Y 17
NEREA GARCÍA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
ALEJANDRO GARCÍA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
ELENA GUERRERO.COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17 Y TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓN
ALBERTO JURADO. TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓN
MARÍA MALDONADO. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
ANTONIO MARTÍN. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17 Y TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓN
NATALIA ORTEGA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17 Y TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓN
LUISMI POST.COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
MARTA RAMÍREZ. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
SANDRA RINCÓN. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
MÓNICA RUEDA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
SARAY RUEDA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
MARÍA RUEDA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17 Y TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓN
JENNIFER SOLANO. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
ESPERANZA TIRADO. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
MARÍA ZEA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
MIGUEL BONILLA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
VESELA DIMCHEVA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
SAIDA MOUTAWAKIL. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
RAFAEL ORTEGA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
JUAN FRANCISCO ORTIZ. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17 Y TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓN
JOSÉ MARÍA RAMÍREZ. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
ALEJANDRO SIERRA. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17
JUAN MANUEL TIRADO. COMENTARIOS TEMAS 14, 15, 16 Y 17 Y TRABAJO FINAL DE INVESTIGACIÓPN

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lunes, 26 de abril de 2010

UNIDAD 7. LA DICTADURA DE PRIMERO DE RIVERA (1923-1930)

0. INTRODUCCIÓN
En septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasase a manos de los militares. El rey Alfonso XIII le encomendó la formación de un nuevo gobierno, integrado exclusivamente por militares. La dictadura duró siete años, sucediéndose dos formas de gobierno: el Directorio militar y el Directorio civil.

1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias marcaron el fin de una época y el inicio de una fase de transición que finalizaría en 1945 con el final de la II Guerra Mundial. La I Guerra Mundial agudizó los desequilibrios existentes en las relaciones económicas y financieras internacionales. Estos desequilibrios tendrían una influencia decisiva en la gravedad d4e la crisis económica mundial iniciada en 1929.
2. ANTECEDENTES
Los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial fueron de una intensa conflictividad en toda Europa, también en España. El agotamiento del turno dinástico era evidente en estas alturas del reinado de Alfonso XIII, de manera que ningún partido tenía la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar, por lo que fue constante el cierre del Parlamento. Por su parte, la oposición republicana y socialista no consiguió tener una fuerza electoral importante, sin embargo los sindicatos crecieron a gran velocidad, en especial la anarquista CNT.
3. DESARROLLO DEL TEMA
CAUSAS DEL GOLPE DE ESTADO
El golpe de Estado de Primo de Rivera se justificó con en base a una serie de argumentos:
1). El régimen constitucional estaba bloqueado y desprestigiado y existía un grave peligro de revolución social. El dictador concibió su acción no como un fin, sino como un remedio indispensable.
2). La causa principal fue la reacción virulenta del ejército y los sectores más conservadores de la sociedad a los intentos democratizadores que surgieron en el propio seno de la Restauración (durante el gobierno de García Prieto se habían planteado objetivos como la libertad de culto, la reforma de la ley electoral mediante, la reforma del Senado, una cierta participación obrera en los beneficios industriales, etc.). Para los militares el régimen de la Restauración estaba bloqueado y desprestigiado y existía un grave peligro de revolución social
3). El deseo por parte de los grupos más conservadores y del ejército de un régimen que impusiese el orden y un férreo control del movimiento obrero. Los conflictos sociales fueron en aumento. En Andalucía, la mala situación del campesinado empeoró por el aumento de los precios, de manera que los anarquistas y socialistas impulsaron revueltas. La situación era aún más grave en Barcelona con continuas huelgas, como la de la Canadiense, con un enfrentamiento radical entre sindicatos y patronal que fue aprovechado por las autoridades para ejercer una dura represión, aplicándose la Ley de Fugas, por la cual se podía disparar contra los detenidos en caso de intento de fuga. Por su parte, los patronos con la intención de detener la fuerza de los sindicatos contrataron pistoleros para asesinar a dirigentes obreros. La violencia fue en aumento, llegando a ser asesinado el presidente del gobierno, el conservador Eduardo Dato, por un anarquista en 1922.
4). La Guerra de Marruecos. África había sido repartida entre las potencias europeas, siendo la parte norte de Marruecos otorgada a España para su colonización en forma de protectorado. Esta zona era de escaso valor económico y de difícil orografía, lo que dificultaba la ocupación por el ejército español. La guerra sólo contaba con el apoyo de algunos grupos empresariales y militares, mientras las clases populares estaban en contra de un nuevo conflicto colonial. La guerra fue larga, comenzando en 1909, siendo uno de sus episodios más destacados el Desastre de Annual de 1921, cuando se enfrentaron los soldados españoles dirigidos por el general Silvestre contra las tribus del Rif comandadas por Abd-el-Krim, la batalla se saldó con una aplastante derrota española con más de 12.000 muertos.
5). El desastre puso en evidencia la deficiente organización del ejército, mientras la impopularidad de la guerra crispó a la opinión pública que culpó de la derrota al gobierno, que tuvo que dimitir, mientras el ejército se distanciaba de las autoridades políticas. Se inició una investigación parlamentaria para averiguar la responsabilidad del desastre, se comenzó con un informe conocido como el “Expediente Picasso”. Este provocó fuertes enfrenamientos en las Cortes y contó con la oposición del ejército, que quería frenar la investigación para que el escándalo no salpicase a los mandos militares o al propio Alfonso XIII, quien había presionado al general Silvestre para iniciar la ofensiva sin haber tomado las precauciones necesarias. Pero el expediente nunca llegó a las Cortes, ya que días antes de la fecha prevista para su discusión se produjo el golpe de Estado del General Miguel Primo de Rivera.
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
La Dictadura tuvo siete años de vida en las que se sucedieron dos formas de gobierno: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930), así denominados por la procedencia de sus miembros. El sostenimiento del nuevo régimen se fundamentaría en una combinación de represión y estrategias destinadas a ensalzar la imagen de la dictadura.
Directorio Militar, 1923-1925. Las primeras medidas del Directorio militar mostraron su carácter dictatorial. La parte represiva se ordenó alrededor de tres ejes principales:
- La eliminación de todos los mecanismos del sistema constitucional (disolución de las cámaras, prohibición de las actividades de sindicatos y partidos, suspensión del régimen constitucional, etc.).
- La militarización del orden público y de la mayoría de los cargos públicos de relevancia en el período del Directorio Militar.
- La represión de los movimientos obreros radicales (CNT y comunistas)
En cuanto al desarrollo de una imagen que prestigiara al régimen, éste se desarrolló en tres ámbitos de actuación:
- La “supuesta” regeneración política y la liquidación del caciquismo, que con el tiempo se mostrarán como propuestas demagógicas jamás aplicadas en la realidad. La regeneración prometida quedó en una gran farsa, ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y la renovación política se limitó a sustituir unos caciques por otros.
- La restitución del honor del ejército y del país que Primo de Rivera busca con la derrota de Abd-el-Krim en la batalla de Alhucemas. A partir de 1927, las tropas españolas dieron por concluida la ocupación efectiva de todo el Protectorado.
- La creación de estructuras políticas (la Unión Patriótica y la Asamblea Nacional Consultiva) para dar al régimen una apariencia de legalidad durante el Directorio Civil. Los afiliados a la Unión Patriótica procedían básicamente de las filas del catolicismo, de los funcionarios de las administraciones y de los caciques rurales. Por su parte, la Asamblea Nacional tuvo un carácter autoritario y estaba compuesta por representantes sociales escogidos desde el poder. Así, el sufragio universal quedó totalmente relegado al olvido.
Directorio Civil, 1925-1930. Tras los éxitos del Directorio militar en orden público, en economía (por la coyuntura de los “felices años 20”) y la guerra de Marruecos, el dictador dio paso en 1925 al Directorio Civil. En esta nueva etapa no sólo estarían militares en el gobierno, sino también políticos provenientes de la Unión Patriótica, como José Calvo Sotelo. Durante este segundo periodo hemos de destacar los siguientes hechos:
- El principal objetivo del Directorio fue la institucionalización del régimen así se creó una Asamblea Nacional Consultiva, autoritaria y no democrática, que llegó a realizar un proyecto de Constitución en 1929 que no prosperó.
- La política económica se caracterizó por el dirigismo estatal, se fomentó un importante plan de obras públicas en carreteras, ferrocarril y pantanos, medida que tenía la intención de acabar con el paro, por lo que el sindicato socialista UGT no se opuso o colaboró con la dictadura. Por otra parte, se concedieron ayudas estatales a las empresas españolas que no podían competir con las extranjeras, y también se crearon grandes monopolios estatales como CAMPSA, que nacionalizaba el sector del petróleo antes en manos de las extranjeras Standard Oil o Shell, otros monopolios importantes fueron Telefónica o Iberia. Aunque estas medidas mejoraron las condiciones de vida de los españoles, provocaron un importante endeudamiento del Estado.
- Para eliminar los conflictos sociales se creó la Organización Corporativa Nacional, que regulaba las relaciones laborales, creando comités formados por igual número de patronos y obreros. Su misión era fijar los salarios y las condiciones de trabajo, lo que contó con el apoyo de la UGT.
La oposición a la dictadura. El número de disidentes era numeroso, estando formada por parte de los viejos partidos del turno, republicanos, comunistas, anarquistas y los intelectuales:
- Los antiguos partidarios dinásticos o del turno criticaron la excesiva duración del régimen y algunos participaron en conspiraciones militares como el complot conocido como “La Sanjuana de Semejantes”, dirigida por el político conservador José Sánchez.
- Los republicanos se organizaron en la llamada Alianza Republicana,, que desarrolló una amplia campaña propagandística en el exterior de España.
- El enfrentamiento de los intelectuales con la Dictadura estuvo protagonizado por figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pidal.
- La oposición del mundo universitario se materializó en la revuelta estudiantil y en el apoyo conseguido por la FUE (Federación Universitaria Española)
- El PSOE rechazó los intentos de la dictadura de continuar, así se pronunció abiertamente a favor de la república.
- La CNT se mostró contraria al régimen, pero en su interior se agravó el enfrentamiento entre quienes defendían una actitud más radical y partidaria de la violencia y aquellos que defendían posturas menos violentas.
- Oposición de amplios sectores de Cataluña, por la prohibición del uso público de la lengua catalana. (Primo de Rivera prohibió el uso público de la lengua catalana y del baile de la sardana, además de clausurar el campo del F.C. Barcelona).
- A la fuerte oposición política se sumó el descontento general popular por el cambio de la coyuntura económica. A los “felices años 20”, le siguió la gran depresión económica posterior al Crack del 29, de manera que a pesar de los primeros éxitos económicos de la dictadura, finalmente la economía se convirtió en el principal problema del país.
4. CONCLUSIÓN
De esta manera, ante la incapacidad del dictador para mejorar la situación económica de España, junto a otros factores, Alfonso XIII, temeroso de que el desprestigio creciente de la Dictadura afectase a la propia imagen pública de la Monarquía, optó por retirar la confianza al dictador, que dimitió en enero de 1930. Los sucesivos gobiernos del general Berenguer y del almirante Aznar aumentaron el malestar popular. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) por el que se comprometían a proporcionar una alternativa a la monarquía (la República).
Las elecciones municipales, fijadas para el 12 de abril de 1931, las primeras después de ocho años, se presentaron como un acto a favor o en contra de la Monarquía. El resultado de estas elecciones municipales dio la victoria a las fuerzas republicanas en la mayoría de las grandes ciudades, forzando la renuncia y el abandono de España de Alfonso XIII.






“Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurres que no todos ignoramos las mismas cosas”.
Albert Einstein

UNIDAD 8. EVOLUCIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE LA II REPÚBLICA
0. INTRODUCCIÓN
El nuevo régimen republicano fue recibido con un gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio radical en España. Los años de gobierno republicano estarían marcados por unas circunstancias sociales y económicas muy complejas. La República nacía dentro un contexto de esperanzas de cambio, pero, la nueva República tuvo que enfrentarse pronto a una serie de conflictos sociales (huelgas), a la creciente antipatía de empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición de parte de la jerarquía católica. A su vez, una parte de la izquierda también abandonaría a la República.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El periodo situado entre la IGM y la IIGM constituye una de las épocas de mayor inestabilidad. Los rencores políticos derivados de Versalles, la crisis económica de 1929 y el triunfo de la Revolución soviética supusieron elementos de desestabilización social derivado de los deseos revolucionarios del proletariado y del temor de las clases conservadoras. Todo ello comportó en muchos casos la aparición de regímenes autoritarios y el retroceso de los democráticos.
2. ANTECEDENTES
La oposición a la dictadura de Primo de Rivera y a la propia monarquía de Alfonso XIII se manifestó en la firma del Pacto de San Sebastián en 1930 por parte de republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE. Las elecciones municipales del 12 de abril dieron un claro vuelco a la situación política del país. En las grandes ciudades, donde el poder de los caciques era menor, los republicanos obtuvieron el triple de votos que los monárquicos. Tras conocerse el resultado del escrutinio, el día 14, en Éibar, se proclamó la República y, a lo largo del día, también en otras ciudades españolas. Ante la nueva situación, Alfonso XIII suspendía la potestad real y abandonaba el país.
3. DESARROLLO DEL TEMA
EL GOBIERNO PROVISIONAL
En Madrid, los miembros del Comité Revolucionario republicano se dirigieron a la Puerta del Sol donde tomaron posesión del gobierno y proclamaron la República en medio del entusiasmo popular. Se formó un Gobierno Provisional en el que participaron la derecha liberal republicana (Miguel Maura y Alcalá Zamora), republicanos de izquierda (Azaña y Marcelino Domingo), republicanos radicales (Alejandro Lerroux, Martínez Barrio), socialistas (Largo Caballero, Prieto y Fernando de los Ríos), nacionalistas catalanes (Nicolau d´Olwer) y sectores republicanos galleguistas (Casares Quiroga). Fuera de la coalición quedaban la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y el obrerismo más radical (comunistas y anarquistas).
El Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes para junio. Paralelamente, decidió emprender con premura algunas de las reformas consideradas de extrema urgencia: reforma agraria, reforma del ejército, autonomías catalanas y vasca, etc.
Las Elecciones de Junio de 1931. Las elecciones de junio dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista y supusieron una aplastante victoria de las fuerzas de izquierda, mientras la derecha obtuvo una representación en las Cortes bastante menor a su fuerza real en la sociedad (los socialistas obtuvieron 114 escaños, mientras la derecha no pasó de 60). La nueva composición del Parlamento reflejó un cambio significativo en el panorama político del país, por primera vez, los partidos gobernantes dejaron de ser partidos de notables, a su vez, el Parlamento pasó a ser el centro de la vida política del país.

LA CONSTITUCIÓN DE 1931
La Constitución de 1931. Las Cortes nombraron una Comisión constitucional encargada de elaborar un proyecto de constitución. La Constitución de 1931 tendrá un marcado carácter democrático y progresista, y definía al Estado español como “una República de trabajadores de todas clases”, resaltando así su voluntad popular.
La Constitución establecía los siguientes principios:
- El Estado se configuraba de forma “integral”, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones;
- El poder legislativo residía plenamente en las Cortes, constituidas por una sola cámara, el ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros y en el presidente de la República; el poder judicial se confiaba a unos jueces independientes;
- Se preveía la posibilidad de expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedades por causa de utilidad social, mediante indemnización, así como la opción de nacionalizar los servicios públicos;
- Presentaba una amplia declaración de derechos y libertades, extendida a temas económicos y sociales. Establecía el voto desde los 23 años y por primera vez se concedía el voto a las mujeres.
- Se declaraba la separación de Iglesia y Estado, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio. También expresaba la igualdad de todos los ciudadanos ante el derecho a la educación y al trabajo.
Sin embargo, la Constitución no consiguió la aprobación de todas las fuerzas políticas y evidenció las profundas discrepancias entre la izquierda y la derecha, sobre todo en lo referente a la cuestión religiosa y autonómica. Los sectores católicos más conservadores se opusieron a la no confesionalidad del Estado, mientras la derecha más centralista no aceptó una reforma de la estructura del Estado (contra las autonomías).
EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)
Programa de reformas. Entre 1931 y 1933, Manuel Azaña presidió un gobierno, integrado mayoritariamente por republicanos de izquierda y socialistas, que impulsó un programa de ampliación y profundización de las reformas iniciadas durante el gobierno provisional.
La reforma del ejército. Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático, para lo cual se creía necesario reducir los efectivos militares, acabar con la macrocefalia, poner fin al fuero especial de los militares y asegurar su obediencia al poder civil. Por todo ello, se suprimieron algunos rangos tradicionales, se redujo el número de unidades y oficiales, se cerró la Academia Militar de Zaragoza, desaparecieron las Capitanías Generales, etc.
La cuestión religiosa. La República se propuso limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad española y secularizar la vida social. Estas intenciones quedaron plasmadas en la Constitución, que estipuló la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos, la supresión del presupuesto del culto y clero y la limitación de la posesión de bienes a las órdenes religiosas.
La Reforma Agraria. El gobierno era cociente de la urgente necesidad de emprender una reforma (Ley de Reforma Agraria, 1932) que mejorase la situación de los campesinos y permitiese poner fin al relativo atraso de gran parte de la agricultura española. El objetivo de la ley no era un cambio radical de la situación del campo ni una colectivización de la tierra, sino la expropiación de los latifundios y el asentamiento de campesinos, así como la mejora de los rendimientos del campo español
La reforma del Estado centralista (las autonomías). La Constitución de 1931 reflejaba el derecho a la autonomía. El régimen autonómico catalán fue aprobado en 1932 y contaba con un gobierno y un parlamento propios con competencias en materia económica, social, educativa y cultural, y se reconocía la cooficialidad del catalán. En el País Vasco fue aprobado un proyecto de estatuto (Estatuto de Estella) que no pudo ser aprobado hasta 1936, al igual que el gallego.
Reformas sociales. En el ámbito social el Estado se convierte en garante de los derechos sociales de las clases populares, promoviendo una legislación laboral que promueve la igualdad de condiciones: Ley de Contratos de Trabajo, seguros sociales, reducción de la jornada laboral, jurados mixtos, etc.
Reforma Educativa. El objetivo primordial era promover una educación liberal y laica y hacer del Estado el garante del derecho a la educación extendido a toda la población. Así se crearon 10.000 nuevas escuelas y el presupuesto de educación se incrementó en un 50%. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.
Adversarios del Bienio Reformista. Esta serie de reformas toparon con la resistencia y la oposición de los sectores conservadores que eran los más directamente afectados (Iglesia, Ejército, propietarios de tierras, organizaciones patronales...). Estos sectores se fueron agrupando en torno a diversos grupos: Acción Española, la CEDA (Gil Robles), Renovación Española, Comunión Tradicionalista, Falange Española (José Antonio Primo de Rivera), la JONS, la UME, etc. Haciéndose eco de este malestar, el general Sanjurjo protagonizó un golpe de Estado con la pretensión de forzar el viraje de la República a la derecha (agosto 1932), pero fracasó estrepitosamente.
Por otro lado, la impaciencia de los trabajadores frente a la lentitud y timidez de las reformas promovieron una oleada de conflictividad, alentada por la incidencia del paro y las duras condiciones de vida. En 1932 los anarquistas propiciaron una sublevación de mineros en el Alto Llobregat y en 1933 de campesinos en Casas Viejas, que fue duramente reprimida. A lo dicho añadir la quema de conventos llevada a cabo por grupos anarquistas.
A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente la crisis y el desgaste del gobierno. En estas condiciones, se convocaron elecciones en noviembre de 1933. Las elecciones generales de noviembre de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha. El nuevo gobierno orientó su acción política hacia el desmantelamiento de toda la obra reformista del bienio anterior. Los gobiernos se estructuraron alrededor de dos fuerzas políticas, el partido Radical de Lerroux, de posiciones netamente conservadoras, y la CEDA, con un programa que proponía la revisión de la Constitución y de la legislación social.
EL BIENIO CONSERVADOR (1933-1936)
La paralización de las reformas. En el campo se frenó la reforma agraria, fijándose la devolución de tierras a la nobleza. Los propietarios mostraron su voluntad de desquitarse de las reformas anteriores y los campesinos respondieron al empeoramiento de sus condiciones con numerosas huelgas. Por otro lado, se quiso contrarrestar la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para culto y clero y el intento de firma de un concordato con la Santa Sede. También se aprobó una amnistía para los sublevados con Sanjurjo en el 32 y para los colaboradores con la dictadura de Primo de Rivera. Por el contrario, la reforma militar siguió vigente, así como los cambios promovidos en materia de educación, aunque se redujo su presupuesto.
La revolución de Octubre de 1934. La entrada de miembros de la CEDA en el gobierno fue interpretada por las fuerzas de izquierda como un camino abierto hacia el fascismo y la reacción no se hizo esperar, especialmente en Asturias y Cataluña. En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social, con la formación de comités revolucionarios que sustituía a los ayuntamientos y al orden establecido.
La crisis del segundo bienio. Dos hechos marcarían el final del bienio reformista:
1). Las consecuencias de la revolución de octubre fueron notables. La dura represión unió a las fuerzas de la izquierda, hasta entonces divididas, contra la política del gobierno y en torno a un programa común que exigía en primer lugar la amnistía para los detenidos.
2). En 1935 tendrá lugar una importante crisis en el gobierno de Lerroux. El Partido Radical se vio afectado por una serie de escándalos de corrupción como el “caso del estraperlo” o como el asunto Nombela.
El clima político se enrareció y la falta de una mayoría parlamentaria que sustentase el programa de gobierno hizo imprescindible un relevo en el poder. Todo lo cual condujo a la convocatoria de nuevas elecciones para febrero del 36.
EL FRENTE POPULAR (1936)
Las elecciones de febrero de 1936. La vida política española quedó fuertemente polarizada y dividida entre derechas e izquierdas. Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, una coalición electoral basada en un programa común que defendía la aplicación de la legislación reformista del bienio progresista. Los partidos de derecha se coaligaron en el llamado Bloque Nacional, constituido por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas, y estaban en contra de las reformas. El resultado de las elecciones marcó una clara división: el Frente Popular obtuvo el 48% de los votos, mientras las derechas se hicieron con el 46.5%; la fuerzas de centro sólo obtuvieron un 5.4% de los votos.
El triunfo del Frente Popular. Manuel Azaña fue nombrado presidente la República (con la oposición de la derecha y de una buena parte de los militares), y Casares Quiroga, presidente del gobierno. El nuevo gobierno de izquierdas reanudó la política reformista. Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente a los proyectos reformadores. Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Fue el partido que recurrió de manera decidida a la violencia callejera, utilizando la “dialéctica de los puños y las pistolas”. Por otra parte, los sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones.
4. CONCLUSIÓN
El triunfo del Frente Popular no fue aceptado por los sectores más reaccionarios de la sociedad española, que iniciaron una conspiración contra la República. Entre los sectores más conservadores de la sociedad empezó a tomar cuerpo la idea de que el recurso al golpe de Estado era la única solución.
El asesinato del dirigente monárquico José Calvo Sotelo el día 14 de julio, como respuesta al asesinato anterior del teniente Castillo, anticipó los acontecimientos. La sublevación se inició en Marruecos el 17 de julio y el 18 se extendió a toda la Península. Se iniciaba de este modo una guerra civil que se prolongaría durante tres años.

“Las humanidades nos cuentan de dónde venimos y cómo hemos llegado a ser lo que somos; hacen que nos comprendamos a nosotros mismos y a los demás. Nos sitúan, confortan y fortalecen, permitiéndonos asumir nuestra condición de eslabones en una cadena interminable, trágica y maravillosa al mismo tiempo. Nos hacen más fuertes, más sabios. Más libres”. Arturo Pérez Reverte
UNIDAD 9. LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EL DESARROLLO DE LA GUERRA.
0. INTRODUCCIÓN
La Guerra Civil se puede considerar como el hecho más relevante de la historia de España en el S. XX. En esta guerra se plasmaran muchos de los problemas sociales, políticos y económicos que la sociedad española contemporánea venía arrastrando desde los siglos XVIII y XIX.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El periodo situado entre la IGM y la IIGM constituye una de las épocas de mayor inestabilidad. Los rencores políticos derivados de Versalles, la crisis económica de 1929 y el triunfo de la Revolución soviética supusieron elementos de desestabilización social derivado de los deseos revolucionarios del proletariado y del temor de las clases conservadoras. Todo ello comportó en muchos casos la aparición de regímenes autoritarios y el retroceso de los democráticos.
2. ANTECEDENTES
El nuevo régimen republicano instaurado en 1931 había sido recibido con un gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio radical en España. Los años de gobierno republicano estarían marcados por unas circunstancias sociales y económicas muy complejas. La vida política española quedó fuertemente polarizada (republicanos, socialistas, comunistas, republicanos, falangistas, monárquicos, tradicionalistas, etc.) y dividida entre derechas e izquierdas.
Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente al triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Por otra parte, los sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones. Los enfrentamientos entre militantes de derecha e izquierda se propagaron entre febrero y julio de 1936, incrementándose tras los asesinatos de Calvo Sotelo y el teniente Castillo.
3. DESARROLLO DEL TEMA
EL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL
Golpe de Estado de 1936. Entre los sectores más conservadores de la sociedad empezó a tomar cuerpo la idea de que el recurso al golpe de Estado era la única solución. La oposición de buena parte de los sectores conservadores españoles a la democratización política y al reformismo social de la República se tradujo en una acción golpista, dirigido por el general Mola, que se inició el 17 de julio de 1936. La conspiración diseñada y dirigida por los militares contaba con el apoyo de las fuerzas políticas más conservadoras.
El golpe de Estado se transforma en Guerra Civil. El pronunciamiento militar estaba previsto como un alzamiento de las distintas guarniciones militares, sin embargo fracasó en aquellos lugares donde su triunfo habría sido decisivo para provocar la caída del gobierno republicano. Pero tampoco pudo ser aplastado en todas partes. En los días siguientes al 18 de julio de 1936 se dibujó un mapa que dividía el país en dos grandes zonas: afectos a la República y sublevados.
Leales y Rebeldes. El alzamiento tuvo éxito en aquella España más atrasada y conservadora. Fracasó en la España más desarrollada e industrializada del este o del norte, con mayor número de obreros industriales y una agricultura más evolucionada. En Madrid y Barcelona se produjo durante dos días una pugna entre sublevados y tropas leales. El alzamiento fue derrotado en ambos lugares y duramente reprimido.
La consolidación de los dos bandos. Los sublevados eran, sobre todo, un conglomerado de militares conservadores, de propietarios agrarios grandes, medianos y pequeños, afiliados a los partidos de la derecha, de grupos católicos con el apoyo total de la Iglesia, de “tradicionalistas” y de todos aquellos que veían con malos ojos que elementos populares y pequeños-burgueses accediesen al poder. Estaban apoyados e inspirados por el fascismo y acabaron imitando las formas de éste.
Los leales a la República estaban constituidos por las clases más populares: obreros y empleados urbanos, campesinado sin tierras y pequeña burguesía. Mayoritariamente estaban afiliados o influidos por las organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas. Junto a las clases populares estuvieron también las clases medias vinculadas a los partidos republicanos, pero siempre temerosas de que pudiera producirse una verdadera revolución social.
OPERACIONES MILITARES DE LA GUERRA
El conflicto atravesó en el aspecto militar por cuatro grandes momentos de duración desigual.
La Guerra de Columnas: el avance rebelde hacia Madrid. Las tropas coloniales de Marruecos dirigidas por Franco cruzan el estrecho, gracias al apoyo de la Italia fascista de Mussolini, ya que la marina española fue fiel a la República. Desde entonces, el principal objetivo fue la toma de Madrid. Después de cruzar el Estrecho, las tropas de África, al mando de Yagüe, consiguieron el enlace con la zona sublevada del norte, después de eliminar la resistencia de Badajoz. Meses más tarde el general Franco ocupaba Toledo. Ante la cercanía de las tropas nacionales, el gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando la plaza en manos de una Junta presidida por el general Miaja, mientras que la estrategia de la defensa de la capital quedaba en manos del comandante Rojo.
Las batallas en torno a Madrid. La segunda fase sería más larga y estaría caracterizada por la regularización de ambos ejércitos. Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados emprendieron maniobras envolventes para aislar Madrid, que dependía de sus comunicaciones con la carretera de Valencia. Esta maniobra produjo las batallas del Jarama y de Guadalajara en 1937 de vencedor incierto.
La ocupación del Norte. Franco decidió entonces cambiar la estrategia de la guerra, abandonando el ataque a Madrid y llevándola a otros escenarios. La lucha se trasladó primero al norte. En abril se producía el primer bombardeo aéreo del mundo sobre una población civil, el de Guernica. La República, para aliviar la presión militar en el norte, desencadenó el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más tarde a Belchite, junto a Zaragoza, pero no consiguió evitar la entrada del ejército nacional.
El avance hacia el Mediterráneo. En 1937 con la creación del nuevo ejército republicano, el bando republicano intentó tomar la iniciativa desencadenando diversas ofensivas en la zona de Teruel que finalmente fracasaron. El ejército de Franco desencadenó entonces la campaña de Aragón, en tierras de Teruel, atravesando el Maestrazgo y llegando al Mediterráneo en Vinaroz (Castellón) en abril. El territorio republicano quedaba dividido en dos zonas. Su avance quedó detenido cuando el ejército republicano, habiendo recibido nuevo armamento y remozado sus unidades, desencadenó un poderoso ataque sobre el río Ebro en Tarragona. La batalla se inició con el cruce del Ebro por parte de los republicanos. Franco envió grandes refuerzos, incluidas la aviación alemana e italiana, y consiguió detener allí el ataque. Luego contraatacó y el ejército de Franco avanzó cruzando completamente el Ebro. El ejército republicano quedaba gravemente mermado.
Franco decidió entonces emprender definitivamente la ofensiva sobre Cataluña. La caída de Cataluña significó la huída hacia Francia de millares de refugiados. A principios de febrero, estaba ocupada toda Cataluña y la suerte de la República totalmente decidida.
El final de la guerra. En febrero de 1939 a la República no le quedaba más territorio que la llamada “Zona Centro”, que comprendía Madrid y toda la región mediterránea desde Valencia hasta Almería. A comienzos de marzo se produjo en Madrid una sublevación contra el gobierno de la República dirigida por el coronel Casado. El 28 de marzo, las tropas de Franco entraron en Madrid sin ninguna resistencia. El 1 de abril Franco firmaba en Burgos el último parte de guerra.
EVOLUCIÓN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LAS DOS ZONAS
Zona Republicana. Como hemos visto, el golpe de Estado provocó inicialmente el caos en el gobierno republicano, así el presidente Santiago Casares Quiroga abandonó el gobierno, siendo remplazado por Martínez Barrio, y este fue sustituido el día 19 de julio de 1936 por José Giral. El gobierno de Giral se vio desbordado ante los acontecimientos, así tuvo que entregar las armas a las milicias radicales, que sin control cometieron verdaderas atrocidades. El Estado se desintegraba mientras ciudades republicanas como Málaga quedaban al margen del gobierno.
En septiembre es nombrado presidente el socialista Largo Caballero, con un gobierno de coalición donde se incluyen ministros comunistas y anarquistas, el cual aceleró las reformas, inició la nacionalización de las líneas férreas, eléctricas, CAMPSA y algunos Bancos, expropió las tierras abandonadas por sus dueños y trasladó el Gobierno en noviembre de 1936 a Valencia donde se aprueba el Estatuto vasco. Pero la situación empeoró cuando los anarquistas de la CNT y la FAI intentaron llevar a cabo una revolución social, sobre todo en Cataluña, donde además se estaban enfrentando por las armas los comunistas de PCE (Stalinistas) y los del POUM (Trostkistas), ante lo que dimitió Largo Caballero. Estos enfrentamientos internos imposibilitaban la cohesión del bando republicano, con tropas milicianas frente al bien organizado ejército golpista.
El nuevo presidente de gobierno Juan Negrín, se mantuvo fuerte en su idea de resistir en Madrid y mantener la guerra hasta enlazar con una previsible guerra mundial. Finalmente elaboró los “Trece puntos de reconciliación nacional”, por los que se intentaba negociar una rendición sin derramamiento de sangre, pero Franco se negó a cualquier solución acordada.
Zona Franquista. En la zona autodenominada “nacional”, una vez muerto en sendos accidentes aéreos los generales Sanjurjo y Mola, futuribles líderes de los sublevados, el fenómeno más destacado fue el proceso de personalización del poder en la figura de Franco. En 1936 era nombrado generalísimo de los ejércitos por la Junta de Defensa Nacional, y días después Jefe del Estado español, así asumió personalmente todos los poderes del nuevo Estado. La creación del primer gobierno de Burgos sentó las bases sociales e ideológicas del régimen franquista, fijadas por los decretos de abril de 1938 que abolían el divorcio, los Estatutos de autonomía y la Ley de Reforma Agraria, adornados con valores como la unidad de España, el orden militar y la ortodoxia católica, dando paso a una etapa de represión.
LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO
El comité de No Intervención. En 1936 a iniciativa de Inglaterra se creó un Comité de No-Intervención en la Guerra Civil Española, donde se integraron Alemania, Francia, URSS, etc., su intención era evitar la chispa que provocara una más que posible nueva Guerra Mundial.
Ayuda a la España nacional. Pero la No-Intervención sólo perjudicó a los republicanos, ya que la Alemania nazi y la Italia fascista pese a que firmaron el acuerdo, no lo respetaron y ayudaron sin tapujos al bando franquista. Italia envió unos 700 aviones, más de 1.000 carros de combate y unos 120.000 soldados entre militares y milicias fascistas, Alemania mandó la Legión Cóndor con más de 500 aviones, material bélico y un gran número de técnicos, el Portugal Salazarista proporcionó facilidades logísticas, por último, La Santa Sede declaró la guerra como cruzada, “una guerra de España contra la antiespaña”, estableciendo contactos regulares con Burgos desde 1936.
Ayuda a la España republicana. El bando republicano, por el contrario, no recibió el apoyo de las democracias occidentales, ni siquiera de Francia donde la población era muy favorable a la República y además tenía un gobierno de Frente Popular. En Gran Bretaña, el gobierno conservador veía en el alzamiento de Franco un freno a la expansión del “comunismo” en España. No obstante, recibieron ayudas, la principal fue de la URSS, aunque no era comparable a la de Alemania e Italia. También la URSS, a través del Comintern o Internacional Comunista, hizo un llamamiento a voluntarios, así polacos, alemanes, ingleses, franceses, etc., formaron las Brigadas Internacionales, que con unos 60.000 efectivos tuvieron un papel destacado en la contienda.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL
La represión en ambos bandos. Al comienzo del conflicto, en ambos bandos se practicó la persecución indiscriminada e ilegal de todos los contrarios, de todos los que ofrecían resistencia o se mostraban partidarios del enemigo. En el campo rebelde, se procedió sistemáticamente a la eliminación física de los enemigos como una de las tareas básicas y propias de la rebelión. En la República hubo primero una represión descontrolada por parte de milicias y organizaciones de partidos en las que no intervino el poder establecido. Sería la población civil la que se llevaría las peores consecuencias.
Refugiados y exiliados. Desde los primeros meses de la guerra, grupos de población civil de la zona republicana tuvieron que abandonar sus hogares ante el avance de las tropas rebeldes. Aproximadamente medio millón de españoles entraron en Francia, de los cuales unos 30.000 participaron en la IIGM, acabando muchos de ellos en los campos de concentración y exterminio alemanes. Otro grupo importante de exiliados consiguió embarcar hacia América latina (México, Chile, Cuba, Argentina, Venezuela).
4. CONCLUSIÓN
La opinión internacional creyó desde el principio del conflicto que en España se ventilaba, lo mismo que en toda Europa, una lucha a muerte entre fascismo y democracia liberal. Incluso algunos creyeron que el conflicto era aún más decisivo: entre fascismo, democracia y comunismo.
Pero la imagen de la guerra de España como un enfrentamiento entre el fascismo de un lado y democracia o comunismo del otro debe ser muy matizada. La Guerra Civil fue más bien el enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la España de la Restauración, cuyo instrumento fue el ejército, y los grupos emergentes obreros y burgueses que quería establecer un sistema político realmente democrático y un orden social progresista. Aunque tenía el aspecto de un conflicto internacional, y de alguna forma lo reflejaba, la Guerra Civil fue, en lo esencial, un enfrentamiento propiamente español.


“La tradición de todas las generaciones muertas pesa con un peso aplastante sobre el cerebro de los vivos”
Friedrich Engels



UNIDAD 10. EL RÉGIMEN DE FRANCO. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS, BASES SOCIALES E INSTITUCIONES
0. INTRODUCCIÓN
El día 1 de abril de 1939, Franco hacía emitir el último parte militar en el que se anunciaba el fin de la guerra. La España de 1939 era una nación destrozada por la guerra tanto desde el punto de vista demográfico como material. El régimen implantado por Franco y los vencedores de la guerra perduró en España hasta 1975 y marcó profundamente a dos generaciones de españoles.
Se considera que el franquismo tuvo dos grandes tapas. La primera se desarrolló hasta 1959 aproximadamente y se caracterizó por el intento de establecer un Estado totalitario (inspirado hasta el final de la II Guerra Mundial en el modelo fascista), y de dotar al país de autarquía económica. En torno de 1959 se produjeron grandes cambios que llevaron a una nueva época, la del “desarrollismo” y la del intento de institucionalizar un régimen que estaba aislado internacionalmente y que pretendía hacerse pasar por un Estado de Derecho.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El panorama político que siguió a la IIGM estuvo condicionado por el enfrentamiento entre las dos potencias vencedoras: los Estados Unidos y la Unión Soviética. En 1946, Churchill constató la división de Europa en dos bloques mediante lo que llamó un “telón de acero”, que separaba la Europa liberal de la Europa comunista. Ambos bloques representaban, de hecho, dos sistemas políticos, dos modelos económicos y dos formas de organización social opuestas e irreconciliables. A partir de la descolonización y con la aparición de nuevos países que proclamaban su no-alineamiento, el mundo fue haciéndose cada vez más multipolar.
2. ANTECEDENTES
La Guerra Civil se puede considerar como el hecho más relevante de la historia de España en el siglo XX. En esta guerra se concentraron muchos de los problemas que la sociedad española contemporánea venía arrastrando desde los inicios de las grandes revoluciones de los siglos XVIII y XIX.
La Guerra Civil fue más bien el enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la España de la Restauración, cuyo instrumento fue el ejército, y los grupos emergentes obreros y burgueses que quería establecer un sistema político realmente democrático y un orden social progresista. Aunque tenía el aspecto de un conflicto internacional, y de alguna forma lo reflejaba, la Guerra Civil fue, en lo esencial, un enfrentamiento propiamente español.
3. DESARROLLO DEL TEMA
FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS
Rasgos Esenciales. Al concluir la Guerra Civil, Franco no quiso establecer una dictadura militar transitoria como había sido la primitiva idea del general Emilio Mola, organizador fundamental de la rebelión de 1936. Entre sus componentes ideológicos sobresalen:
1). El nuevo régimen político se estableció como sistema totalitario, sin Constitución y sin libertades democráticas, y en el cual todos los poderes se concentraban en la figura del Jefe del Estado, el general Franco.
2). Franco consiguió aglutinar un poder prácticamente absoluto. El régimen utiliza, sobre todo en su primera etapa el envoltorio ideológico de la Falange, que irá desapareciendo con la derrota de las potencias fascistas en la II Guerra Mundial.
3). Su intención fue la de crear un nuevo Estado, “regenerador de España”, que desterrara toda idea de liberalismo y de democracia liberal y, más aún, de comunismo, el gran enemigo vencido. Además, también, había que acabar con toda idea anticatólica y, por supuesto, con toda idea separatista.
4). El anticomunismo. Para los vencedores, en realidad, comunistas eran todos los llamados “rojos”, lo que incluía desde la extrema izquierda revolucionaria hasta la burguesía democrática, por moderada que fuera. La propaganda anticomunista se incrementó a partir de 1950, cuando el régimen fue admitido en las organizaciones internacionales en el contexto de la Guerra Fría.
5). El antiparlamentarismo. La democracia parlamentaria se identificaba con lo antiespañol y con el marxismo. Entendía Franco que la auténtica representación política no correspondía a los partidos, sino a las “células orgánicas de la sociedad, es decir, la familia, el sindicato y el municipio (democracia orgánica). Se organizó un modelo político basado en la existencia de un partido único, FET y de la JONS (el sistema se inspiraba netamente en el de los Estados fascistas).
6). El nacionalcatolicismo, resultado de la estrecha relación entre la Iglesia y el Estado. La jerarquía eclesiástica, en su mayor parte, bendijo el régimen y favoreció que el Caudillo se considerase el hombre providencial destinado a salvar España, nación que habría de ser “la reserva espiritual de Occidente”.
7). El tradicionalismo. La “unidad de la Patria” se convirtió en valor esencial. La propaganda franquista calificó a la autonomía de las regiones como antiespañola. Todo sentimiento nacionalista que no fuera español fue descalificado y perseguido. Se prohibió el uso de cualquier lengua que no fuera el castellano, se abolieron los órganos de autogobierno y se proscribieron los símbolos nacionalistas.
8). Otro rasgo del franquismo fue el militarismo. La vida cotidiana se llenó de desfiles, uniformes y símbolos castrenses. En cualquier acto público se exaltaba a la bandera o al himno nacional.
9). El franquismo impone la implantación del sindicato vertical, organización jerárquica de patronos y trabajadores de los distintos oficios que sustituye a los sindicatos tradicionales de trabadores. El Estado controlaba todo el sistema y la afiliación a los sindicatos era obligatoria.
Toda esta estructura imitadora de la fascista empezó a sufrir una metamorfosis muy importante después de 1945, una vez vencidas las potencias del Eje y ante la presión internacional. A partir de 1945 el régimen procede a una operación de “maquillaje” que, sin embargo, dejaba intacto el edificio dictatorial. Así se depuraron el lenguaje, los rituales y los símbolos más directamente fascistas como el saludo del brazo en alto. El régimen fue asemejándose cada vez más a una dictadura militar conservadora con muy pocos rastros del vocabulario y la doctrina primitas del falangismo.
Leyes fundamentales del franquismo. La dictadura pretendió dar una imagen de legalidad con la promulgación de una serie de Leyes Fundamentales ya que en la España franquista no hubo nada semejante a una Constitución. Las Leyes Fundamentales promulgadas por el régimen fueron:
- Fuero del Trabajo en 1938: regulaba los derechos y deberes de los trabajadores, prohibición del sindicalismo de clase e implantación del sindicato vertical.
- Fuero de los Españoles en 1945: venía ser como una declaración de derechos y deberes; la propaganda del régimen lo presentaba ante el exterior como una auténtica constitución, aunque la realidad era otra muy diferente, de hecho consagraba un sistema autoritario en el que los derechos se reducen a la mínima expresión.
- Ley constitutiva de las Cortes en 1942: regula la participación de los ciudadanos en el Estado a través de sus representantes en las Cortes; las Cortes carecían de iniciativa legislativa.
- Ley del Referéndum Nacional en 1945: regula la intervención del pueblo mediante referéndum en la aprobación la derogación de leyes fundamentales; con esta ley se pretendía aparentar que en España existía el sufragio universal.
- Ley de Sucesión en 1947: preveía una monarquía como sucesora del franquismo.
- Ley de Principios del Movimiento Nacional en 1958: incorpora los puntos clave de Falange Española.
- Ley Orgánica del Estado en 1967: pretendía ser una refundación del franquismo, haciendo desaparecer de él los elementos más totalitarios.
BASES SOCIALES DEL FRANQUISMO
La Dictadura devolvió a la oligarquía terrateniente y financiera su hegemonía. No sólo recuperaron sus empresas y propiedades, sino también su dominio de la vida social. A este grupo se incorporaron personajes enriquecidos por la guerra y los negocios. El régimen franquista contó también con el apoyo de las clases medias rurales, sobre todo en el norte y en ambas Castillas.
Por el contrario, entre los jornaleros y el proletariado industrial la Dictadura apenas tuvo respaldo. Lo mismo ocurrió con buena parte de las clases medias urbanas, que habían sido republicanas. Pero una cosa era la disconformidad y otra muy distinta la oposición o la protesta. La represión sistemática, el miedo a la delación, la miseria generalizada y el hundimiento moral de la derrota desarmaron cualquier posibilidad de reacción durante varios años.
INSTITUCIONES DEL FRANQUISMO
Las familias políticas. Franco no sustentó nunca su régimen en un solo grupo político o ideológico. La diversidad de influencias hizo que el régimen se sustentase sobre diversas familias.
1). La Falange es la organización en que se apoyó Franco para dotar al régimen de una doctrina política y social. Aunque, muy pronto, el generalísimo la adapta a sus necesidades, desvirtuando gran parte de su ideología inicial. Los años cuarenta serían los de mayor influencia de la Falange. La Falange controla una serie de instituciones: la Organización Sindical, el Frente de Juventudes, la Organización Juvenil Española, la Sección Femenina, el Sindicatos Español Universitario, etc., organizaciones que ejercerán una labor de control y adoctrinamiento de las nuevas generaciones. La derrota de las potencias fascistas en la Segunda Guerra Mundial hizo que poco a poco su presencia en los Gobiernos fuera disminuyendo.
2). El Ejército constituye, posiblemente, la institución más importante del franquismo. Salvo en los primeros años del régimen, en que algunos generales monárquicos o críticos con el sistema crean algunos problemas, como Queipo de Llano o Yagüe, y al final del franquismo, en que oficiales de la ilegal Unión Militar Democráticas (UMD) le muestran sus discrepancias, Franco siempre pudo contar con la lealtad inquebrantable de las Fuerzas Armadas.
3). La Iglesia constituye otro de los pilares sólidos que sustenta al franquismo. La Iglesia española desde un primer momento colabora con Franco y le muestra su apoyo incondicional, plegándose a su política y legitimándola abiertamente. En ningún momento criticó, salvo contadas individualidades, la represión ni la violación de los derechos humanos. A cambio de su fidelidad, la iglesia recupera sus antiguos privilegios (control de la enseñanza), sus bienes confiscados por la República, etc. No tan incondicional es la respuesta dada al franquismo por la diplomacia vaticana. A partir del Concilio Vaticano II y, sobre todo, durante el pontificado de Pablo VI se observa una actitud más crítica de la Iglesia romana hacia el franquismo.
4). Además de las instituciones citadas, Franco contó con la colaboración de grupos ideológicos distintos, que constituyeron lo que, a falta de otro nombre, se conoce como familias del régimen. Entre ellas se encontraba el grupo de los llamados católicos. Estos procedían de asociaciones de la Iglesia como el Opus Dei. También los monárquicos colaboraron. Pese a la tirantez con don Juan de Borbón, muchos monárquicos colaboraron con el régimen y ocuparon puestos claves, de forma especial en el cuerpo diplomático.
CONTROL SOCIAL
Puritanismo ideológico. El franquismo impuso profundos cambios en la vida cotidiana, en los comportamientos culturales y religiosos y en el marco político de la juventud y de la mujer. Lo que en los años treinta fueron libertades y amplitud de opciones para la organización de la vida privada fue, a partir de los años cuarenta, un intento de control social de todos los españoles. Por lo pronto, se produjo una vuelta al campo de la población, el propio régimen se encargó de ensalzar doctrinalmente las virtudes de la vida sencilla del campo frente a los peligros de la ciudad.
Control social. El régimen también introdujo en la enseñanza clases obligatorias de Formación Política en las que se exponían los principios más básicos de la doctrina falangista. Asimismo, se impuso un estricto control social, acompañado de una fuerte represión ideológica. Una rígida censura sobre las actividades lúdicas, sociales y culturales pretendía sancionar cualquier trasgresión, impedir el contacto con las corrientes culturales del exterior y potenciar la difusión de los valores folclóricos españoles como los únicos posibles para el consumo popular. Por eso los libros, periódicos, películas, etc., eran sometidos a una censura estricta, y que no sería algo más libre hasta la década de los años sesenta.
CONCLUSIÓN
Sin lugar a dudas el franquismo contó con un amplio respaldo social e institucional Si no hubiera sido así difícilmente se habría mantenido en el poder casi cuarenta años. Sin embargo, no es menos cierto que esa adhesión inquebrantable al régimen fue disminuyendo con el paso de los años. La inmovilidad política del sistema y su incapacidad para adaptarse a los cambios sociales producidos en España, especialmente a partir del desarrollo producido en los años sesenta, determinó que la oposición fuera dejándose sentir con más fuerza. Dicha oposición se ejercería desde ámbitos diferentes (movimiento obrero clandestino, ámbito universitario, etc.).









“Deseamos seguir orientando nuestro trabajo de acuerdo con un objetivo que trascienda la ciencia, como es el de explicar el mundo y enseñar a otros a verlos con ojos críticos, para ayudar a transformarlo”
Josep Fontana

UNIDAD 11. LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA: LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1978.

0. INTRODUCCIÓN
El 20 de noviembre de 1975 moría el general Francisco Franco y, según lo que establecían las Leyes Fundamentales del régimen existente, debía ser sucedido por el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, con el título de rey. Sin embargo, los acontecimientos se sucedieron de un modo muy distinto del que imaginaron quienes pretendían la continuación del franquismo sin Franco. El gobierno de Adolfo Suárez y la oposición democrática pactaron un proceso de transición política que comportó el desmantelamiento de la dictadura franquista y la instauración de un régimen democrático que quedó plasmado en la Constitución de 1978.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El hundimiento de la URSS en la última década del siglo XX pusieron fin a una época caracterizada por la bipolarización y por el enfrentamiento entre las dos superpotencias: la URSS y EEUU. Se empezó entonces a perfilar un nuevo orden internacional en el que Estados Unidos ha asumido el papel de única superpotencia y de árbitro de los destinos del mundo.
2. ANTECEDENTES
En 1939 terminaba la Guerra Civil Española y se imponía en España una dictadura. La etapa inicial de aislamiento dio lugar a una segunda etapa de aperturismo que condujo a una modernización de la sociedad española, aunque no a una apertura política. Estos cambios de la sociedad española y una serie de acontecimientos ocurridos en los años setenta (asesinato de Luis Carrero Blanco, el escándalo MATESA, la represión política, el conflicto del Sáhara, la influencia de la crisis de 1973, etc.) hicieron que a la muerte de Franco la dictadura no se sostuviera.
3. DESARROLLO DEL TEMA
LA DIVISIÓN A LA MUERTE DE FRANCO
Inmovilistas y aperturistas. Frente a la evidente crisis política de un sistema que había sido incapaz de adaptar sus estructuras al espectacular cambio económico y social, los políticos que procedían del franquismo se dividieron en dos grandes tendencias políticas: inmovilistas y aperturistas. Los Inmovilistas hablaban de la necesidad de un “rearme ideológico del régimen” y de la posibilidad de un “franquismo sin Franco”. Los aperturistas pensaban que aquel régimen del monolitismo no podía durar, sobre todo una vez que desapareciese Franco. Entre ellos había grupos que habían tenido alguna relación con el régimen o que incluso habían aparecido en su interior mismo (Fraga).
Moderados y radicales. La oposición presentaba, a su vez, dos tendencias: la moderada y la radical. La oposición moderada, de la que participaban los monárquicos partidarios de Don Juan de Borbón, quería el final del régimen, pero siempre por procedimientos no traumáticos, es decir no rupturistas. La oposición radical era la de la izquierda clásica, el PSOE, el PCE, los nuevos grupos políticos que había nacido en los años sesenta., los sindicatos clandestinos (UGT, CCOO, USO, CNT, etc.), y todos los sectores que deseaban un final del régimen de Franco mediante un corte o ruptura que llevara un proceso constituyente.
EL GOBIERNO DE ARIAS NAVARRO
Los desencuentros entre Arias Navarro y Juan Carlos I. El 22 de noviembre de 1975 se hizo efectiva la designación de Juan Carlos I como Jefe del Estado, a título de rey. Carlos Arias Navarro fue confirmado como presidente del gobierno. El entendimiento entre el Rey y Arias Navarro fue siempre dificultoso. Del primer gabinete de gobierno de Arias Navarro, en el que había militares, viejos franquistas y algunos reformistas, se esperaba que siguiese activando las reformas que se habían propuesto en etapas anteriores. Pronto se vería que no era el hombre adecuado para llevar a España hacia un régimen democrático. Sus propuestas se reducían a decir “participación” en lugar de “adhesión” al régimen, a definir una supuesta democracia “a la española”, y a reformar el derecho de asociación política pero excluyendo algo fundamental: los partidos políticos.
Coordinación Democrática. En 1976 quedó constituida “Coordinación Democrática”, cuyo programa insistía en la petición de una amnistía general para los presos políticos del régimen, la legalización de los partidos y sindicatos prohibidos por la dictadura, la defensa de las libertades y la celebración de elecciones libres.
El papel de Juan Carlos I. Ante tal situación, el rey comenzará a manejar abiertamente las riendas de la transición, siendo su principal preocupación desprenderse del cada vez más incómodo Arias Navarro, que en julio de 1976 presenta la dimisión, demostrando la imposibilidad de un franquismo sin Franco.
EL GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ
Las reformas de Suárez. El rey, Juan Carlos I, propició un cambio de modelo político, basado en una serie de aspectos claves: la instalación democrática, la ley para la Reforma Política y la presencia de Adolfo Suárez como presidente de gobierno en julio de 1976. España quedó sorprendida. Suárez procedía de las filas falangistas y nadie creía que él fuera el hombre apropiado para traer la democracia a España. Pero las cosas transcurrieron de manera muy distinta. Entre julio de 1976 y junio de 1977 se procedió al desmantelamiento de las instituciones del régimen de Franco y a la celebración de unas elecciones generales a diputados para unas nuevas Cortes democráticas compuestas por dos cámaras, Congreso y Senado. Este proceso de Reforma es conocido como la transición democrática y sus principales actos fueron:
1). Ley para la Reforma Política. Preveía la celebración de elecciones generales con sufragio universal directo. Esta ley proclamaba la democracia como organización política propia del Estado español. El texto preveía la transformación de las Cortes existentes en un Congreso de los Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal. También anunciaba unas futuras elecciones democráticas con el concurso de partidos políticos. Representaba, pues, el inicio del desmantelamiento del franquismo.
2). Las primeras elecciones democráticas (15 de junio de 1977). La difícil situación que vivió el país en los primeros meses de 1977 puso en peligro la transición a la democracia. Grupos de extrema derecha asesinaron a cinco abogados laboralistas de izquierdas (la matanza de Atocha); por otro lado, ETA y el GRAPO (grupo de extrema izquierda) secuestraban a militares y asesinaban a miembros de la policía y de las instituciones del Estado. El gobierno de Suárez llevó a cabo una serie de medidas, claves, con el objetivo del restablecimiento de las libertades y la convocatoria de elecciones democráticas a Cortes Constituyentes: amnistía que permitía la vuelta a España de destacados líderes comunistas como Dolores Ibárruri (la Pasionaria); supresión del Tribunal de Orden Público; autorización de la Diada Nacional de Cataluña; legalización de la ikurriña vasca; legalización de partidos y sindicatos –UCD, PSOE, AP, PNV y más tarde el PCE (Partido Comunista de España); reconocimiento del derecho de huelga, la libertad de expresión, la libertad de sindicación, etc.
El panorama político estaba compuesto por una serie de coaliciones. Suárez había creado la UCD (Unión de Centro Democrático), una coalición que incluía a 15 grupos diferentes de centro; Fraga fundaba Alianza Popular (AP), que incorporaba diversas personalidades y formaciones del franquismo. Frente a estas dos coaliciones, se situaban los partidos históricos: el PSOE y el PCE. En cuanto a los nacionalistas, en el País Vasco, el PNV (partido Nacionalista Vasco), en Cataluña CDC (Convergencia Democrática de Cataluña) y UDC (Unión Democrática de Cataluña) que posteriormente formaron CIU (Convergencia i Unió), además de ERC (Ezquerra Republicana de Cataluña). La extrema derecha aparecía representada por Fuerza Nueva. Las elecciones de 1977 dieron el triunfo a los partidos que utilizaron un lenguaje moderado y que no demostraron radicales. La UCD consiguió más de seis millones de votos, seguida del PSOE, con más de cinco millones.
3). Los acuerdos sociales: los Pactos de la Moncloa. La situación económica y social de España era muy delicada. La crisis general del capitalismo a partir del año 1973 (crisis del petróleo) generó un estancamiento económico en toda Europa, siendo las consecuencias especialmente graves para España (descenso de la producción aumento de precios, desempleo, etc.). En este ambiente de crisis económica, el gobierno y la oposición firmaron los llamados Pactos de la Moncloa (octubre de 1977) con el objetivo de hacer frente la crisis económica. La oposición acordaba reducir la conflictividad laboral, que los aumentos salariales no fueran superiores a la inflación y, como contrapartida, el gobierno elaboraría una plan de ampliación de servicios sociales, realizaría inversiones públicas y una reforma fiscal moderada. Los efectos de este primer pacto social de la democracia fueron inmediatos y en 1978 se había reducido la inflación en diez puntos, aunque el paro continuaba creciendo.
LA CONSTITUCIÓN DE 1978
El proceso constitucional. Tras las elecciones generales libres del 16 de junio de 1977, el Rey y el presidente del gobierno, Adolfo Suárez, en la línea de la ruptura política con el franquismo, plantean la necesidad de organizar una Comisión Constitucional, que sacara a la luz un texto que permitiese el consenso, la concordia y la unión de las diferentes ideologías políticas y sirviera de base para la organización de una Democracia y un Estado de Derecho.
En un ambiente de riesgo continuo para la democracia a causa del terrorismo, las fuerzas políticas ponen manos a la obra con el propósito de elaborar una Constitución que creara un nuevo tipo de Estado. Por primera vez en la historia de España, la redacción del texto constitucional no iba a responder a la imposición unilateral de un partido, sino al acuerdo entre los más importantes. Una comisión de siete personas (tres de UCD; uno del PSOE, PCE, AP y Minoría Catalana) representantes de las distintas fuerzas políticas había sido nombrada en 1977 para elaborar el borrador de la nueva constitución.
La Constitución de 1978. El 6 de diciembre de 1978 fue aprobada la Constitución en un referéndum en el que participó un 67 % del censo, alcanzando los votos favorables el 88%. Más liberal que muchas de las de su entorno europeo, la Constitución de 1978 definía a España como un “Estado social y democrático de Derecho”, cuya forma es la monarquía parlamentaria (la Constitución aprobada limitaba drásticamente las facultades de la corona y garantizaba a las Cortes el ejercicio del poder).
Se establecía la división de poderes (el legislativo residía en las Cortes, el ejecutivo en el gobierno y el judicial en los tribunales). Asimismo, el texto fijaba el carácter no confesional del Estado y contenía unas declaraciones de derechos y libertades civiles y políticas muy completas. Se abolía la pena de muerte y se incluía un amplio capítulo de derechos sociales (derecho a la educación) y económicos. La Constitución consagraba el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, reconociendo como leguas oficiales el castellano y las demás lenguas españolas en las Comunidades Autónomas correspondientes.
LA CRISIS DE UCD
La normalización democrática se completó en 1979, con la convocatoria de elecciones municipales con la victoria en las grandes ciudades del PSOE. Pero sorpresivamente en enero Adolfo Suárez tuvo que dimitir en enero de 1981. Entre los factores que pueden explicar su dimisión se encuentra, por un lado las diferencias dentro de su propio grupo, la UCD, con respecto a leyes como las del divorcio y la educación, problemas autonomistas, etc., además de especularse con posibles presiones del monarca.
EL 23 F
El golpe de Estado de Tejero. El desprestigio de Suárez aumentaba, en medio del malestar de los militares, alarmados ante el proceso autonómico que podía poner en peligro “la unidad de la patria”. El 23 de febrero de 1981, el día que se votaba la investidura del nuevo presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, un grupo de militares y miembros de la Guardia Civil, asaltó el Congreso de los Diputados (Tejero)- En el fracaso del golpe de Estado fue decisivo el mensaje de Juan Carlos I as través de la televisión. En este mensaje, el rey desautorizaba el intento golpista y ordenaba al Ejército que respetara el orden constitucional.
ELECCIONES GENERALES 1982
En las elecciones de 1982 cambiaba el panorama político español, iniciándose la hegemonía del PSOE que se prolongaría hasta 1996.
4. CONCLUSIÓN
La historia de los siguientes veintiséis años a la muerte de Franco ha conformado una nueva España constitucional, a la que se ha llegado tras una transición pacífica que ha acercado el país al modelo de las sociedades de nuestro entorno europeo y occidental. España vuelve a ser un país de sistema político constitucional, liberal-democrático, como corresponde a una sociedad avanzada.
La Transición constituye uno de los períodos más interesantes de nuestro pasado reciente. La incertidumbre de los primeros años dio paso luego a la esperanza, no sin sobresaltos, y a la consolidación en la actualidad de la democracia, aunque con problemas por resolver, como la definitiva organización territorial del Estado, el terrorismo, la precariedad laboral, el desempleo, el acceso a la vivienda, etc.




“Si la violencia es efímera y caduca, la memoria es perenne”
Sergio Guardeño Luque


UNIDAD 12. LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA LA MONARQUÍA DE JUAN CARLOS I A TRAVÉS DE SUS GOBIERNOS (1979-2000)
0. INTRODUCCIÓN
El 20 de noviembre de 1975 moría el general Francisco Franco y, según lo que establecían las Leyes Fundamentales del régimen existente, debía ser sucedido por el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, con el título de rey. Sin embargo, los acontecimientos se sucedieron de un modo muy distinto del que imaginaron quienes pretendían la continuación del franquismo sin Franco. El gobierno de Adolfo Suárez y la oposición democrática pactaron un proceso de transición política que comportó el desmantelamiento de la dictadura franquista y la instauración de un régimen democrático que quedó plasmado en la Constitución de 1978. Desde 1979 y hasta el presente, España ha atravesado cuatro etapas políticas distintas.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El hundimiento de la URSS en la última década del siglo XX pusieron fin a una época caracterizada por la bipolarización y por el enfrentamiento entre las dos superpotencias: la URSS y EEUU. Se empezó entonces a perfilar un nuevo orden internacional en el que Estados Unidos ha asumido el papel de única superpotencia y de árbitro de los destinos del mundo.
2. ANTECEDENTES
El primer gobierno de Adolfo Suárez (1977-1979) estaría marcado por la Constitución de 1978. La nueva Constitución establecía la división de poderes, fijaba el carácter no confesional del Estado, contenía unas declaraciones de derechos y libertades civiles y políticas muy completas, consagraba el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, etc. Por otro lado, la crisis general del capitalismo a partir del año 1973 (crisis del petróleo) generó un estancamiento económico en toda Europa, siendo las consecuencias especialmente graves para España (descenso de la producción aumento de precios, desempleo, etc.) que condujo a la firma de los Pactos de la Moncloa entre el gobierno y la oposición.
3. DESARROLLO DEL TEMA
A). UCD, 1977-1982
- El segundo gobierno de Suárez (1979-1981). Los resultados de las elecciones de 1979 dieron la victoria a la UCD (168 escaños de UCD frente a 121 del PSOE, el PCE quedaba muy distanciado con 23 diputados. Alianza Popular (AP) conseguía sólo 9 escaños. Esta segunda etapa de gobierno se va a caracterizar por:
a). Las posteriores elecciones municipales, celebradas el 3 de abril, primeras que se celebraban en el nuevo régimen, arrojaron un triunfo de la izquierda. Los grandes núcleos urbanos españoles pasan a ser regidos por la izquierda, al darse una coalición entre el PSOE y el PCE.
b). Reacomodación de los partidos políticos, donde desaparecen diminutos partidos. Se produce la reorganización de la derecha, con una nueva connotación reformista, popular y democrática; tiene lugar una reconversión del PSOE; la aparición dentro del PCE de una corriente renovadora, etc.
c). El desarrollo del modelo del Estado de las autonomías, esto es, la construcción de un Estado distinto del centralizado. Los mayores problemas le vinieron a Suárez con el estatuto de autonomía andaluza.
d). La crisis de UCD. Diversos factores explican esta crisis política:
- La brutal campaña terrorista de ETA que causó 77 muertos en 1979 y 95 en 1980.
- El consiguiente desasosiego en los círculos militares de extrema derecha que iniciaron contactos para la preparación de un golpe.
- El fin del consenso con el inicio por parte del PSOE de una dura campaña de oposición.
- La aprobación de los Estatutos de Autonomía del País Vasco y Cataluña a fines de 1979 y las consiguientes elecciones autonómicas que dieron mayoría a las fuerzas nacionalistas. Convergència y Unió de Jordi Pujol y el PNV.
- La crisis interna de UCD. Las disensiones y críticas internas en un partido que había nacido de forma artificial fueron minando poco a poco la posición de Suárez, a menudo enfrentado con miembros de su propio partido (Laudelino Lavilla)
e). El 23 F. En este contexto de parálisis política, de presiones y de profunda pugna por la ideología y las posiciones de poder se produciría la dimisión de Adolfo Suárez de la presidencia del gobierno y del partido (29-XII-80). Calvo Sotelo, dirigente de UCD, fue designado candidato a la presidencia. Al mismo tiempo se hace patente la desconfianza que sentía una parte amplia del Ejército hacia el nuevo régimen constitucional y la preocupación por lo que ellos creían peligros que se cernían sobre España. En este contexto se sitúa el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 (Tejero). El poder civil salía muy fortalecido del golpe y el prestigio y primacía de la Corona aún más. El año 1979 se inició un proceso de deterioro político que culminará con el golpe de estado frustrado en 1981
- El último gobierno de UCD: Calvo Sotelo (1981-1982). Calvo Sotelo gobernó sólo un año y medio en un período marcado por la descomposición de su propio partido, la aprobación de la Ley del Divorcio con una fenomenal oposición de la Iglesia y el escándalo del envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado. En mayo de 1982, con la oposición de los partidos de izquierda, España ingresó en la Organización del Atlántico Norte (OTAN). El PSOE prometió un referéndum popular sobre esta adhesión si ganaba las elecciones.
Desde el verano de 1981 hasta el otoño de 1982 la Unión del Centro Democrática termina por desintegrarse: creación dentro del grupo parlamentario de distintas tendencias, descalabro en las elecciones gallegas; éxodo de miembros del partido a otras formaciones políticas; nuevo desastre electoral en las autonómicas de Andalucía en febrero del 82, donde UCD pierde el 60% de los votos, etc.
En octubre de 1982, Calvo Sotelo convocó elecciones. Las elecciones generales celebradas de 1982 dieron el más profundo vuelco hasta el momento de la situación política española, al producirse una aplastante victoria del PSOE (202 escaños), el hundimiento de dos partidos la UCD y el PCE, y el ascenso como primera fuerza de la oposición de una nítida derecha, representada por Coalición Popular (106 escaños), nombre nuevo de AP, liderada por Fraga. Los nacionalistas de CiU y PNV se mantienen. Por primera vez en la joven democracia española, un partido obtenía la mayoría absoluta.
B). LA ETAPA SOCIALISTA, 1982-1996
Felipe González. Durante cuatro legislaturas, desde 1982 a la de 1996, casi catorce años, España va a estar gobernada por el PSOE con un gobierno presidido siempre por Felipe González. El PSOE ganará las elecciones en cuatro convocatorias sucesivas. En los tres primeras - 1982, 1986 Y 1989- con mayoría absoluta y en 1993 con mayoría relativa. Los diez primeros años de mayoría absoluta del PSOE en el poder fueron los más activos, para después caer en un perceptible declive.
Etapas de la época socialista. Dentro de los gobiernos socialistas se pueden establecer tres periodos de gobierno muy claramente diferenciados.
1). Primero se desarrolló un periodo de fuerte impulso reformista (1982-1986). Este periodo coincide con los años de mayor impulso reformista y de reorientación de la política del país, con una visión puesta en su incorporación plena a las instituciones supranacionales europeas (CEE y OTAN). Felipe González cambió radicalmente su discurso sobre la OTAN. La negativa al ingreso en la alianza militar occidental se tornó en apoyo. González mantuvo su promesa de convocar un referéndum y pidió el voto afirmativo a la permanencia en la OTAN.
El gabinete socialista aprobó un estricto plan de estabilización económica que implicó un proceso de reconversión industrial que llevó al cierre de muchas industrias obsoletas. Estas medidas provocaron el desconcierto entre las centrales sindicales, pero permitieron sanear la economía y prepararla para la recuperación. En materia social, hubo un aumento de la protección pero muy por debajo de la media de la UE, lo que colocará a los sindicatos en claro enfrentamiento con la política del gobierno. Otras medidas fueron la aprobación de la reforma universitaria, la LODE, que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años, y una despenalización parcial del aborto. En estos años acabó por diseñarse el mapa autonómico español con la aprobación de los diversos estatutos de autonomía.
2). Un periodo de orientación socio-liberal más conservadora (1987-1992). Esta segunda etapa estuvo marcada por un fuerte desarrollo económico que duraría hasta 1992. La economía española de este periodo se caracterizó por una economía de libre mercado sin trabas, la privatización de empresas como Endesa, Repsol, SEAT, etc., o la integración en los circuitos internacionales de los grandes negocios).
Este crecimiento se concretó una ambiciosa política de inversiones públicas en infraestructuras favorecida por la transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo sufragados por un sistema fiscal relativamente progresivo. Por primera vez se podía hablar de un Estado del Bienestar en España. El crecimiento económico y las medidas liberalizadoras del gobierno trajeron un aumento de las diferencias de riqueza entre los diversos grupos sociales. Los sindicatos CC.OO. y UGT organizaron una huelga general el 14 de diciembre de 1988. El país se paralizó y Felipe González tuvo que negociar la retirada parcial de su programa liberalizador.
En este periodo va a tener especial trascendencia la política de seguridad del Estado, centrada en la lucha antiterrorista, en las que se empleó en numerosas ocasiones medios ilegales desde el propio Estado (conexiones con los GAL y uso indebido de fondos reservados), con su correspondiente coste político.
3). Un tercer periodo de declive y estancamiento de la política socialista (1993-1996), que acabó con la salida del PSOE del gobierno en las elecciones de 1996. Este periodo de dificultades y de evidente declive, arranca de las elecciones que el PSOE gana sin mayoría absoluta (1993).
La nueva situación hace aflorar los males que se enquistaban en una política a largo plazo basada en la mayoría absoluta (control total del Parlamento) y descubre fenómenos, como el de la "corrupción" (centrada en cuatro tipos de actividades: financiación ilegal de los partidos, despilfarro presupuestario con beneficios para algunos, clientelismo en la administración a través del encargo de servicios a determinadas empresas o amigos y el cobro de ello, y, el uso del cargo público para enriquecerse de cualquier forma), que tuvieron como arquetipos a Juan Guerra y a Luis Roldán; todo esto hace perder credibilidad a una política y a unos políticos ya muy carente de iniciativas. La desideologización, el pasotismo y la incredulidad y decepción en la actividad política se instala en el consciente colectivo español, y pone al PSOE en una política a la defensiva.
A finales de 1992, por tanto, después de los acontecimientos conmemorativos e internacionales que habían tenido lugar en España -Expo de Sevilla, Olimpiada de Barcelona, presidencia semestral de la UE-, el gobierno del PSOE parecía agotado. Este periodo último acaba con el cambio de gobierno que traen las elecciones de 1996.
C). LA ETAPA DEL PARTIDO POPULAR,
Las elecciones de 1996. El Partido Popular consiguió una victoria simple, liderado por José Mª Aznar, por lo que necesitó para gobernar del auxilio de un partido bisagra. De nuevo, al igual que en la etapa anterior con el PSOE, ese partido fue CiU, la agrupación de los catalanistas de derechas.
Aznar centró sus esfuerzos en implementar una política económica ortodoxa que redujera el déficit público y reactivara la actividad económica privada. El gran objetivo era cumplir los denominados criterios de convergencia (inflación, deuda, déficit...) establecidos en el Tratado de Maastricht de 1991 y que una vez alcanzados permitirían a España unirse a la nueva divisa europea, el Euro. La política económica fue un éxito. La actividad económica se reactivó, el paro descendió de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España participara en el nacimiento del Euro en 1999. Las cifras de desempleo cayeron año tras año de forma notable, pasando entre 1996 y 200 del 24 % de la población activa a menos del 16 %. Por otro lado, los escándalos que habían sacudido la vida política quedaron como un asunto del pasado y las amenazas de retorno de la derecha al poder (utilizadas electoralmente por los socialistas) se esfumaron en buena medida.
El terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP en el ayuntamiento vasco de Ermua, Miguel Ángel Blanco.
Todos estos elementos, unidos a los graves problemas internos que sacudieron al PSOE tras la dimisión de Felipe González como Secretario General de su partido, hicieron que el Partido Popular lograse una holgada mayoría absoluta en las elecciones generales de 2000. El nuevo siglo se inició con una mayoría absoluta del PP en las Cortes.
CONCLUSIÓN
El segundo gobierno de José María Aznar estuvo marcado por la participación de España en la guerra de Iraq y los posteriores atentados del 11 de marzo en la estación de Atocha de Madrid. La inesperada victoria del PSOE en las elecciones de marzo del año 2004 llevó al poder a José Luis Rodríguez Zapatero. La primera etapa del gobierno socialista se caracterizó por la retirada de las tropas de Iraq, la promoción de la Alianza de Civilizaciones, la legalización del matrimonio homosexual, la ley de dependencia, la ley de igualdad, la ley antitabaco, el alto el fuego con ETA, la reforma de los Estatutos de Autonomía, etc. La segunda etapa de gobierno socialista estaría marcada por el fin del alto el fuego con ETA y, especialmente, por la crisis económica mundial que provocaría en nuestro país el aumento del desempleo y la parálisis de nuestra economía.





“No sabes a ratos que postura tomar, al fin tomas la de la esperanza que no se pierde nunca”.
Miguel Hernández

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UNIDAD 1. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN: LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. LACONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL. LA CONSTITUCIÓN DE 1812.
O. INTRODUCCIÓN
A la muerte de Carlos III (1788), parecía que el modelo del Antiguo Régimen, aunque impregnado de reformismo ilustrado, permanecía intacto. Un año después, la Revolución Francesa (1789) trastocó el viejo orden e inició un proceso que en poco más de 40 años derrumbó el Antiguo Régimen en la Europa Occidental, abriendo paso al liberalismo político, a la expansión del capitalismo y a la consolidación de la sociedad de clases.
Las ideas revolucionarias de Francia fueron extendidas en Europa por los ejércitos de Napoleón desde 1799. España fue también invadida por los ejércitos napoleónicos. La ocupación francesa daría lugar a un levantamiento del pueblo español, levantamiento que, sin embargo, estuvo influido por muchas de las ideas de libertad originadas en Francia, incluida la Constitución española de 1812.
El proceso de guerra de Independencia en España sería aprovechado por las colonias americanas que iniciaron su proceso de independencia en 1810. En 1825 solamente Cuba y Puerto Rico pertenecían a España, el resto había accedido a la independencia.
La derrota de Napoleón por las potencias absolutistas europeas (1815) significó la vuelta al viejo orden y al absolutismo monárquico, pero los vientos de liber6tado ya no podrían ser definitivamente amordazados y, entre 1815 y 1833, toda Europa, incluida España, se debatía en una lucha entre absolutismo y liberalismo.


1. CONTEXTO HISTÓRICO
El S. XVIII fue el siglo del nacimiento de un nuevo movimiento cultural conocido como Ilustración. Los ilustrados criticaron las características de la época en la que vivían. El Antiguo Régimen era un modelo basado en la sociedad de tipo estamental, el absolutismo monárquico o el régimen feudal. El estallido de la Revolución Francesa en 1789 supuso el inicio de la lucha entre liberalismo y conservadurismo.
2. ANTECEDENTES
Carlos IV accedió al trono español en 1788, e inmediatamente se vio desbordado por la compleja situación creada por la Revolución Francesa (1789). Muchos ministros ilustrados fueron apartados de sus puestos y se intentó aislar cualquier idea proveniente de Francia. El protagonismo de las clases populares en la Revolución Francesa, el carácter radical de muchas de sus reformas y, especialmente, la muerte en la guillotina en 1793 del rey Luis XVI condujeron a España a declarar la guerra a Francia junto con otras monarquías europeas (1793-1795). Dicho enfrentamiento se saldó con la derrota española y un cambio de orientación en la política exterior española.
3. DESARROLLO DEL TEMA
LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814)
El motín de Aranjuez. Manuel Godoy, nuevo primer ministro, intentaría llegar a un acuerdo con la Francia de Napoleón. La elección de Godoy, plebeyo de origen, demostraba una absoluta desconfianza del Monarca en los círculos nobiliarios de la Corte. Desde el principio Godoy se encontró con la oposición de todos los grupos: iglesia, nobleza, ilustrados (qué se vieron sustituidos en el favor del Rey) y, sobre todo, por el príncipe heredero Fernando, que veía en él a un posible competidor en el favor de su propio padre.
Godoy inició una serie de reformas interiores de carácter ilustrado (desamortizaciones, merma del poder de la Inquisición, etc.), mientras que en política exterior siguió un camino de alianzas sucesivas con Francia. España se convirtió en aliada de Francia, y se enfrentó a Inglaterra, perdiendo en la batalla de Trafalgar (1805) casi toda su flota. En 1807 Napoleón obtenía el consentimiento de Carlos IV para que sus ejércitos atravesasen España para atacar Portugal, aliada de Inglaterra, a cambio de un futuro reparto de Portugal entre Francia y España (Tratado de Fontainebleau).
En 1808 estallaba un motín en Aranjuez donde se encontraban los reyes. El motín fue dirigido por la nobleza palaciega y el clero y perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando, alrededor del que se habían unido todos quienes querían acabar con Godoy. Los reyes, bajo los consejos de Godoy y ante el temor de que la presencia francesa terminase en una real invasión del país, se trasladaban hacia el sur.
La monarquía de José Bonaparte. Los amotinados consiguieron sus objetivos, poniendo en evidencia una crisis profunda en la monarquía española. Carlos IV escribió a Napoleón haciéndole saber los acontecimientos y reclamando su ayuda para recuperar el trono que le había arrebatado su propio hijo Fernando VII. Napoleón se reafirmó en su impresión de debilidad, corrupción e incapacidad de la monarquía española y se decidió definitivamente a invadir España, ocupar el trono y anexionar España al Imperio.
Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona (Francia), adonde, sin mayor oposición, abdicaron ambos en la persona de Napoleón Bonaparte, el cual nombró a su hermano José, rey de España. Con escaso apoyo, José Bonaparte intentaría una experiencia reformista que pretendía acabar con el Antiguo Régimen. La creación del Estatuto de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, la abolición de la Inquisición o la reforma de la administración.
La resistencia popular. Mientras se desarrollaban los hechos en Bayona, en España se inició un alzamiento popular contra la presencia francesa. El 2 de mayo, ante las confusas noticias de que Fernando VII había sido secuestrado por Napoleón, el pueblo de Madrid de alzó contra la presencia francesa. Aunque fue duramente reprimido por las tropas del general francés Murat, su ejemplo cundió por todo el país y la población se levantó rápidamente por toda España.
En toda España la población reclamaba la defensa contra la invasión francesa y surgieron Juntas de Armamento y Defensa. Las Juntas fueron primero locales y expresaban la forma de organización del movimiento insurreccional, pasando a organizarse después una Junta de Defensa Central que coordinase la acción contra los franceses.
Desde el punto de vista bélico, el ejército tradicional español era incapaz de oponerse al avance de las fuerzas francesas, siendo la guerrilla y los sitos la forma de impedir el dominio francés sobre el territorio español. Los sitios consistían en la resistencia de las ciudades españolas al avance francés de todas las maneras con tal de no dejar avanzar al ejército invasor y, de esta forma, desgastar a las tropas napoleónicas. La guerrilla fue la forma espontánea de resistencia armada. Grupos de campesinos, burgueses, sacerdotes o gente de cualquier otra ocupación se organizaban y boicoteaban a los franceses.
Las diferentes fuerzas políticas. La invasión francesa obligó a la toma de postura por parte de la población española. Una pequeña parte, a los que se conoció como afrancesados, aceptaron al nuevo monarca José Bonaparte. El resto de la población formó lo que se conoce como el frente patriótico. Ahora bien, dentro de este bando encontramos posiciones muy diferentes. Nobleza y clero luchaban por la vuelta al Antiguo Régimen. Los ilustrados y los sectores liberales deseaban que la victoria frente a Napoleón permitiese una serie de reformas. Por último, gran parte de la población, al margen de posiciones ideológicas claras, afrontó la guerra como un movimiento de defensa contra un invasor extranjero, solicitando la vuelta a España de Fernando VII.
El desarrollo de la guerra. Napoleón no esperaba encontrar grandes resistencias. Sin embargo, estas previsiones se desbarataron ante la resistencia popular en ciudades como Gerona y Zaragoza o la derrota del ejército francés en la Batalla de Bailén (1808). Ello provocó el aumento de la presencia francesa que llegaron a controlar casi todo el territorio español. A partir de ese momento fue la guerrilla la única fuerza de resistencia real frente al invasor.
A partir de 1812, el curso de la guerra empezó a ser desfavorable para Francia. La campaña de Rusia obligó a Napoleón a desplazar a parte de sus tropas. Además, las fuerzas españolas, apoyadas por el ejército inglés, comenzaron a hostigar a los franceses. Incapaz de mantener los dos frentes, Napoleón decidió pactar el fin del conflicto con los españoles, firmándose en 1813 el tratado de Valencay.
EL LIBERALISMO
Fue la burguesía el sector social qué más defendería las ideas liberales de la Revolución Francesa cuyos principios fundamentales eran:
- Soberanía nacional (el pueblo elige a sus representantes).
- Igualdad ante la ley.
- División de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial).
- Monarquía limitada por una constitución.
- Libertad individual.
- Defensa de la propiedad privada.
- Libertad de actividades económicas (desaparecen los gremios).
Sin embargo, estos principios defendidos por la burguesía serían modificados cambiados posteriormente por ella misma, ya que los orientará en su beneficio propio.
LAS CORTES DE CÁDIZ
En el verano de 1808, a comienzos de la guerra de independencia la Junta Suprema Central se reunió en Madrid tras la derrota francesa en Bailén, contaba con miembros tan ilustres como Jovellanos y Floridablanca. Allí la Junta reconoció a Fernando VII como rey legítimo de España. Pero el avance francés en 1810, hizo que la Junta huyera primero a Sevilla y de allí a Cádiz, única ciudad española que resistía el asedio francés gracias a su defensa marítima.
En enero de 1810, la Junta Suprema Central se disolvió dando paso a la convocatoria de Cortes, institución encargada de hacer leyes. El proceso de elección de diputados a Cortes y su reunión en Cádiz fueron necesariamente difíciles. En un país dominado por los franceses era imposible una elección de representantes y en muchos casos se optó por elegir sustitutos o diputados entre las personas de cada una de las provincias que se hallaban en Cádiz, siendo la mayoría clérigos, abogados, funcionarios y profesionales liberales.
El ambiente liberal de la ciudad influyó en que gran parte de los elegidos tuvieron estos ideales. Las cortes se abrieron en septiembre de 1810, y la formación de una cámara única, fue el primer triunfo del liberalismo español, frente a la tradicional representación estamental con tres cámaras. Además, en su primera sesión aprobaron el principio de Soberanía Nacional, además de proponerse la elaboración de una Constitución, que fuera el marco legal que todo español tuviera que cumplir sin importar su rango.
Pero además de la Constitución, las Cortes aprobaron una serie de leyes y decretos dirigidos a eliminar el Antiguo Régimen y establecer un régimen liberal. Así se decretó la supresión de los señoríos jurisdiccionales y los privilegios de la nobleza, se crearon un ejército nacional, se abolió la inquisición, también se adoptaron medidas económicas como la libertad agrícola y ganadera, supresión de los gremios, así como una tímida desamortización eclesiástica.
LA CONSTITUCIÓN DE 1812.
Dos años más tarde, el 19 de marzo de 1812, día de San José, de ahí “la Pepa”, se promulga la Constitución Española, que se caracteriza por un espíritu conciliador entre liberales y absolutistas, así para contentar a los más conservadores se reconocieron los derechos de la Iglesia Católica y sus privilegios, pero se sentaron las bases de un estado liberal:
- Derechos Individuales: se aprobó la libertad jurídica y de imprenta, el derecho de propiedad, el sufragio y ciertas garantías penales, pero no se reconoció la libertad religiosa como concesión a los sectores más conservadores.
- Estado: España se definió como una monarquía parlamentaria, y respecto a la soberanía Nacional, la nación se consideró como el conjunto de todos los ciudadanos de ambos hemisferios, y su poder residía en las cortes, elegidas por sufragio censitario, votaban sólo los varones mayores de 25 años y con una cantidad de dinero. Se aprobó la división de poderes, el Legislativo en las Cortes unicamerales, encargadas de elaborar las leyes, el Ejecutivo con el monarca a la cabeza, pero controlado por las Cortes y refrendado por los ministros, y el Judicial, competencia de los Tribunales de Justicia.
- El Rey: el papel del rey se inspiró en la desconfianza ante un retorno absolutista, así no puede impedir la celebración de Cortes, tampoco puede otorgar privilegios ni monopolios, ni privar a nadie de libertad. No obstante mantiene mucho poder, ya que tiene la potestad de hacer leyes junto a las Cortes, y de ejecutarlas, además posee veto suspensivo durante dos años.
IMPLANTACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1812
El invierno de 1812 estuvo lleno de penalidades, de manera que el descontento generado por esta situación hizo aumentar la oposición al régimen constitucional gaditano por parte de la nobleza y el clero. Además el pueblo, quien debía defender el nuevo sistema, solo quería superar aquella situación de guerra, dejando a un lado las ideas constitucionales. Por estas razones la incidencia de las Cortes en la vida del país fue relativa, y no se pudo llegar a aplicar con efectividad lo legislado en Cádiz, ya que con la vuelta de Fernando VII se suprimió la Constitución, así en 1814 finalizó la experiencia liberal y se volvió al absolutismo.
4. CONCLUSIÓN
Durante la primera mitad del siglo XIX, buena parte de Europa vivió un proceso de profundo cambio. Las estructuras sociales propias del Antiguo Régimen fueron sustituidas por el liberalismo. En ese proceso de lucha entre Liberalismo y el Antiguo Régimen también se vio implicada España.

“Se puede matar al soñador, pero no al sueño” Albernarthy

UNIDAD 2. EL LIBERALISMO DURANTE EL REINADO DE ISABEL II

0. INTRODUCCIÓN
En el periodo que transcurrió entre 1833 y 1868 se produjo en España, al igual que en gran parte de Europa Occidental, la implantación del liberalismo. Durante esta etapa se transformó la estructura del Estado, dando paso a una monarquía constitucional y parlamentaria, se transformó la propiedad feudal en propiedad privada capitalista y se asentó la libertad de contratación, de industria y de comercio. Durante este periodo hemos de destacar una serie de claves que ayudarán a entender el liberalismo:
- Implantación paulatina sistema económico capitalista
- Época constitucional
- Alternancia en el poder entre liberales y moderados.
- Presencia continua de los militares en los diferentes gobiernos: Espartero, Narváez, O’Donell, etc.
- Diversidad de fuerzas políticas
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
La Europa de la Restauración (1815) cederá el paso, a partir de la década de los años treinta, a los ideales del liberalismo, que poco a poco se convierten en inspiradores de los regímenes políticos de gran parte de los países europeos. Las revoluciones liberales de 1820, 1830 y 1848 serán el símbolo del acceso al poder del liberalismo. Asistimos a la configuración de un nuevo mapa de Europa, como consecuencia de las unificaciones de Italia y Alemania en los años sesenta. Mientras que Japón experimentará un proceso de cambio importante con la Revolución Meiji, Estados Unidos por su parte vivirá un proceso de guerra civil.
2. ANTECEDENTES
El inicio del reinado de Isabel II estuvo marcado por el problema dinástico. Fernando VII derogó en 1830 con la Pragmática Sanción la Ley Sálica, que desde la llegada de los Borbones en 1713 impedía a la mujer acceder al trono. Este cambio lo hizo ante la posibilidad de que la reina María Cristina de Borbón, embarazada diera a luz una niña. Finalmente en 1830 nace Isabel. Los absolutistas dieron su apoyo a don Carlos, carlistas, de manera que María Cristina comprendió que si quería salvar el trono para su hija, debía buscar apoyos en los liberales.
Así las cosas en 1833 muere el rey, María Cristina con el apoyo de los liberales queda como regente hasta la mayoría de edad de Isabel, que cuenta con tres años, mientras Carlos María Isidro con el apoyo de los absolutistas se proclama rey e inicia un levantamiento en el norte de España, dando inicio a la I Guerra Carlista. Esta guerra civil se extendió por el País Vasco, zonas de Cataluña, Aragón y Valencia. La guerra duró hasta 1839 en que se firmó el Convenio de Vergara entre el liberal Espartero y el carlista Maroto. A partir de entonces Isabel II es reconocida oficialmente en toda España.
3. DESARROLLO DEL TEMA
LA ARTICULACIÓN DEL LIBERALISMO ESPAÑOL. GRUPOS DE PODER
Tras la muerte de Fernando VII tuvo lugar en España el reinado de Isabel II, su reinado supuso el final de la monarquía absoluta y el inicio de la monarquía constitucional. Durante este periodo la diversidad de fuerzas políticas fue muy amplia:
- Moderados (terratenientes, intelectuales, comerciantes, mandos militares, alto clero y nobles) – defienden la propiedad, un sufragio censitario muy reducido, etc. Narváez.
- Progresistas (media y pequeña burguesía, burguesía industrial, burguesía financiera y profesiones liberales) – defienden mayores reformas y un sufragio más amplio. Espartero y Mendizábal son sus mejores representantes.
- Unión Liberal (partido escindido de los moderados) – defienden mayores reformas que los liberales moderados. O,Donell
- Partido Demócrata (partido escindido del progresista) – son el grupo que defiende mayor número de reformas y que tendrá una gran influencia años más tarde.
- Partido Republicano (en contra de la Monarquía) – grupo contrario a la existencia de una monarquía y que accederán al poder de manera efímera en 1873.
- Carlistas (contarios a la monarquía de Isabel II y al liberalismo) – grupo minoritario que defenderá la vuelta al Antiguo Régimen.
EL PERIODO DE REGENCIAS (1833-1843)
La regencia de María Cristina de Borbón, 1833-1840. Durante la minoría de edad de Isabel II se iniciaron en España las reformas liberales, pero aún no se aceptaba la soberanía nacional, mientras los liberales comenzaban a dividirse en moderados-conservadores y progresistas. La Regente María Cristina confió el gobierno a los conservadores, lo que provocó numerosas protestas, por lo que tuvo que nombrar como primer ministro a Martínez de la Rosa, quien hizo frente a los Carlistas. Este, a pesar de ser progresista, promulgó el conservador Estatuto Real de 1834, Carta Otorgada que recogía unas Cortes bicamerales: Estamento de Próceres (alto clero y grandes de España) y de Procuradores, pero en realidad no tenían poder legislativo, sometidas al control de la Corona sin aceptar el principio de Soberanía Nacional.
Los progresistas mostraron su descontento con las tímidas reformas, produciéndose revueltas urbanas a partir de 1835, sobre todo en Barcelona, con incendios de conventos y la fábrica de Bonaplata, que dieron lugar a la formación de Juntas Locales. María Cristina se vio obligada a llamar al progresista Mendizábal a formar gobierno, quien decretó la desamortización de los bienes del clero, 1836-37, para hacer frente a la guerra y a la deuda pública. Pero la nobleza y clero presionan a la Regente para que se deshiciera de Mendizábal, que fue destituido, lo que produjo el levantamiento de la guarnición de la Granja, la Sargentada, María Cristina se ve obligada a volver a llamar a los progresistas y restablecer la Constitución de Cádiz.
Estos redactaron la Constitución de 1837, aunque progresista, en realidad era un replanteamiento conservador de la de Cádiz, se introducía una segunda cámara, y la Corona ostentaba mayores poderes: disolución del parlamento y un sistema electoral censitario. No obstante supuso la disolución definitiva del régimen señorial, los señores perdían su jurisdicción, aunque conservaban la propiedad de la tierra.
Tras las elecciones de 1837, los moderados con mayoría en el parlamento, prepararon la Ley de Ayuntamientos de 1840, por la cual la Corona nombraría a los alcaldes de las capitales de provincia y grandes ciudades, lo que perjudicaba a los progresistas. Esto fue contestado con alzamientos por todo el país, que provocaron la dimisión de la regente, siendo sucedida por el prestigioso general progresista Espartero, vencedor de la Guerra Carlista.
Fue este, el final de la I Guerra Carlista, el hecho más positivo. Tras los fracasos carlistas de Zumalacárregui y la Marcha Real, llegándose al acuerdo en 1839 con el Convenio o “Abrazo de Vergara”, entre el carlista Maroto y el isabelino Espartero, por el que se finaliza la contienda, a cambio los carlistas mantendrían su graduación militar y las regiones forales, País Vasco y Navarra, sus derechos.
La Regencia de Espartero, 1841-1843. Sin embargo éste mostró una actitud autoritaria en 1842, cuando abrió el mercado español a los tejidos de algodón ingleses, de más calidad y baratos, amenazando la industria catalana, lo que provocó un levantamiento general en Barcelona, por lo que bombardeó la ciudad. Espartero se vio obligado a dimitir y exiliarse ante la presión de los moderados O´Donnell y Narváez, las Cortes para evitar una nueva regencia proclamaron a Isabel reina con 13 años.
EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868)
La Década Moderada, 1844-1854. Tras la caída de Espartero en 1843 y la proclamación como reina de Isabel II con sólo trece años, los moderados se hicieron con el poder, siendo jefe de Gobierno fue elegido Narváez, quien reprimió cualquier levantamiento progresista, aprobándose la conservadora Constitución de 1845. Esta proclamaba la soberanía conjunta del Rey y las Cortes, a las que se les disminuía sus atribuciones legislativas, con senado nombrado por la Reina, quien además nombraba a los ministros. Se suprimió la Milicia Nacional (fuerza nacional creada en 1808 y alternativa al ejército regular), y aunque se mantuvo la declaración de derechos de 1837, se decretó la exclusividad de la Religión Católica. La Constitución mostraba también los símbolos del centralismo y la uniformización, el control de la Corona de los Ayuntamientos y el control de la Administración.
Hay que destacar el Concordato de 1851 con la Santa Sede, por el que se suspendía la venta de bienes eclesiásticos, hecho que se tradujo en el apoyo de la iglesia católica a Isabel II. Por otra parte se crea de manos del Duque de Ahumada la Guardia Civil en 1844, que velaba por mantener el orden público y la vigilancia de la propiedad privada rural.
Pero se producen levantamientos de progresistas y parte de los moderados ante la pretensión real de fortalecer el poder ejecutivo en detrimento del parlamento, así en 1854 se da el pronunciamiento de Vicálvaro, Vicalvarada, por parte del general O´Donnell. Por otro lado, sectores moderados y progresistas contrarios al gobierno elaboraron el manifiesto de Manzanares en demanda del cumplimiento de la Constitución, de la reducción de impuestos y de la reimplantación de la Milicia Nacional, a lo que accedió la Reina, llamando a formar gobierno a Espartero.
El Bienio Progresista, 1854-1856. Durante dos años, el nuevo gobierno intentó restaurar los principios del régimen constitucional de 1837. Se restauró la Milicia Nacional y se inició la elaboración de la Constitución de 1856, que no llegaría a ser promulgada (non data).
En 1855 de manos de Pascual Madoz se continuó la labor desamortizadora, afectando a los bienes de la iglesia, del Estado, de las órdenes militares y de los ayuntamientos, con un volumen de venta mucho mayor que la de Mendizábal, el objetivo era conseguir recursos para la modernización del país. También importante fue la Ley de Ferrocarriles de 1855, que regulaba su construcción y ofrecía incentivos a las empresas que invirtieran en él, de esta manera capitales extranjeros (franceses) acudieron en masa al mercado español. Pero además de capital, también se importaron materiales, por lo tanto su construcción no tuvo el arrastre económico para la industria como lo había tenido en otras partes de Europa.
Pero el principal problema fue la conflictividad social, aumentada a causa de la crisis económica, así se da un levantamiento en Barcelona en 1855, catalogado como la primera Huelga General de la Edad Contemporánea en España, con asaltos e incendios de fábricas y fincas, ante lo que Espartero dimite, por lo que Isabel II llama a O´Donnell, que reprime las protestas.
El Desmoronamiento de la Monarquía Isabelina, 1856-1866. En 1858 los moderados fueron sustituidos por la Unión Liberal (O’Donnell), produciéndose a partir de ese momento cierta estabilidad política caracterizada por la vuelta al conservadurismo, restableciéndose la Constitución de 1845, anulando la libertad de imprenta y parando la desamortización. También tiene lugar una política exterior activa y agresiva, desarrollándose acciones en Indochina, México o Marruecos.
La segunda etapa que se extiende desde 1863-1868 estuvo en manos de los Moderados de Narváez y se caracteriza por la crisis final del reinado de Isabel II. El moderantismo gobernó de forma autoritaria al margen de las Cortes, pero tuvo que hacer frente a numerosos problemas: crisis del ferrocarril por su escasa rentabilidad, y recesión industrial en Cataluña por la suspensión de importaciones de algodón de EE.UU. por su Guerra de Secesión (1861-1865). O´Donnell en 1866 reprime con dureza una revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil, que pedían reformas políticas, ante las numerosas críticas acabó dimitiendo.
El Pacto de Ostende. Los siguientes gobiernos de Narváez hacen oídos sordos a los problemas, hasta que en 1866 se firmó el Pacto de Ostende, por progresistas y demócratas, a quienes se adhieren los unionistas tras la muerte de O´Donnell en 1867. Este pacto planteaba una alternativa revolucionaria a la caduca monarquía. Así se inicia la Revolución la Gloriosa, cuando la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz al mando del almirante Topete se sublevó, sumándose el progresista Prim y el unionista Serrano, surgiendo Juntas Revolucionarias en numerosas ciudades. Ante esta situación el gobierno y la Corona se encontraron completamente aislados, así, cuando las escasas tropas fieles a la corona fueron derrotadas en la batalla del Puente de Alcolea, Córdoba, el gobierno no vio más salida que dimitir e Isabel II exiliarse a Francia.

4. CONCLUSIÓN
La configuración del Estado liberal en España fue un proceso largo y complejo. Se inició con una prolongada guerra entre carlistas y liberales y continuó salpicado de entrenamientos entre los partidos políticos, levantamientos populares, pronunciamientos del ejército y, finalmente, la revolución de 1868.
Podemos decir que a la revolución de 1868, “La Gloriosa”, se llegó por el agotamiento y la impopularidad del moderantismo y de la monarquía de Isabel II. Además existía una situación de crisis del sistema capitalista español. A la crisis del ferrocarril, de la industria catalana, se sumó otra de subsistencia, que se inició por una serie de malas cosechas que dieron como resultado una carestía de trigo, de manera que una gran parte de la población tenía motivos para alzarse contra el sistema isabelino.



“He nacido hoy de madrugada, viví mi niñez esta mañana y sobre el mediodía ya transitaba mi adolescencia, y no es que me asuste que el tiempo se pase tan deprisa, sólo me inquieta un poco pensar que tal vez mañana sea demasiado viejo para hacer lo que he dejado pendiente”. Jorge Bucay

UNIDAD 3. ANÁLISIS Y VALORACIÓN DE LAS MEDIDAS DESAMORTIZADORAS

0. INTRODUCCIÓN
El apoyo del clero a la causa carlista y la necesidad estatal de recursos financieros impulsaron la obra desamortizadora, enmarcada dentro del amplio programa de reformas del proyecto liberal. La desamortización constituyó la medida más revolucionaria entre las adoptadas. En el Antiguo Régimen fue runa práctica común que determinados sectores sociales dispusiera de una masa de bienes acordes con su protagonismo social.
Con el término desamortización se entiende el liberar a la circulación las tierras y transformarlas en mercancías, así se deshacía la norma feudal que impedía comerciar con la riqueza patrimonial perteneciente a instituciones estamentales, como la Iglesia, aristocracia, corona y municipios.
1. CONTEXTO HISTÓRICO
El nacimiento en algunos países (Gran Bretaña, Francia, Alemania y Bélgica) de una nueva sociedad donde la industria era la actividad principal codujo a un aumento de la producción y del producto por habitante de una magnitud desconocida hasta entonces. Las malas condiciones de los trabajadores de las fábricas dieron lugar al nacimiento del movimiento obrero, destacando el marxismo y el anarquismo.
2. ANTECEDENTES
La agricultura era la actividad económica principal durante el siglo XIX, generaba el 56% de la renta nacional y empleaba a dos tercios de la población española, sin embargo era un sector estancado. Esto se debía a que los grandes propietarios no invertían en mejorar la agricultura porque la mano de obra era abundante y barata. Por otra parte, el tipo de propiedad señorial hacía que desde los repartimientos cristianos las tierras estuvieran en manos de la nobleza, Iglesia y Ayuntamientos (manos muertas) no pudiendo ser vendidas ni repartidas, lo que encarecía el precio de la tierra por la poca superficie que quedaba libre. De esta manera los campesinos que eran pequeños propietarios o arrendatarios no disponían de capital para comprar más tierras ni para introducir innovaciones, ya que además soportaban numerosos impuestos.
3. DESARROLLO DEL TEMA
PRIMERAS MEDIDAS DESAMORTIZADORAS
Las primeras medidas de desamortización se centraron en los bienes de los municipios, así fue desde los planes ilustrados que comenzaron en 1766 en el reinado de Carlos III, siendo una desamortización menos llamativa que la eclesiástica posterior. A iniciativa de los reformistas ilustrados del gobierno de Godoy, en 1805 arrancó otra importante desamortización, centrada en los bienes de la Iglesia. La siguiente comienza en 1808 cuando Napoleón mandó reducir a un tercio los conventos españoles, así con José I arrancaba el primer proceso desamortizador de envergadura, no obstante tuvo escasa incidencia por el contexto histórico en el que se desarrolló.
Las Cortes de Cádiz harían igualmente su labor en este plano, abordando la correspondiente legislación desamortizadora tanto eclesiástica como civil, a ello se sumaba que desde 1811 se declaraba abolido el régimen señorial. Pero la presencia francesa en la Península, y el regreso del absolutismo con Fernando VII limitó sus efectos, ya que abolió toda la obra anterior a 1814, devolviendo gran parte de los bienes confiscados. Sin embargo, en el Trienio Liberal (1820-1823), se continuó con las medidas desamortizadoras, suprimiendo los mayorazgos y los señoríos, pero de nuevo en la Década Ominosa (1823-1833), se suprimió toda medida desamortizadora.
DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ
Tras la muerte de Fernando VII reapareció el objetivo de la desamortización dentro de los sectores liberales, llevándose a cabo las dos desamortizaciones más importantes: las de Mendizábal y Madoz. Estos procesos los llevaron varios gobiernos de Isabel II, influidos por el liberalismo económico, así pretendían poner la tierra en manos de propietarios individuales que fueran totalmente dueños de sus propiedades con plena libertad para comprar, vender, arrendar y cultivarlas como creyesen más oportuno. Este tipo de nuevo propietario, se consideraba que podría introducir formas modernas de cultivo para obtener una mayor productividad de sus fincas, y esta producción debería estar destinada al comercio. De esta manera, se intentaba modernizar el sector económico principal del país, la agricultura, que pese a su importancia estaba muy estancada.
El paso previo a la desamortización, era la nacionalización de los bienes de manos muertas, excepto los de la nobleza, para después ponerlos a disposición de propietarios privados, aunque siempre con la obtención por parte del Estado de unos beneficios. Paralelamente, se dieron modificaciones en el sistema de propiedad de la tierra, ya que se suprimieron los mayorazgos y la propiedad colectiva, de manera que la tierra se convirtió en una mercancía.
La primera desamortización, fue conocida como Eclesiástica, realizada por el presidente y ministro de Hacienda Mendizábal en 1836 durante la regencia de María Cristina de Borbón, cuando se nacionalizaron los bienes de las órdenes religiosas y se vendieron en pública subasta. Los objetivos de la desamortización eran varios: con esta medida se pretendía a través de las ventas, sanear la Hacienda Pública muy endeudada por el coste de las Guerras Carlistas; modernizar el sector agrícola para que así creciera la economía nacional; y se pensaba que si las tierras eran compradas por campesinos, se crearía una amplia clase media enriquecida gracias al liberalismo, de manera que estarían obligados a apoyar la monarquía de Isabel II frente al carlismo, que le quitaría sus tierras.
Sin embargo, ninguno de estos objetivos se cumplieron debido al sistema de venta elegido, la subasta, ya que los campesinos no pudieron comprar las tierras frente a las ofertas de nobles y algunos burgueses ricos, de manera que no se creó esa base social que apoyara al régimen liberal. Además, al ser la nobleza la única que compró tierras, la competencia fue escasa por lo que el beneficio que sacó el Estado fue pequeño, así que tampoco sirvió para sanear las arcas públicas. De esta manera, paradójicamente, la primera desamortización pese a su importancia y trascendencia no cambió demasiado el panorama, ya que aunque las tierras cambiaron de manos, siguieron en propiedad de los que ya tenían, así que la concentración fue aún mayor, no sirviendo para modernizar el sector ni aumentar la producción agrícola.
La segunda gran desamortización fue la propuesta por el ministro Pascual Madoz en 1855, durante el Bienio Progresista (1854-1856). Se denominó desamortización General o Civil, porque se pusieron a la venta además de los bienes eclesiásticos y de las órdenes militares, los pertenecientes al Estado y a los municipios, tratando así de privatizar todas las tierras públicas susceptibles de ser cultivadas. Si la desamortización anterior no supuso apenas cambios, esta tuvo mayores efectos, aunque negativos. Se vendieron todas las tierras públicas que pudieran ser cultivadas, incluidas las de los ayuntamientos: los bienes de propios y comunales, que hasta el momento servían a los municipios de fuente de ingreso al arrendarlas a los vecinos, mientras estos las alquilaban a buen precio, de manera que las corporaciones locales dejaron de percibir esos recursos y los campesinos perdieron tierras de cultivo.

CONSECUENCIAS DE LAS DESAMORTIZACIONES
Consecuencias socioeconómicas: La Iglesia sufrió un duro golpe, privado de su fuente económica, el poderoso clero regular (monjes) vio reducidos sus efectivos humanos, mientras el clero secular (curas) pasó a depender de la dotación económica del Estado. La nobleza no perdió su base económica en la que se apoyaba su influencia social, sino que aumentó, aunque sus propiedades de tipo feudal se transforman en simplemente privadas, pero no las convirtieron en modernas empresas agrarias de tipo capitalista. Junto a la nobleza, creció una nueva clase de terratenientes formada por una burguesía rica que se aristocratiza, pero que tampoco supo modernizar el campo, mientras el dinero invertido en estas tierras no se dedicó a la necesaria industrialización del país.
Los campesinos arrendatarios vieron empeorar su situación, ya que los nuevos propietarios hacían más duras las condiciones del contrato de alquiler, porque preferían tratar con grandes arrendatarios que cultivaban muchas tierras con el auxilio de los jornaleros, en vez de hacerlo con muchos pequeños inquilinos. El porcentaje de jornaleros aumentó, por el crecimiento de la población, pero sobre todo por la anulación de muchos contratos. Así mismo, la situación empeoró aún más, al quedar privados del derecho a usar las tierras comunales de los ayuntamientos, de esta forma quedaron convertidos en verdaderos proletarios (obreros) del campo, sujetos a unos salarios muy bajos y a largos periodos de paro.
Consecuencias políticas: Pese a los errores vistos, podemos decir que la desamortización ayudó a la consolidación del Estado liberal, ya que se acabó con el poder económico de una Iglesia conservadora. Además, definitivamente se terminó con el feudalismo agrario, al transformarse la tierra en una mercancía de compra venta. Por último, la nobleza comenzó a ser menos contraria al régimen liberal gracias a que se habían enriquecido, aunque siempre perteneciendo a un género más conservador. En el terreno urbanístico, cultural y religioso, en las ciudades, los edificios de los conventos fueron derribados para construir grandes plazas, suponiendo una importante transformación. Finalmente, desde 1836 se produjo una ruptura entre el Estado español y la Iglesia, no siendo superada hasta el Concordato de 1851.
4. CONCLUSIÓN
La importancia de estas medidas fue considerable. Pretendía privar a los antiguos estamentos de su fuerza económica y dotar de tierras a los campesinos carentes de ella, al tiempo que propiciaban una explotación más adecuada del campo español. Podemos decir que la desamortización fue una medida que tomó el Estado liberal para romper el monopolio de la riqueza ligada al estamento eclesiástico, a la vez que buscaba dar salida al mercado un gran patrimonio. Tal proceso constituyó un elemento esencial para comprender el transito de la sociedad del Antiguo Régimen al liberalismo, en el que la propiedad se concebía como individual y absoluta en su capacidad de gestión, acabando así con el régimen de manos muertas. Esto era un paso imprescindible en la organización económica para el despliegue del sistema capitalista, ampliamente ligado al régimen liberal.

“El sida es un problema médico, pero la razón de las muertes es un problema político. En África mueren 6500 personas de una enfermedad con cura preventiva. Las vacunas con retrovirus existen, pero creo que no se le da el mismo valor a la vida en África que en Europa”.
Bono (cantante de U2)

UNIDAD 4. EL INTENTO DE REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA: EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874)

0. INTRODUCCIÓN
La Revolución de 1868 abriría un período de reforma social, política y económica que iba más allá del simple cambio de gobierno. Las fuerzas burguesas, con el apoyo de los sectores populares, iniciaron una experiencia de gobierno democrático que, bajo la forma de monarquía o de república, diera satisfacción a los intereses de los distintos grupos sociales. Sin embargo, las dificultades de este período fueron extraordinarias y, en 1874, un nuevo golpe militar pondría fin a la experiencia democrática y abriría el camino al retorno de los Borbones.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
La Europa de la Restauración (1815) cederá el paso, a partir de la década de los años treinta, a los ideales del liberalismo, que poco a poco se convierten en inspiradores de los regímenes políticos de gran parte de los países europeos. Las revoluciones liberales de 1820, 1830 y 1848 serán el símbolo del acceso al poder del liberalismo. Asistimos a la configuración de un nuevo mapa de Europa, como consecuencia de las unificaciones de Italia y Alemania en los años sesenta. Mientras que Japón experimentará un proceso de cambio importante con la Revolución Meiji, Estados Unidos por su parte vivirá un proceso de guerra civil.
2. ANTECEDENTES
Al final del reinado de Isabel II, nos encontramos con un moderantismo que gobernó de forma autoritaria al margen de las Cortes, pero tuvo que hacer frente a numerosos problemas, como la crisis del ferrocarril por su escasa rentabilidad y la industrial en Cataluña por la suspensión de importaciones de algodón de EE.UU. por la Guerra de Secesión. O´Donnell en 1866 reprimió con dureza una revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil, que pedían reformas políticas, ante las numerosas críticas acabó dimitiendo. Los siguientes gobiernos de Narváez hicieron oídos sordos a los problemas, hasta que en 1866 se firmó el Pacto de Ostende, que formaba un grupo contrario a la monarquía isabelina.
3. DESARROLLO DEL TEMA
LA REVOLUCIÓN DE 1868
Causas de la Revolución de 1868. Una serie de circunstancias provocaron el malestar general hacia la monarquía de Isabel II. A partir de 1860 la crisis económica y política se aunó y provocaron una inestable situación en la España de Isabel II.
La crisis financiera se originó por la evidencia de que las inversiones ferroviarias no eran rentables (los ferrocarriles españoles producían unos rendimientos muy escasos). Esto coincidió con una grave crisis industrial motivada por la Guerra de Secesión en EEUU que había paralizado la exportación de algodón. La crisis de subsistencias vino provocada esencialmente por una serie de malas cosechas que dieron como resultado una carestía de trigo.
A nivel político, en el año 1868, una gran parte de la población (grandes negociantes, industriales, obreros y campesinos, etc.) tenía motivos para alzarse contra el sistema isabelino. Ante la represión política sistemática y el cierre de las cortes decretado por los gobiernos moderados, la oposición estableció una plataforma para acabar con el moderantismo en el poder.
Pacto de Ostende. Firmado por progresistas y demócratas exiliados en 1866. El pacto era claramente anti-isabelino y la cuestión de la forma de gobierno –monarquía o república- sería decidida por unas Cortes elegidas por sufragio universal. A dicho pacto se unieron los unionistas tras la muerte de O´Donell. Esta unión fue fundamental para el triunfo de la revolución. Los unionistas aportaron una buena parte de la cúspide del ejército y privaron a Isabel II del apoyo de gran parte de los militares.
La Gloriosa. El 19 de septiembre de 1868, la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz al mando de Topete se sublevó. Prim (progresista) y Serrano (unionista) se unieron con los sublevados y rápidamente en muchas ciudades se constituyeron Juntas Revolucionarias que organizaron la rebelión. Ante esta situación el gobierno y la Corona se encontraron completamente aislados, puesto que su actitud había provocado que sólo contasen con el apoyo de un grupo muy reducido, la “camarilla” situada alrededor del gobierno de Isabel II. Cuando las escasas tropas fieles al gobierno fueron derrotadas en Alcolea, el gobierno no vio más salida que dimitir e Isabel II partió en exilio a Francia.
Durante esas primeras semanas, el poder efectivo estuvo en manos de la Juntas Revolucionarias, y del movimiento popular que acabó con el moderantismo y destronó a los Borbones. Sin embargo, se evidenció rápidamente que en la revolución de 1868 existían diversas revoluciones y que la que se iba a imponer era la de Prim (progresista) o Serrano (unionista). Fuera quedaban, frustradas las revoluciones de los demócratas, republicanos y de las masas populares. Así, los firmantes del Pacto de Ostende constituyeron un gobierno provisional, ordenaron disolver las Juntas y desarmar a la Milicia Nacional.
EL GOBIERNO DE 1869.
El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869. El Gobierno Provisional puso rápidamente en marcha un programa de reformas. Fueron inmediatamente reconocidos la libertad de imprenta, el derecho de reunión y asociación y el sufragio universal masculino; se aprobó la reforma de la enseñanza, la desamortización de Ayuntamientos y Diputaciones y la emancipación de los hijos de los esclavos en las colonias. Al mismo tiempo, el Gobierno Provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino y que dieran la victoria a la coalición gubernamental (progresistas, unionistas y un sector de los demócratas). Además, crearon tres importantes minorías dentro de las Cortes: los carlistas, los moderados y los republicanos.
La Constitución de 1869, claramente liberal democrática, perfilaba un régimen de libertades muy amplio, proclamando la soberanía nacional y confirmando el sufragio universal masculino. Incluía una amplísima declaración de los derechos en la que junto a los tradicionales se garantizaba la libertad de residencia, enseñanza o culto. La monarquía se mantuvo como forma de gobierno (al rey le correspondía el poder ejecutivo). Hay que añadir que se proclamaba, como en otras constituciones, la independencia del poder judicial creando un sistema de oposiciones a juez que acababa con el nombramiento de éstos por el gobierno.
La política económica de esta etapa se caracterizó por la defensa del librecambismo y por la apertura del mercado español a la entrada del capital extranjero. En un intento de unificar el sistema monetario se fijo la peseta como unidad monetaria; pero el problema más grave fue la situación de la Hacienda con una elevada deuda Pública que forzó a utilizar parte del patrimonio minero, mediante su venta o concesión, para sanearla. La última gran acción sobre la economía fue la liberalización de los intercambios exteriores.
Sin embargo, la forma de gobierno monárquica disgustó a los republicanos; el mantenimiento del culto y del clero aprobado por la Constitución no era del agrado de sectores anticlericales y, sobre todo el modelo socio-económico continuó intacto, con los que campesinos, jornaleros o trabajadores de fábrica no vieron mejorar su situación. De este modo, fueron penetrando en España las ideas anarquistas y socialistas.
LA MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
La monarquía de Amadeo de Saboya (1870-1873). El triunfo en las elecciones de los partidos que defendían la monarquía dio lugar a que la principal tarea del gobierno consistiese en encontrar un monarca que sustituyese a los Borbones. El general Prim fue el encargado de sondear a todos los embajadores extranjeros a fin de encontrar un consenso internacional sobre el candidato, hasta que, por fin, consiguió imponerse la candidatura de Amadeo de Saboya. No obstante, tras ser coronado y tres días antes de su llegada a España, se quedó sin su consejero más fiel, puesto que Prim había sido asesinado.
La oposición a la nueva Monarquía. Desde el punto de vista político, Amadeo I contó desde el principio con la oposición de los moderados, al frente del cual se situó Cánovas del Castillo, eran partidarios de la restauración de la monarquía en el hijo de la Reina, el príncipe Alfonso. Inmediatamente esta opción contó con el apoyo de la Iglesia, en contra de la situación tras el decreto de Prim que obligaba al clero a jurar la Constitución de 1869. Respecto a la elite rica, desconfió de un monarca que permitía una legislación que atentaba contra sus intereses: abolición de la esclavitud en Cuba, regulación del trabajo infantil, etc.
Como es natural, tampoco podía contar con el apoyo de los republicanos y sectores populares para los que el problema consistía en el cambio de sistema social. Los sectores carlitas, por su parte, se volvieron a azar en armas en 1872, animados por las posibles expectativas de sentar en el trono a su candidato Carlos VII (tercera guerra carlista).
Por otro lado, se había iniciado en Cuba, con el llamado “grito de Yara”, la Guerra de los Diez Años. Aunque el gobierno intentó sacar adelante un proyecto de abolición de la esclavitud, la negativa por parte de los sectores económicos españoles con intereses en Cuba frustró una solución pacífica (y convirtió la guerra en un grave problema para el gobierno). También en 1872 se produjeron una serie de insurrecciones de carácter federalista, en las que se combinaba la acción de los republicanos con la influencia de las ideas anarquistas y socialista, que aumentaron la inestabilidad del régimen.
La crisis final del reinado, a pesar de todo, vino provocado por la desintegración de la coalición gubernamental (unionistas, progresista y demócratas) que dejó al monarca sin apoyo. Privado de todo apoyo, el 10 de febrero de 1873, Amadeo de Saboya presentaba su renuncia al trono.
LA PRIMERA REPÚBLICA, 1873-18744).
La experiencia de la República Federal. Las Cortes, en las que se depositaba la soberanía en ausencia del monarca, decidieron someter a votación la proclamación de una República, que fue aprobada el 11 de febrero de 1873. Pero gran parte de la cámara era monárquica y su voto a favor fue una estrategia para acelerar el proceso de deterioro político que diera tiempo a organizar el retorno de los Borbones.
Sus únicos partidarios eran los republicanos representados por los diputados del Partido Demócrata Republicano Federal que propugnaba un sistema de pactos entre los distintos pueblos o regiones como una forma nueva de articular el Estado español. Los federales eran además, partidarios del laicismo del Estado, de la ampliación de los derechos democráticos y de la intervención del Estado en la regulación de las condiciones laborales. Contaban con el apoyo de la pequeña burguesía y campesinos y obreros, antes de que fueran atraídos por las ideas anarquistas y socialistas. No obstante, en las ciudades aparecieron de nuevo revueltas populares que reclamaban la abolición de los consumos; que gravaban los productos básicos, y las quintas (en las que se admitía redención por dinero).
Ahora bien, gran parte de los dirigentes republicanos se mostraron a favor de respetar la legalidad, disolvieron rápidamente las juntas y reprimieron las revueltas populares. Pacificado el panorama se convocaron elecciones a Cortes constituyentes que ganaron los republicanos (aunque hubo un 60 % de abstención). Así, comenzaron a redactar un proyecto de Constitución (1873) que declaraba la organización federal de la República: el poder se repartía entre las instituciones autónomas y reconocía quince Estados federales más Cuba y Puerto Rico. Por lo demás, la constitución era muy parecida a la de 1869.
Los problemas de la República. El conflicto carlista, por otra parte, se había acelerado. En Cuba continuaba la guerra y la República fue incapaz de mejorar la situación. Por último, la población radicalizada por las aspiraciones revolucionarias expandidas por núcleos anarquistas se alzó en cantones independientes, entre los que destacó el de Cartagena.
Ante la disyuntiva de tener que sofocar por las armas la revuelta, Pi i Margall, que se encontraba al frente del gobierno, dimitió. Su sustituto, Salmerón, inició una acción militar contra el movimiento cantonal; pero abandonó el gobierno al sentirse incapaz de firmar las penas de muerte impuestas. Para reemplazarle fue nombrado jefe de gobierno Castelar, representante de la línea más conservadora del republicanismo; sin embargo, temiendo ser destituido por no tener mayoría en las Cortes, gobernó autoritariamente. Aún así, fue derrotado.
EL FINAL DE LA REPÚBLICA
Resultaba inminente la formación de un gobierno de centro-izquierda y para impedirlo, el general Pavía invadió el hemiciclo con fuerzas de la Guardia Civil y disolvió por la fuerza la Asamblea. De esta manera, el poder pasó a manos de una coalición de unionistas y progresistas con el general Serrano a la cabeza, que intentó estabilizar un régimen republicano de carácter conservador. Al mismo tiempo, el príncipe Alfonso había firmado el Manifiesto de Sandhurst que sintetizaba el programa de la nueva monarquía: conservadora y católica y defensora del orden social. Finalmente, en diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Martínez Campos proclamaba rey de España a Alfonso XII.
4. CONCLUSIÓN.
La crisis general de la última etapa del reinado de Isabel II hizo posible la confluencia de intereses de toda una serie de fuerzas políticas, sociales y económicas marginadas del sistema moderado e interesados en un programa de renovación democrática y de recuperación económica. El Sexenio Revolucionario fue una de las primeras experiencias puramente democráticas en la historia de España, destacando lo llamativo de la llegada de la I República Española. Pero las continuas convulsiones que sacudieron al país con continuos cambios de gobiernos, y de sistemas políticos imposibilitaron su normalización y su pervivencia en el tiempo.




“Ajustar cuentas con el pasado constituye un paso obligado para toda sociedad que intente construir un proyecto de futuro”. Mimmo Cándido

UNIDAD 5. EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN Y EL SISTEMA CANOVISTA.
0. INTRODUCCIÓN
El final del Sexenio dará pasó a la Restauración de la Monarquía, un largo período de la España contemporánea que se extiende hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923. La Restauración sería periodo de estabilidad constitucional, de modernización económica y de alejamiento del ejército de la vida política, pero también lo fue de dominio de la burguesía oligárquica, de caciquismo, de falseamiento electoral, etc.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El desarrollo de una segunda revolución Industrial en el último tercio del siglo XIX trajo aparejado el desarrollo de una política imperialista. El Congreso de Berlín en 1885 ejemplifica el reparto del mundo que llevaron a cabo las potencias europeas y que a la larga conduciría al inicio de la I Guerra Mundial.
2. ANTECEDENTES
En el periodo que transcurrió entre 1833 y 1868 se había producido en España la implantación del liberalismo, etapa durante la cual se transformó la estructura del Estado, dando paso a una monarquía constitucional y parlamentaria. El deterioro de la monarquía de Isabel II dio paso en 1868 al llamado Sexenio Revolucionario. Durante este periodo, las fuerzas burguesas, con el apoyo de los sectores populares, iniciaron una experiencia de gobierno democrático que, bajo la forma de monarquía o de república, diera satisfacción a los intereses de los diferentes grupos sociales.
3. DESARROLLO DEL TEMA
EL FINAL DE LA REPÚBLICA
Desde febrero de 1873 a diciembre de 1874 se mantuvo la I República. El problema carlista, la guerra en Cuba, los alzamientos cantonalistas, la crisis de gobierno (Pi i Margall, Salmerón y Castelar) y la oposición del resto de grupos políticos provocaron el final de la corta experiencia republicana. En 1874, el pronunciamiento militar de Martínez Campos proclamaba rey de España a Alfonso XII.
LOS FUNDAMENTOS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN
Las bases del sistema canovista. La Restauración es el sistema político ideado por Antonio Cánovas del Castillo quien creía en la existencia de unas “verdades básicas” indiscutibles, porque formaban parte de la propia Historia, entre estas destacaba la “monarquía legítima”, encarnada por la dinastía borbónica, a esta “verdad básica”, se unían otras como la propiedad privada o la unidad de España. Con estas ideas se creó el sistema de la Restauración o Canovista, caracterizado además por su conservadurismo y un parlamentarismo liberal “no democrático”. Además, la Restauración pretendía superar algunos de los problemas endémicos del liberalismo precedente: el carácter partidista y excluyente de los moderados durante el reinado de Isabel II, el intervencionismo de los militares en la vida política y la proliferación de enfrentamientos civiles.
La Constitución de 1876. Las bases del nuevo sistema quedaron fijadas en la Constitución de 1876, de carácter moderado e inspirada en parte en la de 1845. Se trataba de una constitución más abierta en la cual la defensa de valores tradicionales fuese compatible con la incorporación, a medio plazo, de algunos de los principios democráticos de 1868. La Constitución establecía la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, institución que estaba al margen de cualquier decisión política. Reconocía a la Corona como uno de los pilares del nuevo régimen y se le otorgaba el derecho de veto, la potestad legislativa compartida con las Cortes y el nombramiento de ministros. Las Cortes se organizaron en dos cámaras: el Congreso de los Diputados y el Senado. Se proclamó la confesionalidad católica del Estado y, en consecuencia, se restableció el presupuesto de culto y clero. La declaración de derechos era amplía, pero se remitían a leyes ordinarias posteriores que tendieron a restringirlos.
Los pilares básicos sobre los que se apoyaba el sistema canovista eran la Corona, los partidos dinásticos y el ejército. La monarquía se consideraba una institución incuestionable y permanente que se hallaba por encima de cualquier decisión política. Su papel era ejercer como árbitro en la vida política y garantizar el buen entendimiento y la alternancia en el poder entre los partidos políticos. Su papel era ejercer como árbitro en la vida política y garantizar el buen entendimiento y la alternancia en el poder entre los partidos políticos. El poder debía ser compartido de forma alternativa entre los dos grandes partidos dinásticos, el conservador y el liberal, que renunciaban los golpes de fuerza (pronunciamientos) como mecanismo para acceder al gobierno. El tercer pilar era el ejército al que se quería alejar definitivamente de la intromisión en la vida política como había ocurrido durante todo el S. XIX: Riego, Narváez, O´Donell, Prim o Espartero (el proceso de despolitización del ejército fue más aparente que real).
El fin de los conflictos bélicos. La Restauración va a traer el fin de los conflictos bélicos y por lo tanto la estabilidad al régimen. Algunos representantes del carlismo reconocieron a Alfonso XII, mientras que el resto del carlismo sería reducido paulatinamente bajo el mando del general Martínez Campos. En 1876 don Carlos cruzó la frontera francesa hacia el exilio y la guerra se dio por finalizada. Consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la abolición definitiva del régimen foral, quedando los vascos sujetos al pago de los impuestos y al servicio militar comunes a todo el Estado. Ahora bien, se estipula un sistema de “conciertos económicos”, concediendo cierta autonomía fiscal (ellos recaudan los impuestos directamente y luego lo envían a la administración central).
El final de la guerra carlista permitió el envío de nuevas tropas a Cuba, donde en un par de años se puso fin al conflicto bélico. En 1878 se firmó la Paz de Zanjón, que incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas políticas y administrativas. El incumplimiento de estas reformas marcaría el inicio de nuevos conflictos en 1879 y 1895.
La alternancia en el poder. El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos, conservador y liberal, que coincidían ideológicamente en lo fundamental, pero asumían de manera consensuada dos papeles complementarios. Ambos partidos confluían en la defensa de la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista. Ambos eran partidos de minorías, de notables. La extracción social de las fuerzas de ambos partidos era bastante homogénea y se nutría básicamente de las élites económicas y de la clase media acomodada.
En cuanto a su actuación política, las diferencias eran mínimas. Los conservadores se mostraban más proclives al inmovilismo político y a la defensa de la Iglesia y del orden social, mientras los liberales estaban más inclinados a un reformismo de carácter más progresista y laico. Pero, en la práctica, la actuación de ambos partidos en el poder no difería mucho, al existir un acuerdo tácito de no promulgar nunca una ley que forzase al otro partido a abolirla cuando regresase al gobierno. El Partido Liberal-Conservador se organizó alrededor de Cánovas del Castillo, mientras que el Partido Liberal-Fusionista tenía como principal dirigente a Práxedes Mateo Sagasta.
Para el ejercicio de gobierno se contemplaba el turno pacífico o alternancia regular en el poder, cuyo objeto era asegurar la estabilidad institucional mediante la participación en el poder de las dos familias del liberalismo. El turno quedaba garantizado mediante la manipulación de las elecciones. Lo normal era que el partido que ganaba las elecciones recibiera del rey el encargo de gobernar, pero ahora, cuando el partido que estaba en el poder perdía credibilidad, el rey llamaba al partido de la oposición a formar gobierno, este convocaba las elecciones y las ganaba por medio del fraude electoral.
El fraude en los resultados (manipulación) y los mecanismos caciquiles aseguraban que éstas fuesen siempre favorables al gobierno y por eso había un turno pacífico. La adulteración del voto se logró mediante el restablecimiento del sufragio censitario, el trato más favorables a los distritos rurales frente a los urbanos y, sobre todo, por la manipulación y las trampas electorales.
El control del proceso electoral se ejercía a partir de dos instituciones: el ministro de Gobernación y los caciques locales. Este ministro era quien elaboraba la lista de los candidatos que deberían ser elegidos. Los gobernadores civiles transmitían la lista de los candidatos a los alcaldes y caciques y todo el aparato administrativo se ponía a su servicio para garantizar su elección.
Todo un conjunto de trampas electorales ayudaba a conseguir este objetivo: es lo que se conoce como pucherazo, es decir, la sistemática adulteración de los resultados electorales. Así, para conseguir la elección del candidato gubernamental, no se dudaba en falsificar el censo (incluyendo a personas muertas o impidiendo votar a las vivas), manipular las actas electorales, ejercer la compra de votos y amenazar al electorado con coacciones de todo tipo (impedir la propaganda de la oposición e intimidar a sus simpatizantes, etc.).
Además del falseamiento electoral, el sistema se sustentaba en el caciquismo. Los caciques eran individuos o familias que, por su poder económico o por sus influencias políticas, controlaban una determinada circunscripción electoral. El caciquismo era más evidente en las zonas rurales (Andalucía) donde una buena parte de la población estaba supeditada a los interés de los caciques, quienes, gracias al control de los ayuntamientos controlaban el sorteo de las quintas, proporcionaban puestos de trabajo, etc. De este modo, un favor era igual a un voto. Además, su éxito se basaba también en el fuerte absentismo electoral, sólo votaba el 20 % del censo electoral.
Oligarquía y Caciquismo en Andalucía. Esta situación se daba en todo el país, pero fue más notoria y duradera en Andalucía, donde un reducido grupo tenía la preeminencia económica y el protagonismo político. La élite rural (los caciques) se había enriquecido con las desamortizaciones y desde el principio demostró una tendencia al protagonismo político-administrativo. Otros sectores burgueses se incorporaron al mismo sistema y utilizaron los ayuntamientos y diputaciones en defensa de sus intereses. Estos sectores controlaban las votaciones en Andalucía-
4. CONCLUSIÓN
La Restauración tuvo que hacer frente a la expansión de los movimientos socialistas, al cuestionamiento del dominio español tanto en las Antillas como en el Pacífico y, finalmente, a la emergencia de propuestas nacionalistas que exigían la reforma del Estado. Además, no podemos olvidar como el sistema de la Restauración marginó de la vida política a amplios sectores de la sociedad: carlistas, republicanos, socialistas, etc. La crisis del 98 fue el aviso definitivo que hizo resquebrajar las bases del sistema y planteó la necesidad de tomar medidas orientadas a la regeneración de la vida política y social del país.

“Quizá el mundo esté dividido en cínicos que no encuentran sentido a nada y utopistas que dan sentido a las cosas a partir de alguna magnífica e inverificable presunción acerca del futuro. Yo prefiero a los últimos”. E. H Carr


UNIDAD 6. LA CAÍDA DEL IMPERIO COLONIAL Y LA CRISIS DEL 98.
0. INTRODUCCIÓN
La Restauración tuvo que hacer frente a la expansión de los movimientos socialistas, al cuestionamiento del dominio español tanto en las Antillas como en el Pacífico y, finalmente, a la emergencia de propuestas nacionalistas que exigían la reforma del Estado. Además, no podemos olvidar como el sistema de la Restauración marginó de la vida política a amplios sectores de la sociedad: carlistas, republicanos, socialistas, etc. La crisis del 98 fue el aviso definitivo que hizo resquebrajar las bases del sistema y planteó la necesidad de tomar medidas orientadas a la regeneración de la vida política y social del país.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El desarrollo de una segunda revolución Industrial en el último tercio del siglo XIX trajo aparejado el desarrollo de una política imperialista. El Congreso de Viena en 1885 ejemplifica el reparto del mundo que llevaron a cabo las potencias europeas. La lucha por las colonias conduciría al inicio de la I Guerra Mundial.
2. ANTECEDENTES
Entre la Paz de Zanjón en 1878, con la que se había puesto fin a la Guerra de los Diez Años, y el inicio de la última guerra cubana, los gobiernos españoles tuvieron 17 años para introducir en la colonia alguna de las reformas defendidas por los autonomistas isleños. Pero la falta de un verdadero proceso descentralizador que dotase a la isla de órganos representativos, y la política fuertemente proteccionista con que se estrangulaba la economía cubana favorecieron el surgimiento de nuevas revueltas que condujeron a la independencia.
3. DESARROLLO DEL TEMA
LAS GUERRAS COLONIALES.
La política española en Cuba. El periodo más idóneo para hacer concesiones a las reivindicaciones cubanas fue el gobierno de los liberales de Sagasta cuando el partido autonomista cubano estaba de acuerdo con un programa de reformas que quitase fuerza a los independentistas. Pero la única medida que se aprobó fue la abolición definitiva de la esclavitud y que los cubanos tuvieran representación en las Cortes, las restantes propuestas fueron rechazadas. Las tensiones aumentaron a causa de la oposición cubana a los fuertes aranceles proteccionistas que España imponía para dificultar el comercio con EE.UU., lo que provocó un gran malestar. El presidente norteamericano Mckinley amenazó con cerrar las puertas del mercado estadounidense a los principales productos cubanos (azúcar y tabaco) si el gobierno español no modificaba la política arancelaria de la isla. En 1894, EEUU adquiría el 88.1 % de las exportaciones cubanas, pero sólo se beneficiaba del 37 % de sus exportaciones.
La guerra de Cuba En 1892 José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista de la revuelta independentista iniciada en 1895 con el “grito de Baire”, así comienza la guerra, primero en la parte oriental de la isla, pero Antonio Maceo y Máximo Gómez la extienden a la occidental. El presidente español, Cánovas del Castillo, intentó solucionar la situación enviando un ejército dirigido por el general Martínez Campos, quien podría combinar la represión militar con flexibilidad, necesaria para llegar a acuerdos. Pero la falta de éxitos militares decidió el relevo de Martínez Campos por el general Valeriano Weyler, partidario de métodos más duros para acabar con la rebelión, llegando a concentrar a los campesinos en aldeas cerradas y aisladas de los rebeldes, pero la falta de alimentos y medicinas provocó una alta mortalidad.
En 1897, tras la muerte de Cánovas del Castillo, se decidió probar la estrategia de la conciliación, se retiró a Weyler, se concedió autonomía, sufragio universal, la igualdad de derechos entre españoles y cubanos, y la autonomía arancelaria. Pero las reformas llegaron tarde, los independentistas que contaban con el apoyo de los EE.UU. se negaron a acabar con la guerra.
La guerra de Filipinas. Coincidiendo con el levantamiento cubano se produjo también el de Filipinas, aquí la presencia española era más débil y se limitaba a algunas órdenes religiosas, la explotación de algunos recursos naturales y su utilización como punto comercial con China, en un principio el levantamiento fue duramente reprimido y su principal dirigente ejecutado. El último episodio antes de la guerra fue el intento de compra de la isla por parte de Washington, por 300 millones de dólares, a lo que la regente María Cristina de Habsburgo se negó. Así las cosas, se inició la Guerra.
La intervención de Estados Unidos. Tanto en España como en EE.UU. se era consciente de que la guerra independentista cubana desembocaría en un enfrentamiento directo entre ambos países. El dilema era terrible para nuestro país: o bien se iba a una guerra segura contra los norteamericanos para defender lo que se sabía indefendible, o por el contrario, se corría el riesgo del enfrentamiento con el ejército propio en el caso de vender, abandonar o entregar la isla, arriesgando además la monarquía y el sistema de la Restauración.
En febrero de 1898 se produjo la explosión del Maine, acorazado norteamericano fondeado en el puerto de la Habana. Estados Unidos culpó a España, y aunque el gobierno de Sagasta propuso una investigación, el incidente fue la excusa anhelada por los norteamericanos para declarar la guerra a España. La prensa y buena parte de la opinión pública se mostró a favor del conflicto como ocasión de demostrar la grandeza española contra EE.UU., una menospreciada nación joven, tan sólo el Partido Socialista Obrero Español se manifestó en contra de la guerra.
Los norteamericanos con navíos acorazados y superioridad en armamento, destruyeron fácilmente la escuadra española en Santiago de Cuba y en Cavite, Filipinas, siendo una rápida victoria estadounidense.
La Paz de París. A finales de 1898 se firmó la Paz de París por la que España perdió sus últimas posesiones ultramarinas en América y el Pacífico, Cuba se convirtió en País independiente aunque tutelado por EE.UU. que recibió Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam en las Marianas. Poco después se vendieron a Alemania los archipiélagos de las Carolinas y las Marianas. Así la derrota de 1898 sumió a la sociedad y a la clase política española en un estado de desencanto, que significó la destrucción del mito de imperio español en un momento en que las potencias europeas estaban formando grandes imperios coloniales en África y Asia, quedando España relegada a un papel muy secundario en la política internacional.
LAS CONSECUENCIAS DEL 98
Repercusiones políticas y económicas. Las repercusiones políticas y económicas inmediatas fueron menores de lo que se esperaban, de hecho continuó el mismo gobierno y el sistema de la Restauración sobrevivió al desastre. Tampoco hubo una gran crisis económica a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de la deuda causada por la guerra, ya que la repatriación del capital español en Cuba se invirtió en la industria, apareciendo así las grandes entidades financieras de la época.
Repercusiones ideológicas. La crisis del 98 fue sobre todo una crisis moral e ideológica, que causó un enorme impacto entre la población, lo que favoreció la aparición de movimientos que criticaron el sistema de la Restauración, proclamando la necesidad de una regeneración y modernización de la política española.
Consecuencias reales crisis 98. A medio plazo se puede considerar que el 98 marcó un antes y un después, con importantes cambios como:
- El cambio definitivo del estatus internacional de España, pasó de supuesta potencia mundial, con territorios en los cinco continentes, a potencia regional.
- El auge de los nacionalismos, que suponía una vía alternativa a la identidad española tras la pérdida de su imperio.
- El renacimiento del militarismo, un ejército derrotado que carecía de papel internacional que se inclinó hacia posturas autoritarias frente a la ola de antimilitarismo que siguió a la derrota, lo que trajo consigo el retorno de la intervención del ejército en la política española.
- Aparición de movimientos que, desde una óptica cultural o política, criticaron el sistema de la Restauración y propugnaron la necesidad de una regeneración y modernización de la política española. Joaquín Costa o el general Polavieja simbolizan estos deseos de regeneración de la política y sociedad españolas.
Consecuencias para Cuba. Por último, mencionar las consecuencias para Cuba, la cual estaba devastada y arruinada por la guerra, además con el conflicto no consiguió su objetivo, ya que a pesar de que formalmente fue un país independiente, se convirtió en un protectorado estadounidense, siendo ocupada militarmente entre 1899 y 1902, bajo el pretexto de proporcionar las condiciones necesarias para su andadura política en solitario, y a partir de ahí se autorizaba a los norteamericanos a intervenir en la isla cuando se estimase necesario. La isla en definitiva con la guerra había conseguido su independencia de España para empezar a depender de Estados Unidos.
4. CONCLUSIÓN
Por el Tratado de París, España perdía los últimos jalones de su imperio ultramarino. El impacto que produjo este acontecimiento sumió a los españoles en una honda crisis de conciencia que afectó a todo el tejido social de la nación, y que tuvo su mejor expresión en un importante reacción cultural que centró sus esfuerzos en la necesidad de recuperar el pulso perdido y modernizar el país.
Se trata de la llamada Generación del 98, un grupo de intelectuales que criticó el atraso español y planteó una reflexión en torno al “problema de España”, su definición como nación, la búsqueda de sus señas de identidad nacional, las causas de su atraso con relación a Europa y su papel en la Historia, entre sus miembros destacaron Machado, Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle Inclán, Maeztu, etc.






“Uno no es solo responsable de lo que hace, sino también de lo que ve, lee o escucha”.
Javier Cercas

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