viernes, 26 de marzo de 2010

NOTAS EXÁMENES JUEVES 25 ABRIL SEGUNDO BACHILLERATO B

- MARINA CUBO 7.3
- JOSÉ MARÍA RAMÍREZ 7.2
- MÓNICA RÍOS 9.2

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martes, 23 de marzo de 2010

NOTAS EXAMEN FINAL 2BACH B

- SERGIO ALARCÓN 7.8
- ÁNGELA BURGOS 9.3
- MIGUEL BONILLA 5.5
- CORINA FERNÁNDEZ 7
- ISABEL GALLEGO 6.65
- CRISTINA GARCÍA 8.4
- MELINDA GARCÍA 9.3
- MARTA GARCÍA 5.9
- ANTONIO JIMÉNEZ 9.5
- VICTORIA LÓPEZ 7.9
- RICARDO MAZA 6.8
- ANTONIO MORENO 6.5
- MARÍA PÉREZ 5.5
- MAITE SANTOS 6.4
- ALEJANDRO SIERRA 4.6
- MARINA SOLANO 6
- VICTORIA SOLANO 5.95
- MARTA YESA 8

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sábado, 13 de marzo de 2010

NOTAS EXAMEN BACHILLERATO A SEGUNDO PARCIAL SEGUNDA EVALUACIÓN

- JULIA ARAGÓN 5
- ANTONIO BONILLA 9
- MARTA BRAVO 6.25
- ESPERANZA CORTÉS 6.7
- MICAELA DÍAZ 6.4
- MANUEL FERNÁNDEZ 7.5
- NEREA GARCÍA 3.7
- MELISSA GARCIA 8.8
- JUANMA GARCÍA 8.15
- ALEJANDRO GARCÍA 6
- BEATRIZ GUILLÉN 6
- ALBERTO JURADO 5.8
- MARINA MADRID 8.6
- MARÍA MALDONADO 7.25
- BELÉN MARTÍN 4.7
- ANTONIO MARTÍN 3.1
- NATALIA ORTEGA 2
- ALBA PÉREZ 8.4
- LUIS MIGUEL POST 6.4
- PATRICIA PÉREZ 5.45
- MARTA RAMÍREZ 4.3
- SANDRA RINCÓN 4.5
- MÓNICA RUEDA 5.3
- MARÍA RUEDA 4.5
- SARAY RUEDA 7.8
- JENNIFER SOLANO 3
- ALBERTO TORRES 7.6
- ESPERANZA TIRADO 7.3
- MARÍA ZEA 3.1

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sábado, 6 de marzo de 2010

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UNIDAD 11. LA INSTAURACIÓN DE LA II REPÚBLICA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1931.
0. INTRODUCCIÓN
El nuevo régimen republicano fue recibido con un gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio radical en España. Se abría la oportunidad de crear un marco de convivencia democrática, modernizar las estructuras del Estado e iniciar un amplio programa de reformas económicas y sociales. La República nacía dentro un contexto de esperanzas de cambio, pero, la nueva República tuvo que enfrentarse pronto a una serie de conflictos sociales (huelgas), a la creciente antipatía de empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición de parte de la jerarquía católica. A su vez, una parte de la izquierda también abandonaría a la República.

1. CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL
El periodo situado entre la IGM y la IIGM constituye una de las épocas de mayor inestabilidad. Los rencores políticos derivados de Versalles, la crisis económica de 1929 y el triunfo de la Revolución soviética supusieron elementos de desestabilización social derivado de los deseos revolucionarios del proletariado y del temor de las clases conservadoras. Todo ello comportó en muchos casos la aparición de regímenes autoritarios y el retroceso de los democráticos.
2. ANTECEDENTES
La oposición a la dictadura de Primo de Rivera y a la propia monarquía de Alfonso XIII se manifestó en la firma del Pacto de San Sebastián en 1930 por parte de republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE. En febrero de 1931 se constituía el último gobierno de la Monarquía presidido por el almirante Aznar, que asumió el compromiso de convocar elecciones y de dar a las nuevas Cortes un carácter constituyente. Pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la Dictadura y las elecciones municipales del 12 de abril, se presentaron como una votación a favor o en contra de la Monarquía.
Las elecciones municipales del 12 de abril dieron un claro vuelco a la situación política del país. En las grandes ciudades, donde el poder de los caciques era menor, los republicanos obtuvieron el triple de votos que los monárquicos. Tras conocerse el resultado del escrutinio, el día 14, en Éibar, se proclamó la República y, a lo largo del día, también en otras ciudades españolas. Ante la nueva situación, Alfonso XIII suspendía la potestad real y abandonaba el país.
3. DESARROLLO DEL TEMA
EL GOBIERNO PROVISIONAL

En Madrid, los miembros del Comité Revolucionario republicano se dirigieron a la Puerta del Sol donde tomaron posesión del gobierno y proclamaron la República en medio del entusiasmo popular. Se formó un Gobierno Provisional en el que participaron la derecha liberal republicana (Miguel Maura y Alcalá Zamora), republicanos de izquierda (Azaña y Marcelino Domingo), republicanos radicales (Alejandro Lerroux, Martínez Barrio), socialistas (Largo Caballero, Prieto y Fernando de los Ríos), nacionalistas catalanes (Nicolau d´Olwer) y sectores republicanos galleguistas (Casares Quiroga). Fuera de la coalición quedaban la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y el obrerismo más radical (comunistas y anarquistas).
El Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes para junio. Paralelamente, decidió emprender con premura algunas de las reformas consideradas de extrema urgencia: reforma agraria, reforma del ejército, autonomías catalanas y vasca, etc.

LA CONSTITUCIÓN DE 1931
Las Elecciones de Junio de 1931. Las elecciones de junio dieron la mayoría a la coalición republicano-socialista y supusieron una aplastante victoria de las fuerzas de izquierda, mientras la derecha obtuvo una representación en las Cortes bastante menor a su fuerza real en la sociedad (los socialistas obtuvieron 114 escaños, mientras la derecha no pasó de 60). La nueva composición del Parlamento reflejó un cambio significativo en el panorama político del país, por primera vez, los partidos gobernantes dejaron de ser partidos de notables, a su vez, el Parlamento pasó a ser el centro de la vida política del país.
La Constitución de 1931. Las Cortes nombraron una Comisión constitucional encargada de elaborar un proyecto de constitución. La Constitución de 1931 tendrá un marcado carácter democrático y progresista, y definía al Estado español como “una República de trabajadores de todas clases”, resaltando así su voluntad popular.
La Constitución establecía los siguientes principios:
- El Estado se configuraba de forma “integral”, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones;
- El poder legislativo residía plenamente en las Cortes, constituidas por una sola cámara, el ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros y en el presidente de la República; el poder judicial se confiaba a unos jueces independientes;
- Se preveía la posibilidad de expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedades por causa de utilidad social, mediante indemnización, así como la opción de nacionalizar los servicios públicos;
- Presentaba una amplia declaración de derechos y libertades, extendida a temas económicos y sociales. Establecía el voto desde los 23 años y por primera vez se concedía el voto a las mujeres.
- Se declaraba la separación de Iglesia y Estado, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio. También expresaba la igualdad de todos los ciudadanos ante el derecho a la educación y al trabajo.
Sin embargo, la Constitución no consiguió la aprobación de todas las fuerzas políticas y evidenció las profundas discrepancias entre la izquierda y la derecha, sobre todo en lo referente a la cuestión religiosa y autonómica. Los sectores católicos más conservadores se opusieron a la no confesionalidad del Estado, mientras la derecha más centralista no aceptó una reforma de la estructura del Estado (contra las autonomías).
EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)
Programa de reformas. Entre 1931 y 1933, Manuel Azaña presidió un gobierno, integrado mayoritariamente por republicanos de izquierda y socialistas, que impulsó un programa de ampliación y profundización de las reformas iniciadas durante el gobierno provisional.
La reforma del ejército. Azaña impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y democrático, para lo cual se creía necesario reducir los efectivos militares, acabar con la macrocefalia, poner fin al fuero especial de los militares y asegurar su obediencia al poder civil. Por todo ello, se suprimieron algunos rangos tradicionales, se redujo el número de unidades y oficiales, se cerró la Academia Militar de Zaragoza, desaparecieron las Capitanías Generales, etc.
La cuestión religiosa. La República se propuso limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad española y secularizar la vida social. Estas intenciones quedaron plasmadas en la Constitución, que estipuló la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos, la supresión del presupuesto del culto y clero y la limitación de la posesión de bienes a las órdenes religiosas.
La Reforma Agraria. El gobierno era cociente de la urgente necesidad de emprender una reforma (Ley de Reforma Agraria, 1932) que mejorase la situación de los campesinos y permitiese poner fin al relativo atraso de gran parte de la agricultura española. El objetivo de la ley no era un cambio radical de la situación del campo ni una colectivización de la tierra, sino la expropiación de los latifundios y el asentamiento de campesinos, así como la mejora de los rendimientos del campo español
La reforma del Estado centralista (las autonomías). La Constitución de 1931 reflejaba el derecho a la autonomía. El régimen autonómico catalán fue aprobado en 1932 y contaba con un gobierno y un parlamento propios con competencias en materia económica, social, educativa y cultural, y se reconocía la cooficialidad del catalán. En el País Vasco fue aprobado un proyecto de estatuto (Estatuto de Estella) que no pudo ser aprobado hasta 1936, al igual que el gallego.
Reformas sociales. En el ámbito social el Estado se convierte en garante de los derechos sociales de las clases populares, promoviendo una legislación laboral que promueve la igualdad de condiciones: Ley de Contratos de Trabajo, seguros sociales, reducción de la jornada laboral, jurados mixtos, etc.
Reforma Educativa. El objetivo primordial era promover una educación liberal y laica y hacer del Estado el garante del derecho a la educación extendido a toda la población. Así se crearon 10.000 nuevas escuelas y el presupuesto de educación se incrementó en un 50%. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.
Adversarios del Bienio Reformista. Esta serie de reformas toparon con la resistencia y la oposición de los sectores conservadores que eran los más directamente afectados (Iglesia, Ejército, propietarios de tierras, organizaciones patronales...). Estos sectores se fueron agrupando en torno a diversos grupos: Acción Española, la CEDA (Gil Robles), Renovación Española, Comunión Tradicionalista, Falange Española (José Antonio Primo de Rivera), la JONS, la UME, etc. Haciéndose eco de este malestar, el general Sanjurjo protagonizó un golpe de Estado con la pretensión de forzar el viraje de la República a la derecha (agosto 1932), pero fracasó estrepitosamente.
Por otro lado, la impaciencia de los trabajadores frente a la lentitud y timidez de las reformas promovieron una oleada de conflictividad, alentada por la incidencia del paro y las duras condiciones de vida. En 1932 los anarquistas propiciaron una sublevación de mineros en el Alto Llobregat y en 1933 de campesinos en Casas Viejas, que fue duramente reprimida. A lo dicho añadir la quema de conventos llevada a cabo por grupos anarquistas.
A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente la crisis y el desgaste del gobierno. En estas condiciones, se convocaron elecciones en noviembre de 1933. Las elecciones generales de noviembre de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha. El nuevo gobierno orientó su acción política hacia el desmantelamiento de toda la obra reformista del bienio anterior. Los gobiernos se estructuraron alrededor de dos fuerzas políticas, el partido Radical de Lerroux, de posiciones netamente conservadoras, y la CEDA, con un programa que proponía la revisión de la Constitución y de la legislación social.
EL BIENIO CONSERVADOR (1933-1936)
La paralización de las reformas. En el campo se frenó la reforma agraria, fijándose la devolución de tierras a la nobleza. Los propietarios mostraron su voluntad de desquitarse de las reformas anteriores y los campesinos respondieron al empeoramiento de sus condiciones con numerosas huelgas. Por otro lado, se quiso contrarrestar la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para culto y clero y el intento de firma de un concordato con la Santa Sede. También se aprobó una amnistía para los sublevados con Sanjurjo en el 32 y para los colaboradores con la dictadura de Primo de Rivera. Por el contrario, la reforma militar siguió vigente, así como los cambios promovidos en materia de educación, aunque se redujo su presupuesto.
La revolución de Octubre de 1934. La entrada de miembros de la CEDA en el gobierno fue interpretada por las fuerzas de izquierda como un camino abierto hacia el fascismo y la reacción no se hizo esperar, especialmente en Asturias y Cataluña. En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social, con la formación de comités revolucionarios que sustituía a los ayuntamientos y al orden establecido.
La crisis del segundo bienio. Dos hechos marcarían el final del bienio reformista:
1). Las consecuencias de la revolución de octubre fueron notables. La dura represión unió a las fuerzas de la izquierda, hasta entonces divididas, contra la política del gobierno y en torno a un programa común que exigía en primer lugar la amnistía para los detenidos.
2). En 1935 tendrá lugar una importante crisis en el gobierno de Lerroux. El Partido Radical se vio afectado por una serie de escándalos de corrupción como el “caso del estraperlo” o como el asunto Nombela.
El clima político se enrareció y la falta de una mayoría parlamentaria que sustentase el programa de gobierno hizo imprescindible un relevo en el poder. Todo lo cual condujo a la convocatoria de nuevas elecciones para febrero del 36.
EL FRENTE POPULAR (1936)
Las elecciones de febrero de 1936. La vida política española quedó fuertemente polarizada y dividida entre derechas e izquierdas. Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, una coalición electoral basada en un programa común que defendía la aplicación de la legislación reformista del bienio progresista. Los partidos de derecha se coaligaron en el llamado Bloque Nacional, constituido por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas, y estaban en contra de las reformas. El resultado de las elecciones marcó una clara división: el Frente Popular obtuvo el 48% de los votos, mientras las derechas se hicieron con el 46.5%; la fuerzas de centro sólo obtuvieron un 5.4% de los votos.
El triunfo del Frente Popular. Manuel Azaña fue nombrado presidente la República (con la oposición de la derecha y de una buena parte de los militares), y Casares Quiroga, presidente del gobierno. El nuevo gobierno de izquierdas reanudó la política reformista. Los sectores más conservadores de la sociedad reaccionaron negativamente a los proyectos reformadores. Falange Española asumió un fuerte protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil y de crispación política. Fue el partido que recurrió de manera decidida a la violencia callejera, utilizando la “dialéctica de los puños y las pistolas”. Por otra parte, los sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones.
4. CONCLUSIÓN
El triunfo del Frente Popular no fue aceptado por los sectores más reaccionarios de la sociedad española, que iniciaron una conspiración contra la República. Entre los sectores más conservadores de la sociedad empezó a tomar cuerpo la idea de que el recurso al golpe de Estado era la única solución.
El asesinato del dirigente monárquico José Calvo Sotelo el día 14 de julio, como respuesta al asesinato anterior del teniente Castillo, anticipó los acontecimientos. La sublevación se inició en Marruecos el 17 de julio y el 18 se extendió a toda la Península. Se iniciaba de este modo una guerra civil que se prolongaría durante tres años.


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