lunes, 26 de abril de 2010

UNIDAD 7. LA DICTADURA DE PRIMERO DE RIVERA (1923-1930)

0. INTRODUCCIÓN
En septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasase a manos de los militares. El rey Alfonso XIII le encomendó la formación de un nuevo gobierno, integrado exclusivamente por militares. La dictadura duró siete años, sucediéndose dos formas de gobierno: el Directorio militar y el Directorio civil.

1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias marcaron el fin de una época y el inicio de una fase de transición que finalizaría en 1945 con el final de la II Guerra Mundial. La I Guerra Mundial agudizó los desequilibrios existentes en las relaciones económicas y financieras internacionales. Estos desequilibrios tendrían una influencia decisiva en la gravedad d4e la crisis económica mundial iniciada en 1929.
2. ANTECEDENTES
Los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial fueron de una intensa conflictividad en toda Europa, también en España. El agotamiento del turno dinástico era evidente en estas alturas del reinado de Alfonso XIII, de manera que ningún partido tenía la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar, por lo que fue constante el cierre del Parlamento. Por su parte, la oposición republicana y socialista no consiguió tener una fuerza electoral importante, sin embargo los sindicatos crecieron a gran velocidad, en especial la anarquista CNT.
3. DESARROLLO DEL TEMA
CAUSAS DEL GOLPE DE ESTADO
El golpe de Estado de Primo de Rivera se justificó con en base a una serie de argumentos:
1). El régimen constitucional estaba bloqueado y desprestigiado y existía un grave peligro de revolución social. El dictador concibió su acción no como un fin, sino como un remedio indispensable.
2). La causa principal fue la reacción virulenta del ejército y los sectores más conservadores de la sociedad a los intentos democratizadores que surgieron en el propio seno de la Restauración (durante el gobierno de García Prieto se habían planteado objetivos como la libertad de culto, la reforma de la ley electoral mediante, la reforma del Senado, una cierta participación obrera en los beneficios industriales, etc.). Para los militares el régimen de la Restauración estaba bloqueado y desprestigiado y existía un grave peligro de revolución social
3). El deseo por parte de los grupos más conservadores y del ejército de un régimen que impusiese el orden y un férreo control del movimiento obrero. Los conflictos sociales fueron en aumento. En Andalucía, la mala situación del campesinado empeoró por el aumento de los precios, de manera que los anarquistas y socialistas impulsaron revueltas. La situación era aún más grave en Barcelona con continuas huelgas, como la de la Canadiense, con un enfrentamiento radical entre sindicatos y patronal que fue aprovechado por las autoridades para ejercer una dura represión, aplicándose la Ley de Fugas, por la cual se podía disparar contra los detenidos en caso de intento de fuga. Por su parte, los patronos con la intención de detener la fuerza de los sindicatos contrataron pistoleros para asesinar a dirigentes obreros. La violencia fue en aumento, llegando a ser asesinado el presidente del gobierno, el conservador Eduardo Dato, por un anarquista en 1922.
4). La Guerra de Marruecos. África había sido repartida entre las potencias europeas, siendo la parte norte de Marruecos otorgada a España para su colonización en forma de protectorado. Esta zona era de escaso valor económico y de difícil orografía, lo que dificultaba la ocupación por el ejército español. La guerra sólo contaba con el apoyo de algunos grupos empresariales y militares, mientras las clases populares estaban en contra de un nuevo conflicto colonial. La guerra fue larga, comenzando en 1909, siendo uno de sus episodios más destacados el Desastre de Annual de 1921, cuando se enfrentaron los soldados españoles dirigidos por el general Silvestre contra las tribus del Rif comandadas por Abd-el-Krim, la batalla se saldó con una aplastante derrota española con más de 12.000 muertos.
5). El desastre puso en evidencia la deficiente organización del ejército, mientras la impopularidad de la guerra crispó a la opinión pública que culpó de la derrota al gobierno, que tuvo que dimitir, mientras el ejército se distanciaba de las autoridades políticas. Se inició una investigación parlamentaria para averiguar la responsabilidad del desastre, se comenzó con un informe conocido como el “Expediente Picasso”. Este provocó fuertes enfrenamientos en las Cortes y contó con la oposición del ejército, que quería frenar la investigación para que el escándalo no salpicase a los mandos militares o al propio Alfonso XIII, quien había presionado al general Silvestre para iniciar la ofensiva sin haber tomado las precauciones necesarias. Pero el expediente nunca llegó a las Cortes, ya que días antes de la fecha prevista para su discusión se produjo el golpe de Estado del General Miguel Primo de Rivera.
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
La Dictadura tuvo siete años de vida en las que se sucedieron dos formas de gobierno: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930), así denominados por la procedencia de sus miembros. El sostenimiento del nuevo régimen se fundamentaría en una combinación de represión y estrategias destinadas a ensalzar la imagen de la dictadura.
Directorio Militar, 1923-1925. Las primeras medidas del Directorio militar mostraron su carácter dictatorial. La parte represiva se ordenó alrededor de tres ejes principales:
- La eliminación de todos los mecanismos del sistema constitucional (disolución de las cámaras, prohibición de las actividades de sindicatos y partidos, suspensión del régimen constitucional, etc.).
- La militarización del orden público y de la mayoría de los cargos públicos de relevancia en el período del Directorio Militar.
- La represión de los movimientos obreros radicales (CNT y comunistas)
En cuanto al desarrollo de una imagen que prestigiara al régimen, éste se desarrolló en tres ámbitos de actuación:
- La “supuesta” regeneración política y la liquidación del caciquismo, que con el tiempo se mostrarán como propuestas demagógicas jamás aplicadas en la realidad. La regeneración prometida quedó en una gran farsa, ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y la renovación política se limitó a sustituir unos caciques por otros.
- La restitución del honor del ejército y del país que Primo de Rivera busca con la derrota de Abd-el-Krim en la batalla de Alhucemas. A partir de 1927, las tropas españolas dieron por concluida la ocupación efectiva de todo el Protectorado.
- La creación de estructuras políticas (la Unión Patriótica y la Asamblea Nacional Consultiva) para dar al régimen una apariencia de legalidad durante el Directorio Civil. Los afiliados a la Unión Patriótica procedían básicamente de las filas del catolicismo, de los funcionarios de las administraciones y de los caciques rurales. Por su parte, la Asamblea Nacional tuvo un carácter autoritario y estaba compuesta por representantes sociales escogidos desde el poder. Así, el sufragio universal quedó totalmente relegado al olvido.
Directorio Civil, 1925-1930. Tras los éxitos del Directorio militar en orden público, en economía (por la coyuntura de los “felices años 20”) y la guerra de Marruecos, el dictador dio paso en 1925 al Directorio Civil. En esta nueva etapa no sólo estarían militares en el gobierno, sino también políticos provenientes de la Unión Patriótica, como José Calvo Sotelo. Durante este segundo periodo hemos de destacar los siguientes hechos:
- El principal objetivo del Directorio fue la institucionalización del régimen así se creó una Asamblea Nacional Consultiva, autoritaria y no democrática, que llegó a realizar un proyecto de Constitución en 1929 que no prosperó.
- La política económica se caracterizó por el dirigismo estatal, se fomentó un importante plan de obras públicas en carreteras, ferrocarril y pantanos, medida que tenía la intención de acabar con el paro, por lo que el sindicato socialista UGT no se opuso o colaboró con la dictadura. Por otra parte, se concedieron ayudas estatales a las empresas españolas que no podían competir con las extranjeras, y también se crearon grandes monopolios estatales como CAMPSA, que nacionalizaba el sector del petróleo antes en manos de las extranjeras Standard Oil o Shell, otros monopolios importantes fueron Telefónica o Iberia. Aunque estas medidas mejoraron las condiciones de vida de los españoles, provocaron un importante endeudamiento del Estado.
- Para eliminar los conflictos sociales se creó la Organización Corporativa Nacional, que regulaba las relaciones laborales, creando comités formados por igual número de patronos y obreros. Su misión era fijar los salarios y las condiciones de trabajo, lo que contó con el apoyo de la UGT.
La oposición a la dictadura. El número de disidentes era numeroso, estando formada por parte de los viejos partidos del turno, republicanos, comunistas, anarquistas y los intelectuales:
- Los antiguos partidarios dinásticos o del turno criticaron la excesiva duración del régimen y algunos participaron en conspiraciones militares como el complot conocido como “La Sanjuana de Semejantes”, dirigida por el político conservador José Sánchez.
- Los republicanos se organizaron en la llamada Alianza Republicana,, que desarrolló una amplia campaña propagandística en el exterior de España.
- El enfrentamiento de los intelectuales con la Dictadura estuvo protagonizado por figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pidal.
- La oposición del mundo universitario se materializó en la revuelta estudiantil y en el apoyo conseguido por la FUE (Federación Universitaria Española)
- El PSOE rechazó los intentos de la dictadura de continuar, así se pronunció abiertamente a favor de la república.
- La CNT se mostró contraria al régimen, pero en su interior se agravó el enfrentamiento entre quienes defendían una actitud más radical y partidaria de la violencia y aquellos que defendían posturas menos violentas.
- Oposición de amplios sectores de Cataluña, por la prohibición del uso público de la lengua catalana. (Primo de Rivera prohibió el uso público de la lengua catalana y del baile de la sardana, además de clausurar el campo del F.C. Barcelona).
- A la fuerte oposición política se sumó el descontento general popular por el cambio de la coyuntura económica. A los “felices años 20”, le siguió la gran depresión económica posterior al Crack del 29, de manera que a pesar de los primeros éxitos económicos de la dictadura, finalmente la economía se convirtió en el principal problema del país.
4. CONCLUSIÓN
De esta manera, ante la incapacidad del dictador para mejorar la situación económica de España, junto a otros factores, Alfonso XIII, temeroso de que el desprestigio creciente de la Dictadura afectase a la propia imagen pública de la Monarquía, optó por retirar la confianza al dictador, que dimitió en enero de 1930. Los sucesivos gobiernos del general Berenguer y del almirante Aznar aumentaron el malestar popular. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) por el que se comprometían a proporcionar una alternativa a la monarquía (la República).
Las elecciones municipales, fijadas para el 12 de abril de 1931, las primeras después de ocho años, se presentaron como un acto a favor o en contra de la Monarquía. El resultado de estas elecciones municipales dio la victoria a las fuerzas republicanas en la mayoría de las grandes ciudades, forzando la renuncia y el abandono de España de Alfonso XIII.






“Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurres que no todos ignoramos las mismas cosas”.
Albert Einstein

UNIDAD 8. EVOLUCIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE LA II REPÚBLICA
0. INTRODUCCIÓN
El nuevo régimen republicano fue recibido con un gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio radical en España. Los años de gobierno republicano estarían marcados por unas circunstancias sociales y económicas muy complejas. La República nacía dentro un contexto de esperanzas de cambio, pero, la nueva República tuvo que enfrentarse pronto a una serie de conflictos sociales (huelgas), a la creciente antipatía de empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición de parte de la jerarquía católica. A su vez, una parte de la izquierda también abandonaría a la República.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El periodo situado entre la IGM y la IIGM constituye una de las épocas de mayor inestabilidad. Los rencores políticos derivados de Versalles, la crisis económica de 1929 y el triunfo de la Revolución soviética supusieron elementos de desestabilización social derivado de los deseos revolucionarios del proletariado y del temor de las clases conservadoras. Todo ello comportó en muchos casos la aparición de regímenes autoritarios y el retroceso de los democráticos.
2. ANTECEDENTES
La oposición a la dictadura de Primo de Rivera y a la propia monarquía de Alfonso XIII se manifestó en la firma del Pacto de San Sebastián en 1930 por parte de republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE. Las elecciones municipales del 12 de abril dieron un claro vuelco a la situación política del país. En las grandes ciudades, donde el poder de los caciques era menor, los republicanos obtuvieron el triple de votos que los monárquicos. Tras conocerse el resultado del escrutinio, el día 14, en Éibar, se proclamó la República y, a lo largo del día, también en otras ciudades españolas. Ante la nueva situación, Alfonso XIII suspendía la potestad real y abandonaba el país.
3. DESARROLLO DEL TEMA
EL GOBIERNO PROVISIONAL
En Madrid, los miembros del Comité Revolucionario republicano se dirigieron a la Puerta del Sol donde tomaron posesión del gobierno y proclamaron la República en medio del entusiasmo popular. Se formó un Gobierno Provisional en el que participaron la derecha liberal republicana (Miguel Maura y Alcalá Zamora), republicanos de izquierda (Azaña y Marcelino Domingo), republicanos radicales (Alejandro Lerroux, Martínez Barrio), socialistas (Largo Caballero, Prieto y Fernando de los Ríos), nacionalistas catalanes (Nicolau d´Olwer) y sectores republicanos galleguistas (Casares Quiroga). Fuera de la coalición quedaban la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y el obrerismo más radical (comunistas y anarquistas).
El Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes para junio. Paralelamente, decidió emprender con premura algunas de las reformas consideradas de extrema urgencia: reforma agraria, reforma del ejército, autonomías catalanas y vasca, etc.
Las Elecciones de Junio de 1931. Las elecciones de junio dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista y supusieron una aplastante victoria de las fuerzas de izquierda, mientras la derecha obtuvo una representación en las Cortes bastante menor a su fuerza real en la sociedad (los socialistas obtuvieron 114 escaños, mientras la derecha no pasó de 60). La nueva composición del Parlamento reflejó un cambio significativo en el panorama político del país, por primera vez, los partidos gobernantes dejaron de ser partidos de notables, a su vez, el Parlamento pasó a ser el centro de la vida política del país.

LA CONSTITUCIÓN DE 1931
La Constitución de 1931. Las Cortes nombraron una Comisión constitucional encargada de elaborar un proyecto de constitución. La Constitución de 1931 tendrá un marcado carácter democrático y progresista, y definía al Estado español como “una República de trabajadores de todas clases”, resaltando así su voluntad popular.
La Constitución establecía los siguientes principios:
- El Estado se configuraba de forma “integral”, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones;
- El poder legislativo residía plenamente en las Cortes, constituidas por una sola cámara, el ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros y en el presidente de la República; el poder judicial se confiaba a unos jueces independientes;
- Se preveía la posibilidad de expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedades por causa de utilidad social, mediante indemnización, así como la opción de nacionalizar los servicios públicos;
- Presentaba una amplia declaración de derechos y libertades, extendida a temas económicos y sociales. Establecía el voto desde los 23 años y por primera vez se concedía el voto a las mujeres.
- Se declaraba la separación de Iglesia y Estado, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio. También expresaba la igualdad de todos los ciudadanos ante el derecho a la educación y al trabajo.
Sin embargo, la Constitución no consiguió la aprobación de todas las fuerzas políticas y evidenció las profundas discrepancias entre la izquierda y la derecha, sobre todo en lo referente a la cuestión religiosa y autonómica. Los sectores católicos más conservadores se opusieron a la no confesionalidad del Estado, mientras la derecha más centralista no aceptó una reforma de la estructura del Estado (contra las autonomías).
EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)
Programa de reformas. Entre 1931 y 1933, Manuel Azaña presidió un gobierno, integrado mayoritariamente por republicanos de izquierda y socialistas, que impulsó un programa de ampliación y profundización de las reformas iniciadas durante el gobierno provisional.
La reforma del ejército. Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático, para lo cual se creía necesario reducir los efectivos militares, acabar con la macrocefalia, poner fin al fuero especial de los militares y asegurar su obediencia al poder civil. Por todo ello, se suprimieron algunos rangos tradicionales, se redujo el número de unidades y oficiales, se cerró la Academia Militar de Zaragoza, desaparecieron las Capitanías Generales, etc.
La cuestión religiosa. La República se propuso limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad española y secularizar la vida social. Estas intenciones quedaron plasmadas en la Constitución, que estipuló la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos, la supresión del presupuesto del culto y clero y la limitación de la posesión de bienes a las órdenes religiosas.
La Reforma Agraria. El gobierno era cociente de la urgente necesidad de emprender una reforma (Ley de Reforma Agraria, 1932) que mejorase la situación de los campesinos y permitiese poner fin al relativo atraso de gran parte de la agricultura española. El objetivo de la ley no era un cambio radical de la situación del campo ni una colectivización de la tierra, sino la expropiación de los latifundios y el asentamiento de campesinos, así como la mejora de los rendimientos del campo español
La reforma del Estado centralista (las autonomías). La Constitución de 1931 reflejaba el derecho a la autonomía. El régimen autonómico catalán fue aprobado en 1932 y contaba con un gobierno y un parlamento propios con competencias en materia económica, social, educativa y cultural, y se reconocía la cooficialidad del catalán. En el País Vasco fue aprobado un proyecto de estatuto (Estatuto de Estella) que no pudo ser aprobado hasta 1936, al igual que el gallego.
Reformas sociales. En el ámbito social el Estado se convierte en garante de los derechos sociales de las clases populares, promoviendo una legislación laboral que promueve la igualdad de condiciones: Ley de Contratos de Trabajo, seguros sociales, reducción de la jornada laboral, jurados mixtos, etc.
Reforma Educativa. El objetivo primordial era promover una educación liberal y laica y hacer del Estado el garante del derecho a la educación extendido a toda la población. Así se crearon 10.000 nuevas escuelas y el presupuesto de educación se incrementó en un 50%. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.
Adversarios del Bienio Reformista. Esta serie de reformas toparon con la resistencia y la oposición de los sectores conservadores que eran los más directamente afectados (Iglesia, Ejército, propietarios de tierras, organizaciones patronales...). Estos sectores se fueron agrupando en torno a diversos grupos: Acción Española, la CEDA (Gil Robles), Renovación Española, Comunión Tradicionalista, Falange Española (José Antonio Primo de Rivera), la JONS, la UME, etc. Haciéndose eco de este malestar, el general Sanjurjo protagonizó un golpe de Estado con la pretensión de forzar el viraje de la República a la derecha (agosto 1932), pero fracasó estrepitosamente.
Por otro lado, la impaciencia de los trabajadores frente a la lentitud y timidez de las reformas promovieron una oleada de conflictividad, alentada por la incidencia del paro y las duras condiciones de vida. En 1932 los anarquistas propiciaron una sublevación de mineros en el Alto Llobregat y en 1933 de campesinos en Casas Viejas, que fue duramente reprimida. A lo dicho añadir la quema de conventos llevada a cabo por grupos anarquistas.
A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente la crisis y el desgaste del gobierno. En estas condiciones, se convocaron elecciones en noviembre de 1933. Las elecciones generales de noviembre de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha. El nuevo gobierno orientó su acción política hacia el desmantelamiento de toda la obra reformista del bienio anterior. Los gobiernos se estructuraron alrededor de dos fuerzas políticas, el partido Radical de Lerroux, de posiciones netamente conservadoras, y la CEDA, con un programa que proponía la revisión de la Constitución y de la legislación social.
EL BIENIO CONSERVADOR (1933-1936)
La paralización de las reformas. En el campo se frenó la reforma agraria, fijándose la devolución de tierras a la nobleza. Los propietarios mostraron su voluntad de desquitarse de las reformas anteriores y los campesinos respondieron al empeoramiento de sus condiciones con numerosas huelgas. Por otro lado, se quiso contrarrestar la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para culto y clero y el intento de firma de un concordato con la Santa Sede. También se aprobó una amnistía para los sublevados con Sanjurjo en el 32 y para los colaboradores con la dictadura de Primo de Rivera. Por el contrario, la reforma militar siguió vigente, así como los cambios promovidos en materia de educación, aunque se redujo su presupuesto.
La revolución de Octubre de 1934. La entrada de miembros de la CEDA en el gobierno fue interpretada por las fuerzas de izquierda como un camino abierto hacia el fascismo y la reacción no se hizo esperar, especialmente en Asturias y Cataluña. En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social, con la formación de comités revolucionarios que sustituía a los ayuntamientos y al orden establecido.
La crisis del segundo bienio. Dos hechos marcarían el final del bienio reformista:
1). Las consecuencias de la revolución de octubre fueron notables. La dura represión unió a las fuerzas de la izquierda, hasta entonces divididas, contra la política del gobierno y en torno a un programa común que exigía en primer lugar la amnistía para los detenidos.
2). En 1935 tendrá lugar una importante crisis en el gobierno de Lerroux. El Partido Radical se vio afectado por una serie de escándalos de corrupción como el “caso del estraperlo” o como el asunto Nombela.
El clima político se enrareció y la falta de una mayoría parlamentaria que sustentase el programa de gobierno hizo imprescindible un relevo en el poder. Todo lo cual condujo a la convocatoria de nuevas elecciones para febrero del 36.
EL FRENTE POPULAR (1936)
Las elecciones de febrero de 1936. La vida política española quedó fuertemente polarizada y dividida entre derechas e izquierdas. Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, una coalición electoral basada en un programa común que defendía la aplicación de la legislación reformista del bienio progresista. Los partidos de derecha se coaligaron en el llamado Bloque Nacional, constituido por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas, y estaban en contra de las reformas. El resultado de las elecciones marcó una clara división: el Frente Popular obtuvo el 48% de los votos, mientras las derechas se hicieron con el 46.5%; la fuerzas de centro sólo obtuvieron un 5.4% de los votos.
El triunfo del Frente Popular. Manuel Azaña fue nombrado presidente la República (con la oposición de la derecha y de una buena parte de los militares), y Casares Quiroga, presidente del gobierno. El nuevo gobierno de izquierdas reanudó la política reformista. Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente a los proyectos reformadores. Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Fue el partido que recurrió de manera decidida a la violencia callejera, utilizando la “dialéctica de los puños y las pistolas”. Por otra parte, los sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones.
4. CONCLUSIÓN
El triunfo del Frente Popular no fue aceptado por los sectores más reaccionarios de la sociedad española, que iniciaron una conspiración contra la República. Entre los sectores más conservadores de la sociedad empezó a tomar cuerpo la idea de que el recurso al golpe de Estado era la única solución.
El asesinato del dirigente monárquico José Calvo Sotelo el día 14 de julio, como respuesta al asesinato anterior del teniente Castillo, anticipó los acontecimientos. La sublevación se inició en Marruecos el 17 de julio y el 18 se extendió a toda la Península. Se iniciaba de este modo una guerra civil que se prolongaría durante tres años.

“Las humanidades nos cuentan de dónde venimos y cómo hemos llegado a ser lo que somos; hacen que nos comprendamos a nosotros mismos y a los demás. Nos sitúan, confortan y fortalecen, permitiéndonos asumir nuestra condición de eslabones en una cadena interminable, trágica y maravillosa al mismo tiempo. Nos hacen más fuertes, más sabios. Más libres”. Arturo Pérez Reverte
UNIDAD 9. LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EL DESARROLLO DE LA GUERRA.
0. INTRODUCCIÓN
La Guerra Civil se puede considerar como el hecho más relevante de la historia de España en el S. XX. En esta guerra se plasmaran muchos de los problemas sociales, políticos y económicos que la sociedad española contemporánea venía arrastrando desde los siglos XVIII y XIX.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El periodo situado entre la IGM y la IIGM constituye una de las épocas de mayor inestabilidad. Los rencores políticos derivados de Versalles, la crisis económica de 1929 y el triunfo de la Revolución soviética supusieron elementos de desestabilización social derivado de los deseos revolucionarios del proletariado y del temor de las clases conservadoras. Todo ello comportó en muchos casos la aparición de regímenes autoritarios y el retroceso de los democráticos.
2. ANTECEDENTES
El nuevo régimen republicano instaurado en 1931 había sido recibido con un gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio radical en España. Los años de gobierno republicano estarían marcados por unas circunstancias sociales y económicas muy complejas. La vida política española quedó fuertemente polarizada (republicanos, socialistas, comunistas, republicanos, falangistas, monárquicos, tradicionalistas, etc.) y dividida entre derechas e izquierdas.
Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente al triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Por otra parte, los sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones. Los enfrentamientos entre militantes de derecha e izquierda se propagaron entre febrero y julio de 1936, incrementándose tras los asesinatos de Calvo Sotelo y el teniente Castillo.
3. DESARROLLO DEL TEMA
EL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL
Golpe de Estado de 1936. Entre los sectores más conservadores de la sociedad empezó a tomar cuerpo la idea de que el recurso al golpe de Estado era la única solución. La oposición de buena parte de los sectores conservadores españoles a la democratización política y al reformismo social de la República se tradujo en una acción golpista, dirigido por el general Mola, que se inició el 17 de julio de 1936. La conspiración diseñada y dirigida por los militares contaba con el apoyo de las fuerzas políticas más conservadoras.
El golpe de Estado se transforma en Guerra Civil. El pronunciamiento militar estaba previsto como un alzamiento de las distintas guarniciones militares, sin embargo fracasó en aquellos lugares donde su triunfo habría sido decisivo para provocar la caída del gobierno republicano. Pero tampoco pudo ser aplastado en todas partes. En los días siguientes al 18 de julio de 1936 se dibujó un mapa que dividía el país en dos grandes zonas: afectos a la República y sublevados.
Leales y Rebeldes. El alzamiento tuvo éxito en aquella España más atrasada y conservadora. Fracasó en la España más desarrollada e industrializada del este o del norte, con mayor número de obreros industriales y una agricultura más evolucionada. En Madrid y Barcelona se produjo durante dos días una pugna entre sublevados y tropas leales. El alzamiento fue derrotado en ambos lugares y duramente reprimido.
La consolidación de los dos bandos. Los sublevados eran, sobre todo, un conglomerado de militares conservadores, de propietarios agrarios grandes, medianos y pequeños, afiliados a los partidos de la derecha, de grupos católicos con el apoyo total de la Iglesia, de “tradicionalistas” y de todos aquellos que veían con malos ojos que elementos populares y pequeños-burgueses accediesen al poder. Estaban apoyados e inspirados por el fascismo y acabaron imitando las formas de éste.
Los leales a la República estaban constituidos por las clases más populares: obreros y empleados urbanos, campesinado sin tierras y pequeña burguesía. Mayoritariamente estaban afiliados o influidos por las organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas. Junto a las clases populares estuvieron también las clases medias vinculadas a los partidos republicanos, pero siempre temerosas de que pudiera producirse una verdadera revolución social.
OPERACIONES MILITARES DE LA GUERRA
El conflicto atravesó en el aspecto militar por cuatro grandes momentos de duración desigual.
La Guerra de Columnas: el avance rebelde hacia Madrid. Las tropas coloniales de Marruecos dirigidas por Franco cruzan el estrecho, gracias al apoyo de la Italia fascista de Mussolini, ya que la marina española fue fiel a la República. Desde entonces, el principal objetivo fue la toma de Madrid. Después de cruzar el Estrecho, las tropas de África, al mando de Yagüe, consiguieron el enlace con la zona sublevada del norte, después de eliminar la resistencia de Badajoz. Meses más tarde el general Franco ocupaba Toledo. Ante la cercanía de las tropas nacionales, el gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando la plaza en manos de una Junta presidida por el general Miaja, mientras que la estrategia de la defensa de la capital quedaba en manos del comandante Rojo.
Las batallas en torno a Madrid. La segunda fase sería más larga y estaría caracterizada por la regularización de ambos ejércitos. Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados emprendieron maniobras envolventes para aislar Madrid, que dependía de sus comunicaciones con la carretera de Valencia. Esta maniobra produjo las batallas del Jarama y de Guadalajara en 1937 de vencedor incierto.
La ocupación del Norte. Franco decidió entonces cambiar la estrategia de la guerra, abandonando el ataque a Madrid y llevándola a otros escenarios. La lucha se trasladó primero al norte. En abril se producía el primer bombardeo aéreo del mundo sobre una población civil, el de Guernica. La República, para aliviar la presión militar en el norte, desencadenó el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más tarde a Belchite, junto a Zaragoza, pero no consiguió evitar la entrada del ejército nacional.
El avance hacia el Mediterráneo. En 1937 con la creación del nuevo ejército republicano, el bando republicano intentó tomar la iniciativa desencadenando diversas ofensivas en la zona de Teruel que finalmente fracasaron. El ejército de Franco desencadenó entonces la campaña de Aragón, en tierras de Teruel, atravesando el Maestrazgo y llegando al Mediterráneo en Vinaroz (Castellón) en abril. El territorio republicano quedaba dividido en dos zonas. Su avance quedó detenido cuando el ejército republicano, habiendo recibido nuevo armamento y remozado sus unidades, desencadenó un poderoso ataque sobre el río Ebro en Tarragona. La batalla se inició con el cruce del Ebro por parte de los republicanos. Franco envió grandes refuerzos, incluidas la aviación alemana e italiana, y consiguió detener allí el ataque. Luego contraatacó y el ejército de Franco avanzó cruzando completamente el Ebro. El ejército republicano quedaba gravemente mermado.
Franco decidió entonces emprender definitivamente la ofensiva sobre Cataluña. La caída de Cataluña significó la huída hacia Francia de millares de refugiados. A principios de febrero, estaba ocupada toda Cataluña y la suerte de la República totalmente decidida.
El final de la guerra. En febrero de 1939 a la República no le quedaba más territorio que la llamada “Zona Centro”, que comprendía Madrid y toda la región mediterránea desde Valencia hasta Almería. A comienzos de marzo se produjo en Madrid una sublevación contra el gobierno de la República dirigida por el coronel Casado. El 28 de marzo, las tropas de Franco entraron en Madrid sin ninguna resistencia. El 1 de abril Franco firmaba en Burgos el último parte de guerra.
EVOLUCIÓN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LAS DOS ZONAS
Zona Republicana. Como hemos visto, el golpe de Estado provocó inicialmente el caos en el gobierno republicano, así el presidente Santiago Casares Quiroga abandonó el gobierno, siendo remplazado por Martínez Barrio, y este fue sustituido el día 19 de julio de 1936 por José Giral. El gobierno de Giral se vio desbordado ante los acontecimientos, así tuvo que entregar las armas a las milicias radicales, que sin control cometieron verdaderas atrocidades. El Estado se desintegraba mientras ciudades republicanas como Málaga quedaban al margen del gobierno.
En septiembre es nombrado presidente el socialista Largo Caballero, con un gobierno de coalición donde se incluyen ministros comunistas y anarquistas, el cual aceleró las reformas, inició la nacionalización de las líneas férreas, eléctricas, CAMPSA y algunos Bancos, expropió las tierras abandonadas por sus dueños y trasladó el Gobierno en noviembre de 1936 a Valencia donde se aprueba el Estatuto vasco. Pero la situación empeoró cuando los anarquistas de la CNT y la FAI intentaron llevar a cabo una revolución social, sobre todo en Cataluña, donde además se estaban enfrentando por las armas los comunistas de PCE (Stalinistas) y los del POUM (Trostkistas), ante lo que dimitió Largo Caballero. Estos enfrentamientos internos imposibilitaban la cohesión del bando republicano, con tropas milicianas frente al bien organizado ejército golpista.
El nuevo presidente de gobierno Juan Negrín, se mantuvo fuerte en su idea de resistir en Madrid y mantener la guerra hasta enlazar con una previsible guerra mundial. Finalmente elaboró los “Trece puntos de reconciliación nacional”, por los que se intentaba negociar una rendición sin derramamiento de sangre, pero Franco se negó a cualquier solución acordada.
Zona Franquista. En la zona autodenominada “nacional”, una vez muerto en sendos accidentes aéreos los generales Sanjurjo y Mola, futuribles líderes de los sublevados, el fenómeno más destacado fue el proceso de personalización del poder en la figura de Franco. En 1936 era nombrado generalísimo de los ejércitos por la Junta de Defensa Nacional, y días después Jefe del Estado español, así asumió personalmente todos los poderes del nuevo Estado. La creación del primer gobierno de Burgos sentó las bases sociales e ideológicas del régimen franquista, fijadas por los decretos de abril de 1938 que abolían el divorcio, los Estatutos de autonomía y la Ley de Reforma Agraria, adornados con valores como la unidad de España, el orden militar y la ortodoxia católica, dando paso a una etapa de represión.
LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO
El comité de No Intervención. En 1936 a iniciativa de Inglaterra se creó un Comité de No-Intervención en la Guerra Civil Española, donde se integraron Alemania, Francia, URSS, etc., su intención era evitar la chispa que provocara una más que posible nueva Guerra Mundial.
Ayuda a la España nacional. Pero la No-Intervención sólo perjudicó a los republicanos, ya que la Alemania nazi y la Italia fascista pese a que firmaron el acuerdo, no lo respetaron y ayudaron sin tapujos al bando franquista. Italia envió unos 700 aviones, más de 1.000 carros de combate y unos 120.000 soldados entre militares y milicias fascistas, Alemania mandó la Legión Cóndor con más de 500 aviones, material bélico y un gran número de técnicos, el Portugal Salazarista proporcionó facilidades logísticas, por último, La Santa Sede declaró la guerra como cruzada, “una guerra de España contra la antiespaña”, estableciendo contactos regulares con Burgos desde 1936.
Ayuda a la España republicana. El bando republicano, por el contrario, no recibió el apoyo de las democracias occidentales, ni siquiera de Francia donde la población era muy favorable a la República y además tenía un gobierno de Frente Popular. En Gran Bretaña, el gobierno conservador veía en el alzamiento de Franco un freno a la expansión del “comunismo” en España. No obstante, recibieron ayudas, la principal fue de la URSS, aunque no era comparable a la de Alemania e Italia. También la URSS, a través del Comintern o Internacional Comunista, hizo un llamamiento a voluntarios, así polacos, alemanes, ingleses, franceses, etc., formaron las Brigadas Internacionales, que con unos 60.000 efectivos tuvieron un papel destacado en la contienda.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL
La represión en ambos bandos. Al comienzo del conflicto, en ambos bandos se practicó la persecución indiscriminada e ilegal de todos los contrarios, de todos los que ofrecían resistencia o se mostraban partidarios del enemigo. En el campo rebelde, se procedió sistemáticamente a la eliminación física de los enemigos como una de las tareas básicas y propias de la rebelión. En la República hubo primero una represión descontrolada por parte de milicias y organizaciones de partidos en las que no intervino el poder establecido. Sería la población civil la que se llevaría las peores consecuencias.
Refugiados y exiliados. Desde los primeros meses de la guerra, grupos de población civil de la zona republicana tuvieron que abandonar sus hogares ante el avance de las tropas rebeldes. Aproximadamente medio millón de españoles entraron en Francia, de los cuales unos 30.000 participaron en la IIGM, acabando muchos de ellos en los campos de concentración y exterminio alemanes. Otro grupo importante de exiliados consiguió embarcar hacia América latina (México, Chile, Cuba, Argentina, Venezuela).
4. CONCLUSIÓN
La opinión internacional creyó desde el principio del conflicto que en España se ventilaba, lo mismo que en toda Europa, una lucha a muerte entre fascismo y democracia liberal. Incluso algunos creyeron que el conflicto era aún más decisivo: entre fascismo, democracia y comunismo.
Pero la imagen de la guerra de España como un enfrentamiento entre el fascismo de un lado y democracia o comunismo del otro debe ser muy matizada. La Guerra Civil fue más bien el enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la España de la Restauración, cuyo instrumento fue el ejército, y los grupos emergentes obreros y burgueses que quería establecer un sistema político realmente democrático y un orden social progresista. Aunque tenía el aspecto de un conflicto internacional, y de alguna forma lo reflejaba, la Guerra Civil fue, en lo esencial, un enfrentamiento propiamente español.


“La tradición de todas las generaciones muertas pesa con un peso aplastante sobre el cerebro de los vivos”
Friedrich Engels



UNIDAD 10. EL RÉGIMEN DE FRANCO. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS, BASES SOCIALES E INSTITUCIONES
0. INTRODUCCIÓN
El día 1 de abril de 1939, Franco hacía emitir el último parte militar en el que se anunciaba el fin de la guerra. La España de 1939 era una nación destrozada por la guerra tanto desde el punto de vista demográfico como material. El régimen implantado por Franco y los vencedores de la guerra perduró en España hasta 1975 y marcó profundamente a dos generaciones de españoles.
Se considera que el franquismo tuvo dos grandes tapas. La primera se desarrolló hasta 1959 aproximadamente y se caracterizó por el intento de establecer un Estado totalitario (inspirado hasta el final de la II Guerra Mundial en el modelo fascista), y de dotar al país de autarquía económica. En torno de 1959 se produjeron grandes cambios que llevaron a una nueva época, la del “desarrollismo” y la del intento de institucionalizar un régimen que estaba aislado internacionalmente y que pretendía hacerse pasar por un Estado de Derecho.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El panorama político que siguió a la IIGM estuvo condicionado por el enfrentamiento entre las dos potencias vencedoras: los Estados Unidos y la Unión Soviética. En 1946, Churchill constató la división de Europa en dos bloques mediante lo que llamó un “telón de acero”, que separaba la Europa liberal de la Europa comunista. Ambos bloques representaban, de hecho, dos sistemas políticos, dos modelos económicos y dos formas de organización social opuestas e irreconciliables. A partir de la descolonización y con la aparición de nuevos países que proclamaban su no-alineamiento, el mundo fue haciéndose cada vez más multipolar.
2. ANTECEDENTES
La Guerra Civil se puede considerar como el hecho más relevante de la historia de España en el siglo XX. En esta guerra se concentraron muchos de los problemas que la sociedad española contemporánea venía arrastrando desde los inicios de las grandes revoluciones de los siglos XVIII y XIX.
La Guerra Civil fue más bien el enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la España de la Restauración, cuyo instrumento fue el ejército, y los grupos emergentes obreros y burgueses que quería establecer un sistema político realmente democrático y un orden social progresista. Aunque tenía el aspecto de un conflicto internacional, y de alguna forma lo reflejaba, la Guerra Civil fue, en lo esencial, un enfrentamiento propiamente español.
3. DESARROLLO DEL TEMA
FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS
Rasgos Esenciales. Al concluir la Guerra Civil, Franco no quiso establecer una dictadura militar transitoria como había sido la primitiva idea del general Emilio Mola, organizador fundamental de la rebelión de 1936. Entre sus componentes ideológicos sobresalen:
1). El nuevo régimen político se estableció como sistema totalitario, sin Constitución y sin libertades democráticas, y en el cual todos los poderes se concentraban en la figura del Jefe del Estado, el general Franco.
2). Franco consiguió aglutinar un poder prácticamente absoluto. El régimen utiliza, sobre todo en su primera etapa el envoltorio ideológico de la Falange, que irá desapareciendo con la derrota de las potencias fascistas en la II Guerra Mundial.
3). Su intención fue la de crear un nuevo Estado, “regenerador de España”, que desterrara toda idea de liberalismo y de democracia liberal y, más aún, de comunismo, el gran enemigo vencido. Además, también, había que acabar con toda idea anticatólica y, por supuesto, con toda idea separatista.
4). El anticomunismo. Para los vencedores, en realidad, comunistas eran todos los llamados “rojos”, lo que incluía desde la extrema izquierda revolucionaria hasta la burguesía democrática, por moderada que fuera. La propaganda anticomunista se incrementó a partir de 1950, cuando el régimen fue admitido en las organizaciones internacionales en el contexto de la Guerra Fría.
5). El antiparlamentarismo. La democracia parlamentaria se identificaba con lo antiespañol y con el marxismo. Entendía Franco que la auténtica representación política no correspondía a los partidos, sino a las “células orgánicas de la sociedad, es decir, la familia, el sindicato y el municipio (democracia orgánica). Se organizó un modelo político basado en la existencia de un partido único, FET y de la JONS (el sistema se inspiraba netamente en el de los Estados fascistas).
6). El nacionalcatolicismo, resultado de la estrecha relación entre la Iglesia y el Estado. La jerarquía eclesiástica, en su mayor parte, bendijo el régimen y favoreció que el Caudillo se considerase el hombre providencial destinado a salvar España, nación que habría de ser “la reserva espiritual de Occidente”.
7). El tradicionalismo. La “unidad de la Patria” se convirtió en valor esencial. La propaganda franquista calificó a la autonomía de las regiones como antiespañola. Todo sentimiento nacionalista que no fuera español fue descalificado y perseguido. Se prohibió el uso de cualquier lengua que no fuera el castellano, se abolieron los órganos de autogobierno y se proscribieron los símbolos nacionalistas.
8). Otro rasgo del franquismo fue el militarismo. La vida cotidiana se llenó de desfiles, uniformes y símbolos castrenses. En cualquier acto público se exaltaba a la bandera o al himno nacional.
9). El franquismo impone la implantación del sindicato vertical, organización jerárquica de patronos y trabajadores de los distintos oficios que sustituye a los sindicatos tradicionales de trabadores. El Estado controlaba todo el sistema y la afiliación a los sindicatos era obligatoria.
Toda esta estructura imitadora de la fascista empezó a sufrir una metamorfosis muy importante después de 1945, una vez vencidas las potencias del Eje y ante la presión internacional. A partir de 1945 el régimen procede a una operación de “maquillaje” que, sin embargo, dejaba intacto el edificio dictatorial. Así se depuraron el lenguaje, los rituales y los símbolos más directamente fascistas como el saludo del brazo en alto. El régimen fue asemejándose cada vez más a una dictadura militar conservadora con muy pocos rastros del vocabulario y la doctrina primitas del falangismo.
Leyes fundamentales del franquismo. La dictadura pretendió dar una imagen de legalidad con la promulgación de una serie de Leyes Fundamentales ya que en la España franquista no hubo nada semejante a una Constitución. Las Leyes Fundamentales promulgadas por el régimen fueron:
- Fuero del Trabajo en 1938: regulaba los derechos y deberes de los trabajadores, prohibición del sindicalismo de clase e implantación del sindicato vertical.
- Fuero de los Españoles en 1945: venía ser como una declaración de derechos y deberes; la propaganda del régimen lo presentaba ante el exterior como una auténtica constitución, aunque la realidad era otra muy diferente, de hecho consagraba un sistema autoritario en el que los derechos se reducen a la mínima expresión.
- Ley constitutiva de las Cortes en 1942: regula la participación de los ciudadanos en el Estado a través de sus representantes en las Cortes; las Cortes carecían de iniciativa legislativa.
- Ley del Referéndum Nacional en 1945: regula la intervención del pueblo mediante referéndum en la aprobación la derogación de leyes fundamentales; con esta ley se pretendía aparentar que en España existía el sufragio universal.
- Ley de Sucesión en 1947: preveía una monarquía como sucesora del franquismo.
- Ley de Principios del Movimiento Nacional en 1958: incorpora los puntos clave de Falange Española.
- Ley Orgánica del Estado en 1967: pretendía ser una refundación del franquismo, haciendo desaparecer de él los elementos más totalitarios.
BASES SOCIALES DEL FRANQUISMO
La Dictadura devolvió a la oligarquía terrateniente y financiera su hegemonía. No sólo recuperaron sus empresas y propiedades, sino también su dominio de la vida social. A este grupo se incorporaron personajes enriquecidos por la guerra y los negocios. El régimen franquista contó también con el apoyo de las clases medias rurales, sobre todo en el norte y en ambas Castillas.
Por el contrario, entre los jornaleros y el proletariado industrial la Dictadura apenas tuvo respaldo. Lo mismo ocurrió con buena parte de las clases medias urbanas, que habían sido republicanas. Pero una cosa era la disconformidad y otra muy distinta la oposición o la protesta. La represión sistemática, el miedo a la delación, la miseria generalizada y el hundimiento moral de la derrota desarmaron cualquier posibilidad de reacción durante varios años.
INSTITUCIONES DEL FRANQUISMO
Las familias políticas. Franco no sustentó nunca su régimen en un solo grupo político o ideológico. La diversidad de influencias hizo que el régimen se sustentase sobre diversas familias.
1). La Falange es la organización en que se apoyó Franco para dotar al régimen de una doctrina política y social. Aunque, muy pronto, el generalísimo la adapta a sus necesidades, desvirtuando gran parte de su ideología inicial. Los años cuarenta serían los de mayor influencia de la Falange. La Falange controla una serie de instituciones: la Organización Sindical, el Frente de Juventudes, la Organización Juvenil Española, la Sección Femenina, el Sindicatos Español Universitario, etc., organizaciones que ejercerán una labor de control y adoctrinamiento de las nuevas generaciones. La derrota de las potencias fascistas en la Segunda Guerra Mundial hizo que poco a poco su presencia en los Gobiernos fuera disminuyendo.
2). El Ejército constituye, posiblemente, la institución más importante del franquismo. Salvo en los primeros años del régimen, en que algunos generales monárquicos o críticos con el sistema crean algunos problemas, como Queipo de Llano o Yagüe, y al final del franquismo, en que oficiales de la ilegal Unión Militar Democráticas (UMD) le muestran sus discrepancias, Franco siempre pudo contar con la lealtad inquebrantable de las Fuerzas Armadas.
3). La Iglesia constituye otro de los pilares sólidos que sustenta al franquismo. La Iglesia española desde un primer momento colabora con Franco y le muestra su apoyo incondicional, plegándose a su política y legitimándola abiertamente. En ningún momento criticó, salvo contadas individualidades, la represión ni la violación de los derechos humanos. A cambio de su fidelidad, la iglesia recupera sus antiguos privilegios (control de la enseñanza), sus bienes confiscados por la República, etc. No tan incondicional es la respuesta dada al franquismo por la diplomacia vaticana. A partir del Concilio Vaticano II y, sobre todo, durante el pontificado de Pablo VI se observa una actitud más crítica de la Iglesia romana hacia el franquismo.
4). Además de las instituciones citadas, Franco contó con la colaboración de grupos ideológicos distintos, que constituyeron lo que, a falta de otro nombre, se conoce como familias del régimen. Entre ellas se encontraba el grupo de los llamados católicos. Estos procedían de asociaciones de la Iglesia como el Opus Dei. También los monárquicos colaboraron. Pese a la tirantez con don Juan de Borbón, muchos monárquicos colaboraron con el régimen y ocuparon puestos claves, de forma especial en el cuerpo diplomático.
CONTROL SOCIAL
Puritanismo ideológico. El franquismo impuso profundos cambios en la vida cotidiana, en los comportamientos culturales y religiosos y en el marco político de la juventud y de la mujer. Lo que en los años treinta fueron libertades y amplitud de opciones para la organización de la vida privada fue, a partir de los años cuarenta, un intento de control social de todos los españoles. Por lo pronto, se produjo una vuelta al campo de la población, el propio régimen se encargó de ensalzar doctrinalmente las virtudes de la vida sencilla del campo frente a los peligros de la ciudad.
Control social. El régimen también introdujo en la enseñanza clases obligatorias de Formación Política en las que se exponían los principios más básicos de la doctrina falangista. Asimismo, se impuso un estricto control social, acompañado de una fuerte represión ideológica. Una rígida censura sobre las actividades lúdicas, sociales y culturales pretendía sancionar cualquier trasgresión, impedir el contacto con las corrientes culturales del exterior y potenciar la difusión de los valores folclóricos españoles como los únicos posibles para el consumo popular. Por eso los libros, periódicos, películas, etc., eran sometidos a una censura estricta, y que no sería algo más libre hasta la década de los años sesenta.
CONCLUSIÓN
Sin lugar a dudas el franquismo contó con un amplio respaldo social e institucional Si no hubiera sido así difícilmente se habría mantenido en el poder casi cuarenta años. Sin embargo, no es menos cierto que esa adhesión inquebrantable al régimen fue disminuyendo con el paso de los años. La inmovilidad política del sistema y su incapacidad para adaptarse a los cambios sociales producidos en España, especialmente a partir del desarrollo producido en los años sesenta, determinó que la oposición fuera dejándose sentir con más fuerza. Dicha oposición se ejercería desde ámbitos diferentes (movimiento obrero clandestino, ámbito universitario, etc.).









“Deseamos seguir orientando nuestro trabajo de acuerdo con un objetivo que trascienda la ciencia, como es el de explicar el mundo y enseñar a otros a verlos con ojos críticos, para ayudar a transformarlo”
Josep Fontana

UNIDAD 11. LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA: LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1978.

0. INTRODUCCIÓN
El 20 de noviembre de 1975 moría el general Francisco Franco y, según lo que establecían las Leyes Fundamentales del régimen existente, debía ser sucedido por el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, con el título de rey. Sin embargo, los acontecimientos se sucedieron de un modo muy distinto del que imaginaron quienes pretendían la continuación del franquismo sin Franco. El gobierno de Adolfo Suárez y la oposición democrática pactaron un proceso de transición política que comportó el desmantelamiento de la dictadura franquista y la instauración de un régimen democrático que quedó plasmado en la Constitución de 1978.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El hundimiento de la URSS en la última década del siglo XX pusieron fin a una época caracterizada por la bipolarización y por el enfrentamiento entre las dos superpotencias: la URSS y EEUU. Se empezó entonces a perfilar un nuevo orden internacional en el que Estados Unidos ha asumido el papel de única superpotencia y de árbitro de los destinos del mundo.
2. ANTECEDENTES
En 1939 terminaba la Guerra Civil Española y se imponía en España una dictadura. La etapa inicial de aislamiento dio lugar a una segunda etapa de aperturismo que condujo a una modernización de la sociedad española, aunque no a una apertura política. Estos cambios de la sociedad española y una serie de acontecimientos ocurridos en los años setenta (asesinato de Luis Carrero Blanco, el escándalo MATESA, la represión política, el conflicto del Sáhara, la influencia de la crisis de 1973, etc.) hicieron que a la muerte de Franco la dictadura no se sostuviera.
3. DESARROLLO DEL TEMA
LA DIVISIÓN A LA MUERTE DE FRANCO
Inmovilistas y aperturistas. Frente a la evidente crisis política de un sistema que había sido incapaz de adaptar sus estructuras al espectacular cambio económico y social, los políticos que procedían del franquismo se dividieron en dos grandes tendencias políticas: inmovilistas y aperturistas. Los Inmovilistas hablaban de la necesidad de un “rearme ideológico del régimen” y de la posibilidad de un “franquismo sin Franco”. Los aperturistas pensaban que aquel régimen del monolitismo no podía durar, sobre todo una vez que desapareciese Franco. Entre ellos había grupos que habían tenido alguna relación con el régimen o que incluso habían aparecido en su interior mismo (Fraga).
Moderados y radicales. La oposición presentaba, a su vez, dos tendencias: la moderada y la radical. La oposición moderada, de la que participaban los monárquicos partidarios de Don Juan de Borbón, quería el final del régimen, pero siempre por procedimientos no traumáticos, es decir no rupturistas. La oposición radical era la de la izquierda clásica, el PSOE, el PCE, los nuevos grupos políticos que había nacido en los años sesenta., los sindicatos clandestinos (UGT, CCOO, USO, CNT, etc.), y todos los sectores que deseaban un final del régimen de Franco mediante un corte o ruptura que llevara un proceso constituyente.
EL GOBIERNO DE ARIAS NAVARRO
Los desencuentros entre Arias Navarro y Juan Carlos I. El 22 de noviembre de 1975 se hizo efectiva la designación de Juan Carlos I como Jefe del Estado, a título de rey. Carlos Arias Navarro fue confirmado como presidente del gobierno. El entendimiento entre el Rey y Arias Navarro fue siempre dificultoso. Del primer gabinete de gobierno de Arias Navarro, en el que había militares, viejos franquistas y algunos reformistas, se esperaba que siguiese activando las reformas que se habían propuesto en etapas anteriores. Pronto se vería que no era el hombre adecuado para llevar a España hacia un régimen democrático. Sus propuestas se reducían a decir “participación” en lugar de “adhesión” al régimen, a definir una supuesta democracia “a la española”, y a reformar el derecho de asociación política pero excluyendo algo fundamental: los partidos políticos.
Coordinación Democrática. En 1976 quedó constituida “Coordinación Democrática”, cuyo programa insistía en la petición de una amnistía general para los presos políticos del régimen, la legalización de los partidos y sindicatos prohibidos por la dictadura, la defensa de las libertades y la celebración de elecciones libres.
El papel de Juan Carlos I. Ante tal situación, el rey comenzará a manejar abiertamente las riendas de la transición, siendo su principal preocupación desprenderse del cada vez más incómodo Arias Navarro, que en julio de 1976 presenta la dimisión, demostrando la imposibilidad de un franquismo sin Franco.
EL GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ
Las reformas de Suárez. El rey, Juan Carlos I, propició un cambio de modelo político, basado en una serie de aspectos claves: la instalación democrática, la ley para la Reforma Política y la presencia de Adolfo Suárez como presidente de gobierno en julio de 1976. España quedó sorprendida. Suárez procedía de las filas falangistas y nadie creía que él fuera el hombre apropiado para traer la democracia a España. Pero las cosas transcurrieron de manera muy distinta. Entre julio de 1976 y junio de 1977 se procedió al desmantelamiento de las instituciones del régimen de Franco y a la celebración de unas elecciones generales a diputados para unas nuevas Cortes democráticas compuestas por dos cámaras, Congreso y Senado. Este proceso de Reforma es conocido como la transición democrática y sus principales actos fueron:
1). Ley para la Reforma Política. Preveía la celebración de elecciones generales con sufragio universal directo. Esta ley proclamaba la democracia como organización política propia del Estado español. El texto preveía la transformación de las Cortes existentes en un Congreso de los Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal. También anunciaba unas futuras elecciones democráticas con el concurso de partidos políticos. Representaba, pues, el inicio del desmantelamiento del franquismo.
2). Las primeras elecciones democráticas (15 de junio de 1977). La difícil situación que vivió el país en los primeros meses de 1977 puso en peligro la transición a la democracia. Grupos de extrema derecha asesinaron a cinco abogados laboralistas de izquierdas (la matanza de Atocha); por otro lado, ETA y el GRAPO (grupo de extrema izquierda) secuestraban a militares y asesinaban a miembros de la policía y de las instituciones del Estado. El gobierno de Suárez llevó a cabo una serie de medidas, claves, con el objetivo del restablecimiento de las libertades y la convocatoria de elecciones democráticas a Cortes Constituyentes: amnistía que permitía la vuelta a España de destacados líderes comunistas como Dolores Ibárruri (la Pasionaria); supresión del Tribunal de Orden Público; autorización de la Diada Nacional de Cataluña; legalización de la ikurriña vasca; legalización de partidos y sindicatos –UCD, PSOE, AP, PNV y más tarde el PCE (Partido Comunista de España); reconocimiento del derecho de huelga, la libertad de expresión, la libertad de sindicación, etc.
El panorama político estaba compuesto por una serie de coaliciones. Suárez había creado la UCD (Unión de Centro Democrático), una coalición que incluía a 15 grupos diferentes de centro; Fraga fundaba Alianza Popular (AP), que incorporaba diversas personalidades y formaciones del franquismo. Frente a estas dos coaliciones, se situaban los partidos históricos: el PSOE y el PCE. En cuanto a los nacionalistas, en el País Vasco, el PNV (partido Nacionalista Vasco), en Cataluña CDC (Convergencia Democrática de Cataluña) y UDC (Unión Democrática de Cataluña) que posteriormente formaron CIU (Convergencia i Unió), además de ERC (Ezquerra Republicana de Cataluña). La extrema derecha aparecía representada por Fuerza Nueva. Las elecciones de 1977 dieron el triunfo a los partidos que utilizaron un lenguaje moderado y que no demostraron radicales. La UCD consiguió más de seis millones de votos, seguida del PSOE, con más de cinco millones.
3). Los acuerdos sociales: los Pactos de la Moncloa. La situación económica y social de España era muy delicada. La crisis general del capitalismo a partir del año 1973 (crisis del petróleo) generó un estancamiento económico en toda Europa, siendo las consecuencias especialmente graves para España (descenso de la producción aumento de precios, desempleo, etc.). En este ambiente de crisis económica, el gobierno y la oposición firmaron los llamados Pactos de la Moncloa (octubre de 1977) con el objetivo de hacer frente la crisis económica. La oposición acordaba reducir la conflictividad laboral, que los aumentos salariales no fueran superiores a la inflación y, como contrapartida, el gobierno elaboraría una plan de ampliación de servicios sociales, realizaría inversiones públicas y una reforma fiscal moderada. Los efectos de este primer pacto social de la democracia fueron inmediatos y en 1978 se había reducido la inflación en diez puntos, aunque el paro continuaba creciendo.
LA CONSTITUCIÓN DE 1978
El proceso constitucional. Tras las elecciones generales libres del 16 de junio de 1977, el Rey y el presidente del gobierno, Adolfo Suárez, en la línea de la ruptura política con el franquismo, plantean la necesidad de organizar una Comisión Constitucional, que sacara a la luz un texto que permitiese el consenso, la concordia y la unión de las diferentes ideologías políticas y sirviera de base para la organización de una Democracia y un Estado de Derecho.
En un ambiente de riesgo continuo para la democracia a causa del terrorismo, las fuerzas políticas ponen manos a la obra con el propósito de elaborar una Constitución que creara un nuevo tipo de Estado. Por primera vez en la historia de España, la redacción del texto constitucional no iba a responder a la imposición unilateral de un partido, sino al acuerdo entre los más importantes. Una comisión de siete personas (tres de UCD; uno del PSOE, PCE, AP y Minoría Catalana) representantes de las distintas fuerzas políticas había sido nombrada en 1977 para elaborar el borrador de la nueva constitución.
La Constitución de 1978. El 6 de diciembre de 1978 fue aprobada la Constitución en un referéndum en el que participó un 67 % del censo, alcanzando los votos favorables el 88%. Más liberal que muchas de las de su entorno europeo, la Constitución de 1978 definía a España como un “Estado social y democrático de Derecho”, cuya forma es la monarquía parlamentaria (la Constitución aprobada limitaba drásticamente las facultades de la corona y garantizaba a las Cortes el ejercicio del poder).
Se establecía la división de poderes (el legislativo residía en las Cortes, el ejecutivo en el gobierno y el judicial en los tribunales). Asimismo, el texto fijaba el carácter no confesional del Estado y contenía unas declaraciones de derechos y libertades civiles y políticas muy completas. Se abolía la pena de muerte y se incluía un amplio capítulo de derechos sociales (derecho a la educación) y económicos. La Constitución consagraba el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, reconociendo como leguas oficiales el castellano y las demás lenguas españolas en las Comunidades Autónomas correspondientes.
LA CRISIS DE UCD
La normalización democrática se completó en 1979, con la convocatoria de elecciones municipales con la victoria en las grandes ciudades del PSOE. Pero sorpresivamente en enero Adolfo Suárez tuvo que dimitir en enero de 1981. Entre los factores que pueden explicar su dimisión se encuentra, por un lado las diferencias dentro de su propio grupo, la UCD, con respecto a leyes como las del divorcio y la educación, problemas autonomistas, etc., además de especularse con posibles presiones del monarca.
EL 23 F
El golpe de Estado de Tejero. El desprestigio de Suárez aumentaba, en medio del malestar de los militares, alarmados ante el proceso autonómico que podía poner en peligro “la unidad de la patria”. El 23 de febrero de 1981, el día que se votaba la investidura del nuevo presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, un grupo de militares y miembros de la Guardia Civil, asaltó el Congreso de los Diputados (Tejero)- En el fracaso del golpe de Estado fue decisivo el mensaje de Juan Carlos I as través de la televisión. En este mensaje, el rey desautorizaba el intento golpista y ordenaba al Ejército que respetara el orden constitucional.
ELECCIONES GENERALES 1982
En las elecciones de 1982 cambiaba el panorama político español, iniciándose la hegemonía del PSOE que se prolongaría hasta 1996.
4. CONCLUSIÓN
La historia de los siguientes veintiséis años a la muerte de Franco ha conformado una nueva España constitucional, a la que se ha llegado tras una transición pacífica que ha acercado el país al modelo de las sociedades de nuestro entorno europeo y occidental. España vuelve a ser un país de sistema político constitucional, liberal-democrático, como corresponde a una sociedad avanzada.
La Transición constituye uno de los períodos más interesantes de nuestro pasado reciente. La incertidumbre de los primeros años dio paso luego a la esperanza, no sin sobresaltos, y a la consolidación en la actualidad de la democracia, aunque con problemas por resolver, como la definitiva organización territorial del Estado, el terrorismo, la precariedad laboral, el desempleo, el acceso a la vivienda, etc.




“Si la violencia es efímera y caduca, la memoria es perenne”
Sergio Guardeño Luque


UNIDAD 12. LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA LA MONARQUÍA DE JUAN CARLOS I A TRAVÉS DE SUS GOBIERNOS (1979-2000)
0. INTRODUCCIÓN
El 20 de noviembre de 1975 moría el general Francisco Franco y, según lo que establecían las Leyes Fundamentales del régimen existente, debía ser sucedido por el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, con el título de rey. Sin embargo, los acontecimientos se sucedieron de un modo muy distinto del que imaginaron quienes pretendían la continuación del franquismo sin Franco. El gobierno de Adolfo Suárez y la oposición democrática pactaron un proceso de transición política que comportó el desmantelamiento de la dictadura franquista y la instauración de un régimen democrático que quedó plasmado en la Constitución de 1978. Desde 1979 y hasta el presente, España ha atravesado cuatro etapas políticas distintas.
1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El hundimiento de la URSS en la última década del siglo XX pusieron fin a una época caracterizada por la bipolarización y por el enfrentamiento entre las dos superpotencias: la URSS y EEUU. Se empezó entonces a perfilar un nuevo orden internacional en el que Estados Unidos ha asumido el papel de única superpotencia y de árbitro de los destinos del mundo.
2. ANTECEDENTES
El primer gobierno de Adolfo Suárez (1977-1979) estaría marcado por la Constitución de 1978. La nueva Constitución establecía la división de poderes, fijaba el carácter no confesional del Estado, contenía unas declaraciones de derechos y libertades civiles y políticas muy completas, consagraba el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, etc. Por otro lado, la crisis general del capitalismo a partir del año 1973 (crisis del petróleo) generó un estancamiento económico en toda Europa, siendo las consecuencias especialmente graves para España (descenso de la producción aumento de precios, desempleo, etc.) que condujo a la firma de los Pactos de la Moncloa entre el gobierno y la oposición.
3. DESARROLLO DEL TEMA
A). UCD, 1977-1982
- El segundo gobierno de Suárez (1979-1981). Los resultados de las elecciones de 1979 dieron la victoria a la UCD (168 escaños de UCD frente a 121 del PSOE, el PCE quedaba muy distanciado con 23 diputados. Alianza Popular (AP) conseguía sólo 9 escaños. Esta segunda etapa de gobierno se va a caracterizar por:
a). Las posteriores elecciones municipales, celebradas el 3 de abril, primeras que se celebraban en el nuevo régimen, arrojaron un triunfo de la izquierda. Los grandes núcleos urbanos españoles pasan a ser regidos por la izquierda, al darse una coalición entre el PSOE y el PCE.
b). Reacomodación de los partidos políticos, donde desaparecen diminutos partidos. Se produce la reorganización de la derecha, con una nueva connotación reformista, popular y democrática; tiene lugar una reconversión del PSOE; la aparición dentro del PCE de una corriente renovadora, etc.
c). El desarrollo del modelo del Estado de las autonomías, esto es, la construcción de un Estado distinto del centralizado. Los mayores problemas le vinieron a Suárez con el estatuto de autonomía andaluza.
d). La crisis de UCD. Diversos factores explican esta crisis política:
- La brutal campaña terrorista de ETA que causó 77 muertos en 1979 y 95 en 1980.
- El consiguiente desasosiego en los círculos militares de extrema derecha que iniciaron contactos para la preparación de un golpe.
- El fin del consenso con el inicio por parte del PSOE de una dura campaña de oposición.
- La aprobación de los Estatutos de Autonomía del País Vasco y Cataluña a fines de 1979 y las consiguientes elecciones autonómicas que dieron mayoría a las fuerzas nacionalistas. Convergència y Unió de Jordi Pujol y el PNV.
- La crisis interna de UCD. Las disensiones y críticas internas en un partido que había nacido de forma artificial fueron minando poco a poco la posición de Suárez, a menudo enfrentado con miembros de su propio partido (Laudelino Lavilla)
e). El 23 F. En este contexto de parálisis política, de presiones y de profunda pugna por la ideología y las posiciones de poder se produciría la dimisión de Adolfo Suárez de la presidencia del gobierno y del partido (29-XII-80). Calvo Sotelo, dirigente de UCD, fue designado candidato a la presidencia. Al mismo tiempo se hace patente la desconfianza que sentía una parte amplia del Ejército hacia el nuevo régimen constitucional y la preocupación por lo que ellos creían peligros que se cernían sobre España. En este contexto se sitúa el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 (Tejero). El poder civil salía muy fortalecido del golpe y el prestigio y primacía de la Corona aún más. El año 1979 se inició un proceso de deterioro político que culminará con el golpe de estado frustrado en 1981
- El último gobierno de UCD: Calvo Sotelo (1981-1982). Calvo Sotelo gobernó sólo un año y medio en un período marcado por la descomposición de su propio partido, la aprobación de la Ley del Divorcio con una fenomenal oposición de la Iglesia y el escándalo del envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado. En mayo de 1982, con la oposición de los partidos de izquierda, España ingresó en la Organización del Atlántico Norte (OTAN). El PSOE prometió un referéndum popular sobre esta adhesión si ganaba las elecciones.
Desde el verano de 1981 hasta el otoño de 1982 la Unión del Centro Democrática termina por desintegrarse: creación dentro del grupo parlamentario de distintas tendencias, descalabro en las elecciones gallegas; éxodo de miembros del partido a otras formaciones políticas; nuevo desastre electoral en las autonómicas de Andalucía en febrero del 82, donde UCD pierde el 60% de los votos, etc.
En octubre de 1982, Calvo Sotelo convocó elecciones. Las elecciones generales celebradas de 1982 dieron el más profundo vuelco hasta el momento de la situación política española, al producirse una aplastante victoria del PSOE (202 escaños), el hundimiento de dos partidos la UCD y el PCE, y el ascenso como primera fuerza de la oposición de una nítida derecha, representada por Coalición Popular (106 escaños), nombre nuevo de AP, liderada por Fraga. Los nacionalistas de CiU y PNV se mantienen. Por primera vez en la joven democracia española, un partido obtenía la mayoría absoluta.
B). LA ETAPA SOCIALISTA, 1982-1996
Felipe González. Durante cuatro legislaturas, desde 1982 a la de 1996, casi catorce años, España va a estar gobernada por el PSOE con un gobierno presidido siempre por Felipe González. El PSOE ganará las elecciones en cuatro convocatorias sucesivas. En los tres primeras - 1982, 1986 Y 1989- con mayoría absoluta y en 1993 con mayoría relativa. Los diez primeros años de mayoría absoluta del PSOE en el poder fueron los más activos, para después caer en un perceptible declive.
Etapas de la época socialista. Dentro de los gobiernos socialistas se pueden establecer tres periodos de gobierno muy claramente diferenciados.
1). Primero se desarrolló un periodo de fuerte impulso reformista (1982-1986). Este periodo coincide con los años de mayor impulso reformista y de reorientación de la política del país, con una visión puesta en su incorporación plena a las instituciones supranacionales europeas (CEE y OTAN). Felipe González cambió radicalmente su discurso sobre la OTAN. La negativa al ingreso en la alianza militar occidental se tornó en apoyo. González mantuvo su promesa de convocar un referéndum y pidió el voto afirmativo a la permanencia en la OTAN.
El gabinete socialista aprobó un estricto plan de estabilización económica que implicó un proceso de reconversión industrial que llevó al cierre de muchas industrias obsoletas. Estas medidas provocaron el desconcierto entre las centrales sindicales, pero permitieron sanear la economía y prepararla para la recuperación. En materia social, hubo un aumento de la protección pero muy por debajo de la media de la UE, lo que colocará a los sindicatos en claro enfrentamiento con la política del gobierno. Otras medidas fueron la aprobación de la reforma universitaria, la LODE, que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años, y una despenalización parcial del aborto. En estos años acabó por diseñarse el mapa autonómico español con la aprobación de los diversos estatutos de autonomía.
2). Un periodo de orientación socio-liberal más conservadora (1987-1992). Esta segunda etapa estuvo marcada por un fuerte desarrollo económico que duraría hasta 1992. La economía española de este periodo se caracterizó por una economía de libre mercado sin trabas, la privatización de empresas como Endesa, Repsol, SEAT, etc., o la integración en los circuitos internacionales de los grandes negocios).
Este crecimiento se concretó una ambiciosa política de inversiones públicas en infraestructuras favorecida por la transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo sufragados por un sistema fiscal relativamente progresivo. Por primera vez se podía hablar de un Estado del Bienestar en España. El crecimiento económico y las medidas liberalizadoras del gobierno trajeron un aumento de las diferencias de riqueza entre los diversos grupos sociales. Los sindicatos CC.OO. y UGT organizaron una huelga general el 14 de diciembre de 1988. El país se paralizó y Felipe González tuvo que negociar la retirada parcial de su programa liberalizador.
En este periodo va a tener especial trascendencia la política de seguridad del Estado, centrada en la lucha antiterrorista, en las que se empleó en numerosas ocasiones medios ilegales desde el propio Estado (conexiones con los GAL y uso indebido de fondos reservados), con su correspondiente coste político.
3). Un tercer periodo de declive y estancamiento de la política socialista (1993-1996), que acabó con la salida del PSOE del gobierno en las elecciones de 1996. Este periodo de dificultades y de evidente declive, arranca de las elecciones que el PSOE gana sin mayoría absoluta (1993).
La nueva situación hace aflorar los males que se enquistaban en una política a largo plazo basada en la mayoría absoluta (control total del Parlamento) y descubre fenómenos, como el de la "corrupción" (centrada en cuatro tipos de actividades: financiación ilegal de los partidos, despilfarro presupuestario con beneficios para algunos, clientelismo en la administración a través del encargo de servicios a determinadas empresas o amigos y el cobro de ello, y, el uso del cargo público para enriquecerse de cualquier forma), que tuvieron como arquetipos a Juan Guerra y a Luis Roldán; todo esto hace perder credibilidad a una política y a unos políticos ya muy carente de iniciativas. La desideologización, el pasotismo y la incredulidad y decepción en la actividad política se instala en el consciente colectivo español, y pone al PSOE en una política a la defensiva.
A finales de 1992, por tanto, después de los acontecimientos conmemorativos e internacionales que habían tenido lugar en España -Expo de Sevilla, Olimpiada de Barcelona, presidencia semestral de la UE-, el gobierno del PSOE parecía agotado. Este periodo último acaba con el cambio de gobierno que traen las elecciones de 1996.
C). LA ETAPA DEL PARTIDO POPULAR,
Las elecciones de 1996. El Partido Popular consiguió una victoria simple, liderado por José Mª Aznar, por lo que necesitó para gobernar del auxilio de un partido bisagra. De nuevo, al igual que en la etapa anterior con el PSOE, ese partido fue CiU, la agrupación de los catalanistas de derechas.
Aznar centró sus esfuerzos en implementar una política económica ortodoxa que redujera el déficit público y reactivara la actividad económica privada. El gran objetivo era cumplir los denominados criterios de convergencia (inflación, deuda, déficit...) establecidos en el Tratado de Maastricht de 1991 y que una vez alcanzados permitirían a España unirse a la nueva divisa europea, el Euro. La política económica fue un éxito. La actividad económica se reactivó, el paro descendió de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España participara en el nacimiento del Euro en 1999. Las cifras de desempleo cayeron año tras año de forma notable, pasando entre 1996 y 200 del 24 % de la población activa a menos del 16 %. Por otro lado, los escándalos que habían sacudido la vida política quedaron como un asunto del pasado y las amenazas de retorno de la derecha al poder (utilizadas electoralmente por los socialistas) se esfumaron en buena medida.
El terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP en el ayuntamiento vasco de Ermua, Miguel Ángel Blanco.
Todos estos elementos, unidos a los graves problemas internos que sacudieron al PSOE tras la dimisión de Felipe González como Secretario General de su partido, hicieron que el Partido Popular lograse una holgada mayoría absoluta en las elecciones generales de 2000. El nuevo siglo se inició con una mayoría absoluta del PP en las Cortes.
CONCLUSIÓN
El segundo gobierno de José María Aznar estuvo marcado por la participación de España en la guerra de Iraq y los posteriores atentados del 11 de marzo en la estación de Atocha de Madrid. La inesperada victoria del PSOE en las elecciones de marzo del año 2004 llevó al poder a José Luis Rodríguez Zapatero. La primera etapa del gobierno socialista se caracterizó por la retirada de las tropas de Iraq, la promoción de la Alianza de Civilizaciones, la legalización del matrimonio homosexual, la ley de dependencia, la ley de igualdad, la ley antitabaco, el alto el fuego con ETA, la reforma de los Estatutos de Autonomía, etc. La segunda etapa de gobierno socialista estaría marcada por el fin del alto el fuego con ETA y, especialmente, por la crisis económica mundial que provocaría en nuestro país el aumento del desempleo y la parálisis de nuestra economía.





“No sabes a ratos que postura tomar, al fin tomas la de la esperanza que no se pierde nunca”.
Miguel Hernández

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